Los 110 puestos de la Taconera, el Bosquecillo y Recoletas también se han teñido de blanco y rojo este año. Y es que su diseño se ha homogeneizado después de que el anterior equipo de gobierno municipal, presidido por Enrique Maya, adjudicara a Eventos Zunzarren su suministro y montaje para estas fiestas. Aunque casi todos los artesanos consultados se muestran favorables a la iniciativa, hay quienes critican cómo se ha llevado a cabo el cambio y reclaman algunas mejoras de cara a 2024, que el Ayuntamiento de la capital navarra está dispuesto a estudiar.
Hakim Farrag: “Había que mejorar la imagen de los puestos. En varias ciudades distintas ya se había hecho”
Hakim Farrag, que comercializa artesanías egipcias, aplaude la medida. “Desde siempre la habíamos solicitado y querido. En varias ciudades distintas ya se había hecho y conseguimos que también se aplicara aquí”, defiende.
Entre otras cosas, subraya cómo ha mejorado la imagen de los puestos, algo “que había que hacer en Pamplona“. Y aunque ha visto algunos errores en la ejecución, espera que “poco a poco” se solucionen. “No se puede hacer todo a la vez”, sentencia para apostillar a continuación que este año ganará “un poco menos” por el incremento de la inversión inicial.
Catalina Pérez: “Nunca llueve a gusto de todos, y cada uno tenemos nuestras quejas. Pero yo estoy convencida del cambio”
Opuesta es la visión de Liliana Tello, que hace una “fatal” valoración del proceso. Desde hace más de veinticinco años, Tello viaja a la capital navarra para vender souvenirs: “Esto no hace ningún favor al autónomo. Se encarece todo más”.
En su caso, la inversión final “ha superado los 3.000 euros”. “Hago un esfuerzo sobrehumano. Tengo que trabajar todo el verano para poder venir a los Sanfermines. Como siga este sistema, las fiestas se quedarán sin vendedores”, lamenta.
La lectura de José Luis Ortega es bastante similar. Él viene desde Logroño para vender complementos de piel como carteras y cinturones. “Siempre hemos tenido doce metros cuadrados de puesto y, a veces, nos sobraba un poco. Ahora casi no llegamos a ocho”, indica el comerciante.
José Luis Ortega: “Siempre hemos tenido doce metros cuadrados, pero ahora casi no llegamos a ocho”
Al igual que Ortega, algunos artesanos demandan una visera en la carpa para protegerles del sol y la lluvia. Además, este 6 de julio eran muchos los que, por la tarde, achicaban agua con escobas para evitar la inundación de sus puestos.
“No nos quedó otra opción que aceptar las condiciones a la hora de montar el puesto”, añade Sandra Martínez, dueña de un negocio de bisutería. En la misma línea, una vendedora que prefiere preservar el anonimato echa en falta haber recibido información de utilidad sobre el montaje: “No sabía cómo instalarme”.
UN CAMBIO MUY DEMANDADO
Ismael Saliva llegó desde Madrid junto a su compañera, Catalina Pérez, con la que vende joyería. Y destaca “otro problema”: la colocación de pivotes prefabricados de hormigón en la base de los emplazamientos. “He visto cómo un señor mayor se ha caído ahí”, explica el vendedor mientras gesticula y analiza cómo debería ser la carpa desde su punto de vista.
Pero, al mismo tiempo, está “contento con la idea de unificar los puestos” y pone el foco en que la relación con el Ayuntamiento “siempre ha sido muy buena”. Igualmente, a Martínez le agrada la decisión, aunque considera que el Consistorio “debería pagar” el alquiler de las casetas “tras la privatización del servicio”.
Liliana Tello: “Hago un esfuerzo sobrehumano. Tengo que trabajar todo el verano para poder venir”
Así, de cara a 2024, los comerciantes plantean algunas sugerencias como crear un grupo de vendedores, que pueda reunirse con el Ayuntamiento para exponer sus problemas y posibles soluciones; instalar una visera en los puestos para protegerles del sol y la lluvia; colocar una tarima para aislarles del agua en caso de fuertes tormentas como las del pasado jueves… “Nunca llueve a gusto de todos, y cada uno tenemos nuestras propias quejas personales. Pero sé que el año que viene será mejor. Yo estoy convencida del cambio”, remarca Pérez.
EL AYUNTAMIENTO, ABIERTO A CAMBIOS
En el Consistorio de la capital navarra son conscientes de que la iniciativa “tiene sus luces y sombras”, precisamente por su carácter novedoso. Y están abiertos a estudiar “con tiempo” posibles mejoras de cara al futuro. “No esperábamos las dos borrascas de los días 6 y 7, que enturbiaron su actividad normal. Pero creo que, a partir de ahí, la cosa ha ido bien y podemos calificar la experiencia de positiva. Desde el punto de vista estético y de funcionamiento, hemos mejorado respecto a lo que había anteriormente. Pero hay elementos que se te pueden escapar y en los que necesitas la visión de los vendedores. En ello estamos. El año que viene seguro que serán carpas similares, pero mejorando los problemas detectados este año”, señala a este medio el concejal delegado de Seguridad Ciudadana, Javier Labairu.
De hecho, el edil avanza que convocará una reunión tras las fiestas con algunos comerciantes (no existe una asociación como tal que los aglutine) para hacer balance y analizar “los fallos que ha podido haber”. “Supongo que, desde el punto de vista de las ventas, también tendrán sus valoraciones. Aunque pensamos que es una buena idea, una buena forma de tener un conjunto con el mismo ambiente”, agrega.
En este sentido, Labairu hace una primera lectura sobre las mejoras que demandan los vendedores. Por un lado, confirma que el Consistorio se plantea añadir viseras a los puestos: “Es una cosa que se puede mejorar”. Y, respecto a las dimensiones, especifica que existen dos modalidades, aunque no descarta posibles cambios. “Cuando hagamos el pliego de condiciones para el año que viene, se pueden buscar otras. Por lo que sabemos, en otros mercadillos tienen unas carpas de 5 metros de largo por 2,5 de fondo, como las instaladas en el Bosquecillo. En la Taconera (donde se encuentra la de José Luis Ortega), son un poco más reducidas (de 4 por 2), pero la zona también lo es. Si queríamos dejar un espacio lo suficientemente amplio para el paso de las personas, teníamos que irnos a este tipo de carpa. Todos estos temas los debatiremos en la reunión. Queremos que todos estemos contentos”, resalta.
Javier Labairu: “Hemos mejorado respecto a lo que había. Pero hay elementos que se te pueden escapar. En 2024, seguro que serán carpas similares, pero mejorando los problemas detectados este año”
Por otra parte, el concejal delegado de Seguridad Ciudadana adelanta que, de cara a 2024, el Consistorio intentará convocar la licitación pública “con más tiempo” para fomentar una mayor participación de empresas. Y no elude las quejas de aquellos comerciantes que hablan de una mayor inversión este año para acceder a los puestos.
A este respecto, pone en valor “el esfuerzo” realizado por el Consistorio para reducir el incremento de los gastos. Por un lado, Eventos Zunzarren, según desgrana el edil, implantó un precio fijo de alquiler para las carpas pequeñas de 325 euros y de 375 para las grandes. Una cuantía que, anteriormente, los artesanos no tenían que pagar.
A dicho importe se suma el abonado para ejercer la venta en las calles, que se fija mediante subasta. “En años anteriores empezábamos con un precio de salida de 250 euros, pero en esta ocasión lo hemos bajado a 100. Está claro que se han instalado unos puestos con un pliego de condiciones, que se han mejorado las condiciones estéticas y de funcionamiento… Y eso, evidentemente, lo tienen que abonar ellos. Pero, para compensarles por el precio del alquiler, también accedimos a alargar su estancia hasta el 16 de julio como nos habían solicitado, por lo que hay un incremento de días en los que pueden trabajar. Eso sí, no podemos intervenir en las pujas, solo en el tema de las tasas y el período de apertura, que yo lo considero una forma de ayuda”, concluye antes de apostillar que algún comerciante “se ha llevado su puesto” por “la puja mínima”.
NOTA EDITORIAL: Navarra Capital también contactó con la Dirección de Eventos Zunzarren para recabar su análisis, pero al cierre de esta edición no había recibido su respuesta.