Disfrutan dando forma a la madera; convirtiendo cada tablón de roble, cerezo, caoba, nogal o pino en muebles de autor, en puertas y ventanas, en artículos únicos, especiales y personalizados que a menudo son auténticas obras de arte. Son artesanos de la madera. Y lo dicen con orgullo. Sin embargo, reconocen que no animarían a sus hijos a dedicarse a este oficio, que está “muy machacado” y necesita urgentemente ser “dignificado”.
Es una de las profesiones más antiguas, pero la crisis de 2008 y sus efectos en años posteriores se han llevado por delante a muchas empresas del sector. Antes de que el mundo se tambaleara, la Comunidad foral contaba con 465 carpinterías, que englobaban a 5.200 trabajadores. Hoy no llegan a 270, con un total de 2.800 empleados, y el número de personas que las integran no suelen superar las cinco. En concreto, el 60 % están compuestas por una o dos.
En Navarra había más de 465 carpinterías antes de la crisis. Hoy, apenas 270.
SIN RELEVO GENERACIONAL
Hijo de carpintero, Iñaki Barberena, de 41 años, trasteaba por el taller de su padre desde los cuatro años. Le apasiona su profesión. Incluso los fines de semana, pasa las horas entre cinceles, martillos, sierras, niveles, taladros… Pero de lunes a viernes, le toca lidiar con los clientes, los impagos… “Como profesión es muy bonita, es preciosa. Pero nuestro trabajo no se valora. Quema mucho el trato con la gente, que no te trata bien… Nuestro trabajo siempre está comparándose con otros sectores o con muebles de tiendas”.
Lo mismo señala Koldo Martínez, de 43 años y vicepresidente de la Asociación de Carpinteros y Ebanistas de Navarra (ACEN). Martínez asegura que la profesión “está machacada” y que los jóvenes “no se animan a hacer carpintería porque requiere de gran esfuerzo físico, se cobra mal y no está bien valorada”.
Y ese es el principal problema del sector carpintero. “Estamos sin gente. Nuestra profesión está desprestigiada, no tenemos relevo generacional y no nos están ayudando a que los jóvenes hagan sus prácticas en carpinterías”, subraya Germán Gamboa, presidente de ACEN.
Los pocos muchachos que deciden estudiar carpintería, según critican los tres, son enviados a grandes empresas para realizar sus prácticas. Compañías donde muchas veces llevan a cabo tareas industrializadas, que requieren el uso de maquinaria, o donde se limitan a cortar y embalar. Funciones “que no son propias” de la carpintería. “No realizan trabajos como puertas o armarios…”, indica Gamboa.
Germán Gamboa: “No nos están ayudando a que los jóvenes hagan sus prácticas en carpinterías”.
Esa es una de las grandes batallas de la Asociación de Carpinteros y Ebanistas de Navarra: mejorar la FP Dual para que, como en otros sectores, los estudiantes conozcan el oficio de primera mano. Tienen firmados acuerdos de colaboración en materia de formación con Salesianos Pamplona y el CI de FP Donibane, pero consideran que no es suficiente.
Si ya resulta complicado encontrar herederos para quienes dirigen un negocio familiar en el sector, mucho más difícil es que un joven cree una carpintería por su cuenta. Además, muchos especialistas que llevan años en el oficio también están desencantados. “Siempre hay alguien que hace el trabajo más barato que tú y ahí se pierde mucho. Es una profesión que nos gusta, con la que disfrutamos mucho viendo el trabajo realizado, admirando las cosas bien hechas. Pero el problema es todo lo que hay detrás, no nos valoran. Tenemos muchos problemas de cobro. Hay quien incluso nos regatea el trabajo realizado y se nos queda cara de tontos”, agrega Gamboa.
“Cualquiera va a comprar algo y lo paga al contado. A nosotros, no. Parecemos bancos financiando a plazos nuestros trabajos, e incluso los clientes nos piden descuentos”, añade Martínez. “Y a veces, los dejan sin pagar, hasta gente que sabes que no tiene problemas económicos. Hay que ser más serios”, recalca el presidente del colectivo.
Aunque puedan parecer una amenaza para su supervivencia, las tiendas de muebles low cost, que además pueden ser montados por el propio cliente, realmente no suponen un rival para estos artesanos. “Nosotros nunca competiremos con sus precios. Hacemos un trabajo más específico, a medida, y de mayor calidad”, destaca Gamboa.
Otra cosa es que algunos clientes pretendan obtener un trabajo artesanal a esos precios tan bajos. Por eso, el presidente del colectivo considera necesaria una mayor colaboración entre las propias carpinterías para fortalecer el sector. Y sostiene que no les compensa trabajar con algunas constructoras que, según ellos, “no ofrecen precios dignos”. “Supone trabajar muchísimo, pero arriesgando mucho”, resalta Martínez.
Koldo Martínez: “Parecemos bancos financiando a plazos nuestros trabajos”.
A pesar de todas estas dificultades, los carpinteros navarros dicen tener mucho trabajo en la actualidad. Y la llegada del estándar Passivhaus a la construcción de viviendas constituye una oportunidad para la madera. “Necesitamos que no pase de largo para las carpinterías navarras, que se cuente con nosotros. El estándar establece la construcción de puertas, ventanas, cubiertas… de madera. Es imprescindible que no se acuda a carpinterías de fuera de la Comunidad foral o de fuera de España. Pero para ello debemos estar preparados, no lo podemos dejar pasar…”, recalca el presidente de ACEN.
ASOCIARSE, IMPRESCINDIBLE
ACEN, que se fundó en 1989, llegó a tener 179 empresas asociadas en 1995. Y tras la crisis, que casi la hizo desaparecer, disminuyó hasta sus 63 asociados actuales. Por eso, desde la organización remarcan la importancia de que los diferentes talleres se asocien para tener más fuerza a la hora de luchar por sus intereses comunes.
Ante esta tesitura, NavarraCapital.es pregunta a los tres si les haría ilusión que sus hijos cogieran el testigo y se dedicaran a esta profesión. “No dejaría a mi hijo que entrase en el taller”, admite Gamboa. “Yo sí enseñaría el oficio a mis hijos, pero no para que se dedicaran a él“, remata Barberena.
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