Vivimos tiempos muy complicados, en los que la labor social de la Fundación Banco de Alimentos de Navarra se hace más importante que nunca. Por ello, el BAN volvía a pedir la pasada semana a la sociedad navarra “un nuevo esfuerzo solidario”. Y lo hacía para poder cumplir, a través de su tradicional La Gran Despensa 2022, su principal función.
Esa con la que nació en la Comunidad foral hace ya 26 años y que hoy convive alineada con el segundo de los objetivos de la Agenda 2030: alcanzar el ‘Hambre Cero’. Una quimera que esta primavera todavía resulta más alejada que nunca debido a la acusada inflación, la invasión y guerra en Ucrania, o los todavía coletazos de la pandemia del Covid-19.
Todo ello ha desatado un incremento de las personas receptoras de ayuda alimentaria, también entre aquellas familias que se han instalado en Navarra procedentes de Ucrania, así como un acusado descenso en la donación de alimentos por parte de las marcas comerciales debido a la inflación. Pero la esperanza es lo último que se pierde. Al menos, así lo entiende la dirección de la Fundación Banco de Alimentos de Navarra.
La Gran Despensa de Alimentos 2022 seguirá en marcha, en formato online, hasta finales de junio. La campaña, de hecho, se alarga en un momento de especial necesidad para todos los bancos de alimentos, por lo que la presidenta, Marisol Villar, anima a participar a toda la ciudadanía navarra, a las instituciones públicas y también, por supuesto, al sector empresarial.
Desde la fundación se insta a la ciudadanía navarra a mantener el nivel “de las donaciones online, ya que suponen un ahorro total en transporte, caducidad, almacenamiento y permiten la compra de los alimentos necesarios en el momento oportuno, evitando así el desperdicio y la contaminación”. Así lo detalla Villar, quien defiende la alineación de la entidad que preside con el ODS número 12: ‘Producción y consumo responsables’. “Los beneficios de donar online son innumerables. Al ahorro energético y de contaminación, se une la ventaja de disponer de dichas cantidades para comprar los alimentos que se necesitan en el momento más adecuado y negociando con las marcas unos mejores precios. De este modo no se desperdicia nada. No se caduca nada. El aprovechamiento es total”.
En este sentido, se pueden realizar donativos desde la página web del BAN: www.bancoalimentosnavarra.org, mediante transferencia bancaria, tarjeta o a través del Bizum: 00262. Los fondos de toda la recaudación irán íntegramente destinados a la compra de alimentos de primera necesidad. “100 % garantizado”, puntualiza Villar.
DESCENSO EN LAS DONACIONES
Debido al incremento de personas receptoras (más de 25.000) y al terrible descenso de las donaciones como consecuencia de la inflación, los kilos mensuales que se reparten por persona se han tenido que reducir de 14 en 2021 a un máximo de 7 en este 2022. Y desde el Banco de Alimentos de Navarra no pueden ocultar su preocupación. Desde que se desatara la pandemia del coronavirus, el número de personas a las que atiende mensualmente la entidad se ha multiplicado exponencialmente, pasando de 22.400 en febrero de 2020 a más de 25.000 personas en la actualidad (primavera de 2022). Varias de ellas son familias procedentes de Ucrania que se han refugiado en Navarra de la guerra desatada por Rusia en su país.
Todo ello para una entidad, con 165 voluntarios y voluntarias, que lucha día a día contra el hambre y el desperdicio, pero también por mantener “un mundo más limpio, ecológico y sostenible”, exclama Ramón Navarro, vicepresidente del Banco de Alimentos de Navarra. He aquí su apuesta firme por el objetivo número 13 de la agenda 2030: la ‘Acción por el clima’. Y es que la actividad solidaria de la organización evitó la emisión a la atmósfera de Gases de Efecto Invernadero (GEI) por un total de 4.568 toneladas de CO2e en el año 2018 y 4.157 toneladas de CO2e en el año 2019. Además, tanto en 2018 como en 2019, las emisiones evitadas por el aprovechamiento de los alimentos que en otro caso serían desperdicio son notablemente superiores a las generadas por las actividades del BAN: 147 frente a 4.715 t CO2e (2018) y 148 frente a 4.304 t CO2e (2019).
Estas son las principales conclusiones que se derivan de un detallado estudio sobre La huella de carbono de las actividades del Banco de Alimentos de Navarra, fruto del acuerdo entre la entidad y el Instituto de Innovación y Sostenibilidad en la Cadena Agroalimentaria (ISFOOD) de la UPNA, y realizado por las expertas Maite M. Aldaya, Alejandra Armijos y Beatriz Soret.
HUELLA DE CARBONO
La huella de carbono de las actividades del Banco de Alimentos de Navarra fue de 146,9 t CO2e en 2018 y de 147,7 t CO2e en 2019. “Las principales fuentes de emisión en 2019 correspondieron a emisiones indirectas (transporte de mercancías de los donantes al BAN, transporte de entrega de alimentos a Entidades Sociales, desplazamientos de voluntarios…), que con 121 t CO2e representan el 82 % de las emisiones totales. Estas emisiones están asociadas fundamentalmente al transporte de alimentos (60 %) y, en menor medida, al desplazamiento de voluntarios y personal contratado (36 %) y la adquisición de productos y servicios por el BAN (3 %)”, desgrana el estudio realizado por Aldaya, Armijos y Soret.
La acción de la entidad “evita el despilfarro de una buena parte de los alimentos que gestiona”. En su ausencia, implicarían un conjunto de emisiones de Gases de Efecto Invernadero como consecuencia “de la gestión o eliminación de los residuos”, en su mayor parte orgánicos, que los productos que no se aprovechan generarían, y “la producción adicional de alimentos que serían necesarios para que los beneficiarios se alimenten en ausencia del Banco”, explica Navarro. Por ello, “la agregación de las emisiones de la gestión de los residuos y de la producción adicional de alimentos dan lugar al conjunto de las emisiones evitadas, que ascienden a 4.715 t CO2e en 2018, y 4.304 t CO2e en 2019″, complementa el vicepresidente del BAN.
La huella de carbono de una organización mide las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) liberadas a la atmósfera derivadas de todas las actividades de la misma. En torno al 70 % de los alimentos gestionados por el BAN, 2.434 toneladas en 2019, corresponden con el aprovechamiento de alimentos desechables, en vías de caducidad y/o defectuosamente envasados, que de otra manera serían desperdiciados bien como residuos a vertederos, tratamientos de compostaje, incineración, etc, lo que daría lugar a procesos contaminantes que generan emisiones de GEI.
HUELLA HÍDRICA
Pero no se detiene aquí la decisión del Banco de Alimentos de Navarra por alcanzar la fecha límite de 2030 con la perspectiva puesta en los citados objetivos: 02, 12 y 13 de la agenda 2030.
Navarro también informa de la apuesta de su entidad solidaria por mejorar la huella hídrica (HH), un indicador medioambiental que mide el volumen de agua dulce (litros o metros cúbicos) y que es utilizado a lo largo de toda la cadena de producción. “Descontando el agua que nosotros utilizamos en nuestra actividad a la que se usaría para producir los alimentos que acabarían en el desperdicio son cerca de tres millones de litros de agua los que el Banco de Alimentos contribuye a ahorrar”, concluye. Aunque Villar, todavía más ambiciosa, promete consolidar durante su mandato (que comenzó en junio del pasado 2021) los citados Objetivos de Desarrollo Sostenible. “Se trata de un deseo, una convicción y, sobre todo, una necesidad”, finaliza. #ODSjetivos2030