jueves, 28 marzo 2024

Los buceadores añoran el azul

El buceo trata de plantar cara a las dificultades de movilidad que existen debido a la pandemia. En ese contexto, Capital Sport analiza tres vertientes de este deporte: el buceo como herramienta terapéutica, como 'hobby' y como negocio. Tres formas distintas de sentir la pasión por el mar, pero que en todos los casos se están viendo afectadas por el Covid-19.


Pamplona - 22 marzo, 2021 - 07:00

Sesión del Curso de Experto en Hidroterapia Subacuática, donde se trabaja con personas que tienen una discapacidad. (Foto: cedida)

Cerca de 200 personas tienen licencia de buceo en Navarra. La Comunidad foral cuenta con tres centros de buceo profesional: Buceo Navarra, Buceo Splash y Buceo Mistral. El  presidente de la Federación Navarra de Actividades Subacuáticas (FNDAS), Miguel Carabantes, señala a Capital Sport cómo, “en estos momentos, el buceo estándar está paralizado al no poder salir de Navarra”. Solo se pueden traspasar las fronteras de la región para “cursos oficiales con tutor y alumnos”. Además del buceo, existen otras disciplinas que engloba la federación como el rugby subacuático, la natación con aletas, la pesca submarina y el buceo adaptado.

“El buceo estándar está paralizado al no poder salir de Navarra”. Solo se pueden traspasar las fronteras de la región para “cursos oficiales con tutor y alumnos”, apunta Miguel Carabantes (FNDAS).

También se permite la movilidad para participar en competiciones nacionales. De hecho, el pasado 15 de marzo Navarra logró un tercer puesto en el Campeonato de España por Autonomías de Natación con Aletas y Velocidad en Inmersión.

Un mes antes, el 6 de febrero, se celebró la segunda jornada de los Juegos Deportivos de Navarra de natación con aletas. Participaron ochenta deportistas, procedentes del CN Tafalla y de la AD San Juan. Pero no fue una actividad más. Debido a la pandemia, cada club llevó a cabo la jornada en sus propias instalaciones, y los resultados se agruparon para la clasificación final.

EL BUCEO COMO HERRAMIENTA TERAPÉUTICA

Precisamente, el buceo adaptado es una de las grandes apuestas de la federación. Desde hace tiempo, trabaja en el Curso de Hidroterapia Subacuática, promovido por la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS), la UPNA, la FNDAS y que cuenta con la colaboración especial del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS).

“Llevamos cuatro años con esto. Se trata de un proyecto pionero. Formamos a fisioterapeutas profesionales y les enseñamos a bucear para que utilicen el buceo como herramienta terapéutica con pacientes con diversidad funcional”, explica Carabantes. Las sesiones se realizan en las instalaciones deportivas de la UPNA y Berriozar. Entre los participantes están Cocemfe, Anfas, Aspace, Adacen, Anpheb, Asociación de Autismo de Navarra (ANA), IBILI, ONCE y El Molino.

De esta manera, personas con síndrome de down o daño cerebral pueden sumergirse en el agua acompañados por los fisioterapeutas. El objetivo es que, dentro de un año, la UPNA pueda ofertar este curso de formación de 140 horas y doce créditos universitarios a fisioterapeutas profesionales. “Estamos en la fase final del curso. También hemos contado con el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) de Logroño, que ha dado la formación de este módulo. Queremos impartir el curso a nivel nacional y, en los próximos días, firmaremos un acuerdo de colaboración entre la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS) y la UPNA”, indica Carabantes.

EL BUCEO COMO ‘HOBBY’

Andoni Moral es el presidente del Club Noray. Tras ejercer como voluntario en Cruz Roja y la DYA, donde ha realizado operaciones de rescate como parte del Grupo de Salvamento Acuático, dirige su propio club de buceo. Lleva treinta años practicándolo y veintidós impartiendo cursos de forma ininterrumpida.

“Con la pandemia, nos han cambiado las medidas de seguridad y la movilidad. El buceo es un ‘hobby’ que, cuando vienen mal dadas, es lo primero que recortas. Antes de dejar de dar de comer a tus hijos, te privas de lo que te gusta”.  De esta manera tan clara define Moral la situación que está atravesando el buceo en la actualidad.

Los protocolos antiCovid-19 están marcando, de forma evidente, a las actividades subacuáticas. Las duchas y vestuarios no se pueden utilizar y, a la hora de viajar en las embarcaciones, está limitado el número de personas (seis) para guardar las distancias.

Cuando el cierre perimetral no es un obstáculo, Moral suele disfrutar del buceo en la localidad guipuzcoana de Hondarribia. Aunque no solo se ciñe a la costa vasca, ya que en verano se desplaza, mejor dicho se desplazaba, hasta Alicante y el Cabo de Palos (Murcia). Este último está considerado como uno de los mejores destinos de Europa para la práctica del submarinismo.

Andonio Moral (Club Noray): “En Maldivas estaba todo muy parado. No te dejaban mezclarte con la gente de allí y apenas podías quitarte la mascarilla hasta poco antes de ponerte el regulador”.

A pesar de las dificultades, Moral viajó a las Maldivas entre diciembre y enero. “Fui con los papeles que me autorizaban el desplazamiento. Llevo muchos años viajando con la agencia ‘Blue Force’, pero esta vez fue distinta por el impacto de la pandemia”, rememora. Aeropuertos vacíos, PCR de entrada, test de antígenos en Doha, islas con fuertes restricciones… “Estaba todo muy parado, no te dejaban mezclarte con la gente de allí y apenas podías quitarte la mascarilla hasta poco antes de ponerte el regulador y tirarte al agua”.

Ahora, las limitaciones de movilidad imposibilitan los desplazamientos si no se tiene un salvoconducto que autorice el viaje entre las diferentes comunidades autónomas y se justifique que el viajes es para dar formación. “Tengo gente esperando para acabar cursos del año pasado. Soy el primero en preguntar sobre cómo está la situación en el tema de la movilidad”, comenta Moral.

El Club Noray está formado por cerca de treinta personas. “El bajón ha sido considerable”, señala su presidente. En un año normal, Moral hubiese formado a unas doce personas, pero en 2020 solo pudo dar cursos a cinco. La alternativa al mar son las piscinas, donde se llevan a cabo los bautizos. Se trata de una iniciación al medio acuático. “Es una buena manera de aclimatarse al medio. Se busca que uno experimente las sensaciones que luego tendrá en el mar en una fase de iniciación y descubrimiento”, detalla Moral.

“NO HA DECAÍDO EL INTERÉS”

La pandemia ha supuesto la pérdida de mucho dinero y muchos empleos. El confinamiento hizo mella en los centros de buceo, que vieron cómo el inicio de la temporada, normalmente fijado para abril, se pospuso hasta junio. Un retraso que derivó en más gastos que ingresos y, en muchos casos, plantillas inactivas. “No ha decaído el interés. El problema es que no podemos realizar la actividad como nos gustaría porque, desde octubre, estamos la con movilidad restringida”, indica Luis Gorricho, director y propietario de Buceo Navarra.

Él tiene un barco de buceo en Hondarribia para realizar actividades en el mar. “No es lo mismo estar seis personas en un restaurante comiendo que haciendo una actividad al aire libre. Tenemos un hándicap importante porque, aunque pudiésemos ir a Hondarribia, solo podrían hacerlo seis personas: el capitán, un instructor, un ayudante y tres alumnos. No es rentable”, matiza Gorricho. Un problema que también se traslada a las piscinas, donde únicamente puede haber cuatro personas por calle. “Antes dábamos cien cursos al año. Ahora no sé el número exacto, pero estaremos por la mitad. El verano no fue del todo malo porque el tiempo acompañó, pero desde octubre se paralizó todo y ha habido alumnos que no han podido finalizar sus cursos”.

Luis Gorricho (Buceo Navarra): “Antes dábamos cien cursos al año. Ahora no sé el número exacto, pero estaremos por la mitad”.

No obstante, no pierde la esperanza de remontar el vuelo y espera un verano algo más positivo para su negocio. “Me gusta ser optimista y los médicos conocidos que tenemos nos dicen que la situación irá a mejor por la vacunación… Creo que peor que el año pasado no vamos a estar”.

Entre sus peticiones para este 2021, continuidad con las actividades y que no haya más parones. “Cada comunidad es diferente. No vale de nada que puedas salir  de Navarra si otra no te deja entrar”, añade Gorricho. Ese fue el caso de su actividad de buceo bajo el hielo. Las inmersiones se suelen llevar a cabo en los meses de enero, febrero y marzo en los ibones de Panticosa (Huesca), justo cuando el frío forma la capa de hielo suficiente para poder realizar la actividad. Pero este año tuvo que suspenderse: “A última hora, la Guardia Civil de Aragón nos comentó que no podíamos desplazarnos. Son actividades en las que o hay un rendimiento económico mínimo o no tiene ningún sentido”.

Buceo Navarra tiene más de veinticinco años de historia. Quizás por eso, su propietario se muestre tranquilo a pesar de todo. “Tenemos pagados el local, el barco y los vehículos. No tenemos préstamos y lo único que pagamos son gastos generales. Lo tenemos más fácil para aguantar”, atestigua. En este caso, las reparaciones de equipos son un salvavidas para resistir en estos tiempos de incertidumbre. “Gracias a eso aguantaremos. Habrá una merma importante en nuestra economía, pero podremos subsistir”, remata.

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