La actividad de la multinacional Schmidt-Clemens Spain aumentó a partir de 2019, cuando el precio del barril de petróleo empezó a subir, ya que la firma está especializada en la producción de soluciones de acero inoxidable para las petroquímicas. Un crecimiento que, durante la pandemia, también se vio apuntalado por la caída de una gran firma que competía con ella en el mercado internacional. En estos momentos, la fábrica, ubicada en Murieta, está atendiendo «una gran cantidad de proyectos», por lo que se encuentra «al 100 %» de su capacidad. Y no solo eso: ya tiene cerrado «prácticamente el 50 % del presupuesto de 2022 con pedidos en firme».
A pesar de este contexto tan halagüeño, la compañía prevé cerrar 2021 «con cifras positivas, pero beneficios recortados». Las crisis de las materias primas y el transporte internacional han provocado que «materiales como el ferrocromo, que se utiliza para fundir acero inoxidable, hayan duplicado su precio». Al mismo tiempo, la crisis energética se agudiza: el gas supera los 100 euros por MWh, la electricidad rompe el techo de los 200 euros por MWh y el mercado de CO2 no baja de los 60 euros por tonelada.
Luis Arnedillo (Schmidt-Clemens Spain): «Los cambios que introducen esta ley nos supondrían un pago de 800.000 euros en seis meses, un aumento anual del 70 % sobre la factura de la luz».
En consecuencia, los costes de producción de la siderúrgica se han incrementado «un 20 %» este año, en el que está cumpliendo contratos que no tienen en cuenta este aumento porque se firmaron con anterioridad, explica el director gerente de la fábrica navarra, Luis Arnedillo, a Navarra Capital. Una tormenta perfecta a la que se añade la aplicación del Real Decreto 17/2021, aprobado por el Gobierno de España a mediados de septiembre, que supone un fuerte recorte de ingresos a las eléctricas, lo que amenaza con incrementar la factura energética a toda la industria navarra y española. «Según nos ha trasladado nuestra comercializadora, los cambios que introducen esta ley nos supondrían un pago de 800.000 euros en seis meses, un aumento anual del 70 % sobre la factura de la luz. Por el momento, sin embargo, no se ha formalizado ninguna subida a la espera de que el Gobierno central introduzca cambios en el Real Decreto», apostilla Arnedillo.
Este caso puede ser perfectamente extrapolable al grueso de la industria navarra. De hecho, algunas empresas «ya están asumiendo grandes pérdidas» por la misma razón por la que Schmidt-Clemens Spain se enfrenta a un fin de ejercicio con recortes en sus beneficios, indica a este medio Miguel Iriberri, presidente de la Fundación Industrial Navarra (FIN).
Miguel Iriberri (FIN): «Los contratos están hechos con precios previos a la agudización de estas crisis, y los costes de producción han aumentado en muchos casos entre un 15 % y un 20 %».
«Los contratos están hechos con precios cerrados y previos a la agudización de estas crisis, y los costes de producción han aumentado en muchos casos entre un 15 % y un 20 %. Y a esto se añade la inseguridad jurídica generada por este Real Decreto, que intenta arreglar con criterios estructurales el problema coyuntural de la energía e incide de lleno en la competitividad de la empresa española», añade.
Por poner un ejemplo, la Asociación de Empresas de Gran Consumo de Electricidad (AEGE) cifra la diferencia entre el precio de la energía en España y el de Francia en un 150 %, es decir, en casi 12 euros por MWh. En esta línea, Iriberri aboga por la implementación de otras medidas menos estructurales como el servicio de interrumpibilidad eléctrica, «ampliamente utilizado» por otros países europeos, para evitar precios más volátiles.
«Esta herramienta consiste en la disposición por parte de los grandes consumidores de energía (como la industria) de dejar de consumir energía para reducir la demanda y equilibrar el mercado. A cambio de ello, esas empresas reciben una retribución económica», concreta.
TENSIÓN EN LA CADENA DE SUMINISTROS
El presidente de FIN resalta que la Comunidad foral está preparada para afrontar la crisis energética «con mayor entereza» que otras comunidades autónomas: «Tenemos un contexto bastante bueno, fruto de nuestro sistema económico diversificado y del trabajo de toda la sociedad navarra. Por eso, contamos con una mayor capacidad de aguante ante estas situaciones, que se está poniendo a prueba ahora».
No obstante, las firmas navarras, al igual que el resto de las españolas, se enfrentan con preocupación a la pugna comercial por las materias primas. Iriberri ejemplifica este problema con la experiencia vivida por el sector de la construcción en el último año: «El precio del acero ha subido de una forma absolutamente enloquecida, duplicándose e incluso triplicándose desde 2020. Debido a la escasez de suministros, los proveedores subastan numerosas veces sus productos, por lo que el precio de las materias se multiplica sin que las empresas tengan capacidad de repercutirlo en el producto o servicio».
Los sectores de la mecatrónica, la automoción y la siderurgia se verán afectados por la crisis energética china, que tensiona aún más la cadena de suministros global.
Adicionalmente, los sectores de la mecatrónica, la automoción y la siderurgia se verán afectados por un nuevo factor que agrava la escasez de suministros: la crisis energética china. El gigante asiático ha impuesto en las últimas semanas recortes en la producción de ciertas materias como el acero, el cobre o el papel y algunos componentes como los semiconductores.
El Ejecutivo chino afronta de esta manera el aumento del precio de las energías, al mismo tiempo que supuestamente pretende cumplir sus objetivos en materia de emisiones de CO2. «Esta situación conllevará para las empresas navarras y para las demás un aumento en los precios, retrasos en las entregas y hasta problemas en la calidad de ciertos productos», advierte Iriberri.
Los efectos de la escasez de materias primas en España y en Navarra son todavía «muy incipientes» (desde el Gobierno central se espera que el problema se alargue, «por lo menos, un año más»). A este respecto, la mayor parte de la industria navarra aún no prevé parones en la producción, una medida que ya se ha aplicado en varias empresas como Volkswagen Navarra o SKF. «Pero esta resistencia para algunos puede ser de tres años y para otros de quince días. Depende del músculo económico y de la capacidad que tenga el sector o el producto en concreto de poder repercutir los sobrecostes a terceros», apunta.
Por eso, el presidente de la fundación pone en valor la importancia de la colaboración en el tejido industrial ante las circunstancias. «Si queremos tener las mejores condiciones, debemos aprovechar los recursos que tenemos al 100 % y compartir en todos los sentidos: en la logística, en el área comercial, en las infraestructuras… No es fácil poner a todos de acuerdo, pero desde la fundación lo estamos intentando y estamos consiguiendo resultados bastante buenos». En concreto, cita el caso de tres empresas de la región que están instaladas juntas en India, por lo que utilizan las mismas instalaciones administrativas y logísticas.
LA INFLACIÓN, UNA AMENAZA LATENTE
El aumento del precio de la energía espoleó el incremento de la tasa anual del Índice de Precios de Consumo (IPC) hasta el 4 % en el mes de septiembre, la más alta en los últimos trece años, según recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE). Así, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, solicitó este lunes al Gobierno español «evitar medidas, como vincular de forma automática determinadas partidas de gasto a la evolución del IPC, y que pueden terminar alimentando adicionalmente el actual proceso inflacionista».
El proceso inflacionista latente a las crisis tendrá un impacto en el coste del dinero, por lo que se podría «encarecer aún más el producto en el mercado», advierte Iriberri.
En ese contexto, firmas como Schmidt-Clemens Spain se preparan ante el inminente aumento de la inflación y de los costes de producción para los siguientes años y ya están presupuestando los proyectos que reciben en la actualidad con precios ajustados a las circunstancias actuales. El objetivo, «no perder competitividad» frente a otros países, especifica Arnedillo.
«La inflación está subiendo globalmente. Y los mecanismos implementados en este sentido por la Unión Europea, como los créditos a coste cero e incluso con valores negativos, tendrán que quitarse en algún momento, que ya se ha empezado a discutir. El coste del dinero, que también es importante para calcular el precio de producción, se verá afectado y constituirá otro factor de encarecimiento del producto, ya que las empresas tendrán que pagar la financiación de terceros», remata Iriberri.
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