Durante décadas, Deportes Zariquiegui es un referente entre los pequeños comercios deportivos de Pamplona. Así lo atesoran sus sesenta años de actividad. Ubicada en la calle Mayor (llegó a estarlo también en la calle de Aoiz), son miles los aficionados al deporte de diferentes generaciones que han pasado por este establecimiento del Casco Viejo. Un negocio familiar que hoy regenta Patxi, hijo del mítico árbitro Daniel Zariquiegui y que, como otras tiendas de deportes de toda la vida, busca la manera de sobrevivir. De hecho, es una de las últimas de su clase que aún se mantienen en pie. Por el camino, una tras otra han ido cayendo año tras año en un goteo lento, pero constante.
Pero en lugar de centrar su discurso en las grandes superficies, los centros comerciales y los efectos de la pandemia, en la que los comerciantes se están viendo afectados por una evidente bajada del consumo y un vaivén de restricciones, Zariquiegui tiene claro cuál es el gran mayor enemigo del pequeño comercio deportivo en estos momentos. “Internet nos está matando a todos, a nosotros y a los centros comerciales. El problema es que nuestros mismos fabricantes tienen sus propias páginas y están vendiendo desde sus webs”, subraya a Capital Sport. Difícil plantar cara así a sus competidores, cuando establecimientos como el suyo parten de inicio en inferioridad de condiciones. Además, “antes el consumo era mucho más personalizado, pero ahora se ha globalizado ya no solo en el deporte, sino en todos los sectores”.
Patxi Zariquiegui: “Internet nos está matando a todos, a nosotros y a los centros comerciales. El problema es que nuestros propios fabricantes están vendiendo desde sus webs”.
En ese escenario, él apuesta por “la cercanía y el servicio” como puntos fuertes para diferenciarse de otro tipo de negocios, aunque también se encuentra con algún cliente que trata de aprovecharse de su buena fe. “La gente busca que le ayudes a decidir. Pero, por ejemplo, he dejado una pala de pádel de prueba, el cliente la ha usado una semana, luego me la ha devuelto le he visto después jugando con una comprada por Internet”.
Aun así, es de los que piensa que el verdadero problema del negocio no reside en el cliente: “Yo le echo la culpa más al fabricante que al cliente, porque este está en su derecho de querer ahorrarse un 20 o un 25 %. Hoy se fabrica más de lo que se puede vender y, al final, el fabricante acaba sacando lo que tiene de estocaje”. Una situación difícilmente solucionable y que se ha agravado todavía más durante la pandemia. De ahí que Zariquiegui no sea muy optimista.
“El futuro es justito. Venir al centro hoy en día es casi imposible. La gente joven quiere que, aunque tengas que pagar un ‘parking’, el aparcamiento esté cerca. Y si a eso le sumas el confinamiento que hemos vivido, todo eso hace que el consumo haya bajado muchísimo”.
LAS TIENDAS FUTBOLERAS
También en el Casco Viejo, y más concretamente en la calle de Zapatería, se encuentra Futbolmanías, una tienda con veinticinco años de historia y muy apreciada por los amantes del deporte rey. Su propietario, Alfonso Rodríguez, difiere en cierta medida de su colega Zariquiegui. Para él, la creación en su día “de un gran centro comercial en el corazón de Pamplona hizo mucho daño”. Y eso, “unido a los centros comerciales de las afueras, nos ha perjudicado muchísimo”.
Alfonso Rodríguez: “Hace diecisiete años vendíamos muchísimo por Internet y ahora ya nada. El pirateo en la red nos ha matado con sus réplicas y, ahora, nuestra página es testimonial”.
Rodríguez recuerda el ‘boom’ que Internet supuso en su día para su tienda y cómo ese fenómeno ha dado un giro de 180 grados con el paso del tiempo.
“Hace diecisiete años vendíamos muchísimo y ahora ya nada. El pirateo en internet nos ha matado con sus réplicas y, ahora, nuestra página es testimonial, un escaparate. Solo la mantengo por eso”. Un panorama más que complicado que trata de afrontar brindando igualmente un trato personalizado al cliente y, especialmente, con todos los productos relacionados con el centenario de Osasuna, que le están generando más ingresos que en otras temporadas.
LA AMENAZA DE CIERRE
Otra de las tiendas con más tradición es Iruña Sport, en la calle de Sancho el Mayor. Acumula más de cuatro décadas de actividad a sus espaldas, de los que Maite Andueza lleva diecisiete años como responsable del negocio. Un tiempo que le ha servido para aprender muchísimo del sector y calificar con autoridad la actual situación como la más complicada que le ha tocado afrontar. Andueza se remonta en el tiempo para afirmar que “muchos de los obstáculos que se ha encontrado el pequeño comercio comenzaron con la apertura de los centros comerciales”. Porque, “de entrada, se cargaron nuestras ventas de los sábados y, desde entonces, todo ha sido más difícil”.
Maite Andueza: “Ahora mismo, estamos en el punto de ver si seguimos o no con el negocio. No sé qué pasará”.
Por eso ve un futuro muy incierto ante ella, al que no quiere poner paños calientes dada la delicada situación que afrontan muchos comercios en esta época, agravada sin duda por la irrupción de la pandemia: “Ahora mismo, estamos en el punto de ver si seguimos o no con el negocio. Hasta ahora hemos ido tirando, pero no sé qué pasará. El sector ha cambiado mucho con los proveedores y no tenemos la misma capacidad de compra que una tienda grande”. Tanto a Andueza como a Zariquiegui y Rodríguez les toca sobrevivir en una jungla comercial que no tiene piedad con el más pequeño.
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