Comenzamos preguntándole por las causas de su lealtad a Eroski. «La empresa tiene que conseguir unos resultados, lógico, pero lo que me motiva es que aquí todos somos uno, que el valor más importante de esta empresa es la persona«. Más argumentos: «Es un trabajo, pero puedo compararlo con mi familia. Discutimos, pero es para sacar algo adelante entre todos, es información, es comunicación, es conocimiento… Creo que es el mundo cooperativo. Es diferente y engancha». Quizá mostramos cierta incomprensión porque, tras una breve pausa, prosigue su argumentación. «Es una forma de trabajo diferente, la relación con los equipos y los mandos… Hay que vivirlo, es difícil contarlo».
Intentamos rasear el balón interesándonos por una posible tentación de trabajar en otro lugar, o si ha tenido ofertas para hacerlo. Responde que sí le han propuesto otros empleos. «Pero prácticamente ni he escuchado las ofertas. Tengo tan claro que es este proyecto en el que creo que no me atrae nada de fuera«. Aprovecha la ocasión para exponer más razones de su vinculación a Eroski: «Hay otras cosas dentro de nuestra cooperativa, por ejemplo cómo ponemos al cliente por delante. El socio consumidor está en los órganos de decisión de manera paritaria con los socios trabajadores, seis y seis. Eso hace que no solo pienses en la consecución de un resultado, sino también en la satisfacción del que está contigo, sea compañero de trabajo o cliente».
«Los cambios en los hábitos de consumo son constantes y cada vez más rápidos. Evolucionan casi casi cada día».
Resulta llamativo que la atracción de Anabel Zariquiegui por Eroski se remonte incluso a antes de que formara parte de la cooperativa. Para demostrarlo vamos a retroceder unos cuantos años, y ya puestos, hasta su infancia. Si alguien puede presumir de ser una PTV es ella. Vivía en la calle Mayor de Pamplona y forma parte de una familia muy conocida en la ciudad, ya que su padre fue Daniel Zariquiegui, un popular árbitro internacional de fútbol que colgó el silbato en 1970 con un récord de partidos de Primera División. Récord que, por cierto, tardó 39 años en ser batido. Abrió una tienda de artículos deportivos en la propia calle Mayor, que sigue abierta. Pensamos que quizá por eso estudió Empresariales, para incorporarse al negocio. Pero su risa nos hace ver que estamos equivocados: «Cuando llegó el momento de elegir no sabía si hacer Filosofía, Química o Empresariales. Descarté Química porque tenía que ir a Zaragoza y no me apetecía. Y Filosofía porque, aunque me gustaba, iba a tener que estudiar mucho y esa vía tampoco me apetecía. Así que me quedé con lo que me pareció lo más dinámico, Empresariales».
Hizo la diplomatura en la escuela de la calle Navarrería y los dos años de la licenciatura en Bilbao. Cuando terminó los estudios, su hermano mayor, Francisco Javier, ya estaba al frente de la tienda, así que empezó a buscar trabajo y consiguió un empleo para dar cursos de finanzas a desempleados en el INEM.
«Justo cuando iba a empezar hice dos entrevistas de selección en Eroski y Caja Laboral (Laboral Kutxa). Me admitieron en Eroski y en Caja Laboral me faltaba el último paso, pero les llamé para decirles que me iba a Eroski». En aquel momento no era ni cliente de la cooperativa, pero le atraía ese mundo «desde que, siendo pequeña, íbamos en verano a Fuenterrabía y comprábamos en Pryca o Mamut, que eran los únicos hipermercados que había entonces».
«Cuando terminó el proceso de selección y me ofrecieron trabajar en el híper que Eroski iba a abrir en Pamplona fui al INEM y renuncié al contrato sin empezar a dar el curso«. Técnicamente, el de Eroski no fue su primer empleo, porque estuvo dada de alta en la Seguridad Social por el INEM un día. «Se ve que acerté porque llevo 31 años», dice con una sonrisa de satisfacción.
«Ni he escuchado las ofertas de otras empresas. Tengo tan claro que es este proyecto en el que creo que no me atrae nada de fuera».
Comenzó como responsable de la sección de textil, luego pasó a la jefatura del área de frescos y, en 2001, se hizo cargo de la gerencia del híper de Usurbil. ¿No le asustó asumir esa responsabilidad con una experiencia todavía escasa y siendo tan joven? «Ya sabía que tenía todo el apoyo del equipo que estaba allá, que era del que iba a aprender, y de mis mandos directos. Así fue y no hubo ningún problema». Dos años después regresó, ya como gerente, al híper Iruña, del que sigue al frente después de que, en 2016, asumiera la dirección regional de los hipermercados. En total, trece establecimientos ubicados en Guipúzcoa, Navarra, La Rioja y Málaga. También está en el Consejo Rector de la cooperativa desde hace seis años, tras ser reelegida. En Navarra son en torno a 1.600 los trabajadores de Eroski, sumando los de las agencias de viajes y de las tiendas Forum Sport.
Ha tenido que gestionar momentos complicados y lo ha hecho con pragmatismo: «Si hay una crisis que hace que se reduzca la actividad, tienes que ser capaz de reaccionar, de trabajar con los medios que tienes de una manera diferente y saber cómo ajustar ingresos y gastos».
Su labor ha merecido el aplauso de la Asociación de Mujeres Empresarias y Directivas de Navarra (AMEDNA / NEEZE), y Navarra Capital la incluyó entre los líderes empresariales del año 2016. Unos reconocimientos «que se agradecen y sorprenden, porque yo me considero un pequeño eslabón de una gran cadena y no hago nada muy diferente de lo que cada uno hace en su puesto de trabajo».
ADELANTADOS A SU TIEMPO
Antes incluso de que en el mundo empresarial se empezara a hablar de ellos, conceptos como consumo ‘kilómetro cero’, RSC, paridad o conciliación ya formaban parte del ADN de Eroski. «Son esas diferencias las que, como decía antes, te enganchan. Intentas ayudar a que el pequeño productor local pueda seguir con su modo de vida y en su pueblo. Tenemos varios que nos abastecen desde 1977, y está esa preocupación por el bienestar del consumidor, la sostenibilidad o la salud ¡que se contempla en nuestros estatutos!». Añade que, desde la inauguración del híper, todos los excedentes aprovechables se han entregado a las Hermanitas de los Pobres y al Banco de Alimentos. «Es que no podemos desvincularnos de la sociedad, no somos una empresa que busca la rentabilidad a toda costa, es nuestra forma de ser». Ese perfil visionario les llevó, hace veintidós años, a ofrecer al consumidor bolsas de rafia reutilizables y reciclables para que las utilizara en lugar de las habituales de plástico «cuando el medio ambiente no importaba a casi nadie».
«En Eroski no hay diferencia alguna entre mujer y hombre. Eso de la paridad y la igualdad es una conversación en la que no perdemos un minuto».
Lo mismo podría decirse, y con más razón, sobre la paridad: las mujeres están en casi el 75% de sus puestos directivos y suman cerca del 90% de la plantilla. En el libro que se editó en 2019 con motivo del 50 aniversario de la cooperativa, se contaba que las primeras trabajadoras de la firma debían contar entonces con la autorización de su marido. Por suerte, eran otros tiempos… «Visto desde ahora casi da risa, por lo ridículo». Habrá quien tal vez diga que ese casi 90 % se debe a que muchas mujeres ejercen como cajeras. Una observación que Anabel rebate. «Cuando entras, desde el minuto uno no hay diferencia alguna entre mujer y hombre. Es el puesto el que tiene unas funciones, unas retribuciones, unas responsabilidades y unos derechos. Eso de la paridad y la igualdad es una conversación en la que no perdemos un minuto. ¿Paridad? Lo que hay que hacer es buscar a las personas más adecuadas para cada puesto, y en cuanto a lo que decís de las cajeras lo cierto es que a la gente joven le gusta y en las entrevistas de trabajo lo piden».
De hecho, asegura que «muchas cajeras son de toda la vida». «Quizás han tenido otras aspiraciones profesionales o la posibilidad de irse a los competidores que han abierto desde entonces, pero se han quedado porque conocen a los clientes desde hace veinticinco años. Eso da confianza al consumidor y crea un vínculo, no es que se hagan amigos pero vaya», remacha al tiempo que destaca cómo la relación entre la dirección y la plantilla y de quienes trabajan en la cooperativa entre sí también es muy próxima. «Todos hablamos de todo con toda normalidad. Hay una jerarquía que respetar, pero queda al margen cuando sales del ámbito estrictamente profesional», insiste nuestra entrevistada, que también nos informa de los encuentros periódicos donde la dirección informa y puede ser preguntada por la plantilla sobre cualquier asunto relacionado con la firma.
LOS PRECIOS
A lo largo de sus 31 años en la cooperativa, ha sido testigo de los cambios en los hábitos de consumo. «Son constantes y cada vez más rápidos. ¡Buf! Evolucionan casi casi cada día. Influye la diferente composición de las familias, el tipo de alimentación, la preocupación por el medio ambiente, por la sostenibilidad y lo local…». Para adaptarse, Eroski, que siempre ha dispuesto de un gran surtido de artículos, ha tenido que ampliar aún más su oferta «porque el consumidor quiere cubrir más necesidades cuando viene a hacer la compra y que esta sea más cómoda». «Por eso es tan importante el contacto con los clientes y por eso están presentes en el Consejo Rector». También ha cambiado la forma de comprar. «Cada vez se hace más online. Nosotros ofrecemos hasta 15.000 referencias en alimentación y frescos con múltiples opciones y somos los únicos que llegamos hasta el pueblo más recóndito de Navarra. ¿Eres de Amaiur o de Valcarlos? Pues te llevamos la compra».
La notable subida de los precios en la mayor parte de los productos, fruto de la inflación desorbitada que marca la economía actual, está haciendo que la gente «mire más lo que gasta». «Estamos intentando contenerla al máximo, no repercutimos directamente en el precio el encarecimiento del producto y de las materias primas. Si fuera así, no sé de qué precios estaríamos hablando», aclara Anabel con un rostro que refleja preocupación. «Lo de la luz ha sido… terrible. Basta con pensar en las cámaras frigoríficas y muebles de refrigeración, en marcha las veinticuatro horas».
El compromiso de la cooperativa con la clientela se extiende a toda la sociedad. «Allá donde estamos intentamos aportar algo. De lo que nos llega a través de nuestros consumidores devolvemos una parte: apoyamos las Javieradas, patrocinamos la Semana de la Exaltación de la Verdura desde sus orígenes, estamos en San Fermín en un montón de actos… También en pequeños eventos, como la carrera de solidaridad de 2º de bachiller del Instituto de Zizur». En su modesto despacho tiene un cuadro con una camiseta de Osasuna, equipo con el que Anabel Zariquiegui está doblemente vinculada: a través del convenio firmado por Eroski con su fundación y personalmente, porque su padre formó parte durante veintitrés años de la directiva del club, del que además fue delegado. No podemos despedirnos sin curiosear sobre cómo llevó aquello de ser hija de una persona tan popular: «Pues con mucha normalidad. No teníamos conciencia de formar parte de una familia más conocida que las demás. No nos dimos cuenta hasta 1999, cuando falleció, por los apoyos que recibimos y el reconocimiento que se hizo de su figura».