martes, 7 mayo 2024

Las discomóviles suenan con más fuerza que nunca en las fiestas de Navarra

Los propietarios de tres negocios explican a Navarra Capital el crecimiento que ha experimentado su sector este verano. Por ejemplo, el número de localidades a las que acudió Factoría DJ entre julio y agosto aumentó un 50 % con respecto a 2022; el de Navarfest, un 30 %; y Bámbola se desplazó a más de cien pueblos. El intrusismo es una constante, lo que provoca que el margen de beneficio sea bajo y haya grandes oscilaciones en los precios.


Pamplona - 8 septiembre, 2023 - 06:00

Las discomóviles tienen un margen de beneficio muy pequeño a causa del intrusismo. (Foto: Víctor Ruiz)

Llevan los últimos hits de la industria musical a las fiestas de los pueblos. No importa el tamaño de la localidad ni la edad de los vecinos, su repertorio es tan amplio que incluye desde rancheras hasta éxitos de reguetón. Quizás por eso, sumado a sus económicos precios, ha disparado su actividad desde el fin de la pandemia. «El balance de este verano ha sido positivo», atestiguan a Navarra Capital tres propietarios de este tipo de negocios.

Entre julio y agosto, Rodrigo Gil, dueño de Factoría DJ, trabajó en diecinueve municipios navarros junto a su equipo, un 50 % más que el año pasado. Por su parte, David Elizalde, CEO de Navarfest, aumentó un 30 % el número de municipios con respecto al año pasado. Y el fundador de Bámbola, Mikel Sevillano, confirma que su firma se desplazó a más de cien pueblos en estos meses veraniegos.

Los servicios de las discomóviles son variados, e incluyen también las bodas y eventos corporativos. En el caso de Factoría DJ, las primeras concentran el 80 % de su actividad. «En Bámbola podemos dar todos los servicios para montar un evento de manera integral. Contamos con numerosos recursos, además de un servicio de contratación de artistas», apostilla Sevillano.

Las orquestas híbridas son una tendencia emergente en el sector

El intrusismo es una constante en este sector, lo que provoca que el margen de beneficio de las compañías sea, según Elizalde, muy bajo. Y no solo eso, los precios experimentan grandes oscilaciones, ya que pueden ir desde los 200 a los 3.000 dependiendo del servicio: «Cualquiera puede comprarse altavoces y varias luces. Y siempre hay alguien que lo hace más barato. Tienes que ajustar mucho el precio para que te llamen. La gente no mira la calidad, sino el importe, y que haya música», remarca.

La movilidad también es un factor a tener en cuenta. Elizalde cuenta con un par de furgonetas, por lo que su equipo solo puede trabajar en dos lugares a la vez. En caso de que quisiera alquilar un vehículo más, «aumentaría el coste y, por tanto, el precio final». Así mismo, Factoría DJ posee una camioneta por cada empleado (cinco en total), mientras que Sevillano gestiona cuatro de diferentes tamaños. «Nuestra gestión es muy milimétrica. Agendamos con tres o cuatro meses de anterioridad, cuadrando horarios y teniendo en cuenta nuestros recursos. Así, hemos podido hacer hasta dos bolos en el mismo día», comenta el CEO de Navarfest.

NUEVA TENDENCIA

Junto al boom de las discomóviles, ha comenzado a irrumpir una nueva tendencia en el sector: las orquestas híbridas, compuestas por un DJ, que pone la base; el o la cantante; y, en algunos casos, bailarines. De hecho, añade Gil, es un modelo que ya han utilizado artistas reconocidos como Rosalía.

Desde Navarfest lamentan que, tras la pandemia, en algunos pueblos han sufrido lanzamientos de hielos, desconexión de cables, golpes a las propias camionetas…

A la hora de aceptar una propuesta, en Navarfest tienen en cuenta el carácter del público. Elizalde lamenta que, tras la pandemia, se topan con algunas personas que no respetan su trabajo: lanzamientos de hielos, desconexión de cables, golpes a las propias camionetas… De ahí que su compañía prefiera acudir a pueblos más pequeños, donde los vecinos se conocen más. «Nos encontramos indefensos. La policía está a otra cosa, y nos están mermando y cansando bastante. Estaría bien hacer una campaña de concienciación, donde la sociedad vea qué supone nuestra labor», resalta el CEO de la empresa.

Gil también ha observado un importante cambio en el público. Antes, el repertorio solía ser más variado, con el fin de agradar a los vecinos de todas las edades. Pero, en estos momentos, los más jóvenes a menudo solo participan cuando suena la música que a ellos realmente les gusta. «Solo quieren poner su música todo el rato. Y eso nos supone un problema. Hay pueblos en lo que hemos estado con diez o quince personas, pero el ayuntamiento nos dice que ya tenía previsto que ocurriera», constata.

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