La Virgen del Santo Cristo de Cataláin (Garínoain), la imagen de San Miguel de Aralar o la Virgen de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes en Tudela. Estas son algunas de la piezas artísticas ya escaneadas o replicadas en el ‘quirófano’ digital de una empresa navarra. Esculturas cuya policromía se ha desgastado, piezas de alto valor artístico que no se desean exponer al público para garantizar su protección…. En ligero polímero u hormigón. Hay distintos materiales disponibles.
La impresión 3D aterriza en el ámbito religioso para realizar reproducciones exactas de piezas únicas que, en su día, fueron diseñadas y modeladas a mano. Incluso permite recuperar la imagen original sin los desperfectos que haya acumulado por el paso del tiempo. Así se consigue, entre otras cosas, evitar la manipulación directa de la obra de arte, preservar el patrimonio histórico, aligerar el peso de las esculturas y reducir mucho los costes.
El escáner 3D captura la forma y las características físicas de un objeto real existente, a base de explorar su superficie y tomar medidas en ella respecto a unos puntos de referencia. Tras crear ese archivo digital, la impresión 3D o fabricación aditiva permite crear un objeto tridimensional mediante la superposición de capas sucesivas de un determinado material. Esta técnica hace posible producir piezas de elevada complejidad, a partir de los modelos digitales en 3D. Incluso se puede realizar la impresión 3D pulida, partiendo de una fotografía.
La empresa Onevoxel colabora con 3Dbide, compuesta por Iruña Tecnologías e Hirudi Sistemas 3D. Su actividad se centra principalmente en la producción y diseño de piezas industriales. Pero desde 2013 también trabaja en el mundo del arte y el patrimonio y ha desarrollado la reproducción de obras religiosas como una nueva línea de negocio. “Es un proceso mucho más limpio, ya que no es necesario tener contacto con las piezas para obtener una reproducción física con mucho detalle. Con el archivo digital se pueden fabricar las piezas en cualquier material”, explica a NavarraCapital.es Javier Echarte, socio fundador de Onevoxel, la única compañía foral que lleva a cabo esta clase de obras.
“Es un proceso mucho más limpio, ya que no es necesario tener contacto con las piezas para obtener una reproducción física con mucho detalle”.
En 3D se puede reproducir todo tipo de piezas e imágenes, utilizando para ello distintos materiales según las necesidades del proyecto. En el caso del arte sacro, “una diferencia clara respecto a la madera de la que están hechas muchas piezas religiosas es el coste. Su impresión en 3D es mucho más económica”, añade Echarte.
Por ejemplo, una escultura original de gran tamaño puede costar entre 7.000 y 9.000 euros, pero elaborada con impresión 3D ronda los 3.500. Eso sí, el precio varía dependiendo del tipo de obra y de los materiales empleados.
Una de las principales ventajas de este sistema es la capacidad de aligerar la pieza. “Por ejemplo, sería una fantástica idea extender la reproducción digital a los pasos de Semana Santa u otras imágenes para sacarlos en las procesiones“, precisa Echarte.
Además, con la impresión 3D se evita manipular la imagen original, lo que ayuda a conservarla mejor: “Muchas veces no se realizan copias porque, hasta ahora, había que hacer moldes directamente con la pieza y se podía dañar. Por ejemplo, nosotros digitalizamos a San Miguel de Aralar“.
“Sería una fantástica idea extender la reproducción digital a los pasos de Semana Santa u otras imágenes para sacarlos en las procesiones”.
La idea de imprimir obras religiosas en 3D nació a raíz de dos encargos del Colegio San Ignacio. Desde entonces, Onevoxel ya ha realizado doce. De hecho, tiene gran variedad de clientes: parroquias, instituciones gubernamentales, restauradores, particulares, etc.
Hay casos en los que la pieza original pasa a un museo y la réplica es la que queda expuesta al público. En otras ocasiones, simplemente se quiere obtener una copia digital ante cualquier eventualidad que pueda ocurrir en el futuro. “Cada cliente tiene sus propias necesidades y nosotros, gracias a estas tecnologías, nos adaptamos a la perfección”, señala.
DESDE EL ESCANEO HASTA LA POLICROMÍA
Uno de sus últimos proyectos ha sido para el nuevo centro ocupacional San Francisco, en Burlada: “Querían una réplica de una Virgen y no en un material cualquiera. Tenía que ser un material que resistiera sin ningún tipo de problema a la intemperie. Nos pusimos en marcha para ver cómo podíamos ayudarles y, después de darle unas cuantas vueltas, llegamos a la solución que consideramos que mejor se adaptaba a sus necesidades. Se realizó en hormigón”.
Para el proyecto de Burlada, primero escanearon la Virgen del Santo Cristo de Cataláin, tallada a inicios del XIII. “Gracias a la exposición Occidens, tuvimos la suerte de digitalizarla en una capilla de transición románico-gótica en la Catedral de Pamplona, un lugar maravilloso con excepcionales condiciones de luz y localización”, recuerda.
Posteriormente, se llevó a cabo el mecanizado en madera y por partes. En este sentido, otra de las ventajas es que la pieza se puede escalar al tamaño que el cliente quiera. De hecho, la imagen original tenía una altura de 80 centímetros y la réplica, de 1,30 metros.
Las piezas se pueden escalar al tamaño deseado por el cliente.
A continuación se elaboró un molde de silicona, uno de los pasos más complicados: “Estos moldes permiten obtener piezas de gran calidad y definición casi de cualquier objeto, teniendo en cuenta las debilidades y dificultades que representa cada uno para su ejecución“.
Para realizar la copia, vertieron hormigón dentro del molde. Una vez rellenado, dejaron que la pieza fraguara alrededor de una semana: “Por último, quedaba transportar a la Virgen a su futura casa. Se le preparó una base de acero corten y se colocó en la entrada del nuevo edificio”.
Actualmente, Onevoxel está reproduciendo la Virgen de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, en Tudela. A falta de la policromía final, se está realizando en PLA, un material muy común en la impresión 3D. En concreto, es un termoplástico biodegradable hecho a base de recursos renovables como el almidón de maíz o la caña de azúcar.
Además de usarse en la impresión 3D, se puede encontrar en implantes médicos, envases de alimentos o vajillas desechables. “En concreto, la finalidad de reproducir la imagen de Santa Ana es la de aligerar su peso, ya que la original es de yeso macizo y resulta demasiado pesada para sacarla en la procesión”. La impresión 3D se erige así en una excelente alternativa para proteger el patrimonio religioso y seguir disfrutando de él sin que haya peligro de que sufra daños, sea destruido o, incluso, robado.