jueves, 28 marzo 2024

Las hienas ante la empresa familiar

El autor defiende la necesidad de establecer una cultura preventiva, en torno a un buen protocolo familiar, para que, llegado el momento, la sucesión se ejecute evitando conflictos innecesarios y asegurando la continuidad de la empresa.


Pamplona - 12 junio, 2019 - 06:00

Arturo del BurgoHay una famosa escena de la película El Rey León en la que el padre, el flamante Mufasa, contempla la extensión de sus dominios junto a su hijo Simba, prometiéndole que algún día él sería dueño y señor de los mismos. Una escena que, sin la banda sonora ni la espectacular sabana africana, se reproduce en infinidad de empresas familiares donde la primera generación sueña con transmitir a la segunda lo que con tanto esfuerzo y dedicación ha construido. Y al igual que en la película, donde el hermano del Rey se subleva y termina lanzándole a las hienas, la sucesión en la empresa familiar puede ser un auténtico hervidero de problemas si no se gestiona correctamente.

Aunque no seamos conscientes de ello, la mayor parte de las empresas que nos rodean son de carácter familiar. Según el Instituto de Empresa Familiar, existen en nuestro país 1,1 millones de estas empresas, ni más ni menos que el 89% del total de compañías (en Navarra es algo inferior, un 86,1%); generan 6,58 millones de puestos de trabajo y aportan el 57,1% del PIB generado por el sector privado. Y dentro de este enorme volumen de entidades, nos encontramos desde grandes grupos empresariales (El Corte Inglés, Mercadona, Inditex, Gestamp…) hasta pequeños comercios y negocios.

Existe mucha literatura en torno a las preocupaciones y retos que tiene la empresa familiar, si bien lo cierto es que básicamente son los mismos que cualquier otra compañía. Crecer y posicionarse en su sector, desarrollar su proyecto empresarial, consolidar un equipo humano, invertir en innovación, ofrecer un producto o servicio de calidad, crear empleo, forjar una estrategia de futuro y por supuesto ganar dinero. Hasta aquí, nada nuevo, ninguna diferencia con cualquier otra compañía forjada por personas sin ningún vínculo familiar.

Empresa y familia es una magnífica combinación, pero no hay mayor desgracia para unos padres que ver a sus hijos enfrentados por un proyecto empresarial

Es en el deseo de que dicho proyecto se transmita a la familia, en el sueño de que los herederos puedan seguir ganándose la vida en la misma empresa, donde encontramos la diferencia. Y precisamente la mayor dificultad a la que deben hacer frente es articular ese deseo, pues se topa con dos problemas fundamentales: gestionar las relaciones entre familia y empresa, y organizar la sucesión generacional. A partir de ahí, todo un decálogo de los eventuales conflictos a los que hacer frente en el día a día: disputas por las preferencias personales que puedan existir, diferencias generacionales en la visión del negocio, organigramas confusos sin responsabilidades claras, falta de delegación… MENTOR-DISCIPULO-RELEVO-GENERACIONAL

Para evitar incluso que estos problemas lleguen a producirse, este tipo de compañías suelen recurrir a la suscripción de un Protocolo Familiar, un acuerdo marco que recoge de forma preventiva la solución de cualquier tipo de eventualidad que pueda surgir en el devenir de la compañía con motivo de la entrada de familiares. Los tipos de protocolos son tantos y tan variados como empresas existen, y determinan (con mayor o menor complejidad y claridad, en función de cada caso) unas mínimas reglas de juego que permita gestionar las relaciones profesionales y familiares.

LA PREVISIÓN, FACTOR CLAVE

Reglas que pueden ser además de obligado cumplimiento, como ha quedado determinado recientemente. La Dirección General de Registros y del Notariado en Resolución de 26 junio de 2018 aceptó que en los estatutos sociales de las compañías pudieran incluirse como prestación accesoria el cumplimiento de un protocolo familiar elevado a escritura pública. De este modo, no estaríamos ante un mero acuerdo de intenciones sino ante un verdadero reglamento de obligado cumplimiento. EMPRESA FAMILIAR-SUCESION

Un buen protocolo familiar debiera servir de base para preparar el terreno, contar con una solución que evite el conflicto antes de que estalle e impedir que la empresa caiga en manos de las hienas

Estos protocolos vienen también a prever la sucesión generacional en la propia empresa. No en vano estamos ante un acontecimiento crucial que, en caso de ser mal gestionado, no solo puede poner fin a un exitoso proyecto empresarial, sino que puede conllevar también una ruptura familiar. Existen abundantes casos de empresas que no sobreviven a la segunda o tercera generación por una mala gestión de los herederos, o de entidades cuyos miembros familiares terminan enzarzados en amargos procesos judiciales. Las hienas, lo peor de cada uno, acaba por desgracia asomando en dichas situaciones, llevándose al traste tanto la familia como el proyecto profesional.

Sin duda y pese a todo, familia y empresa es una magnífica combinación. No hay mayor satisfacción para un empresario que ver crecer su proyecto de la mano de sus hijos; pero al mismo tiempo, no hay mayor desgracia para unos padres que ver a sus hijos enfrentados por dicho proyecto. Para ello, es crucial preparar el terreno y contar con un plan adecuado que evite el conflicto antes de que estalle. Una cultura preventiva que está cada vez más arraigada, garantizando así una buena salud y próspero futuro a la empresa familiar, alejándola del miedo a caer en manos de las hienas.

Arturo del Burgo
Socio de ECIJA ABOGADOS

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