A simple vista, la calle Carlos III de Pamplona aún parecía moderadamente optimista pasado el mediodía de este viernes, a pesar del avance del coronavirus. Pero al mirar con lupa, podía observarse que la mayoría de las bolsas cargadas por los transeúntes no eran de ropa u otros útiles, sino principalmente de comida. Mientras las tiendas de alimentación estaban llenas de clientes, los comercios de ropa, perfumes y otros útiles se veían casi vacíos.
Pero conforme se fue acercando el sábado, los cierres se fueron sucediendo como un goteo permanente, tras varios días registrando un gran descenso de usuarios en los establecimientos. Así lo manifestaban propietarios y dependientes a NavarraCapital.es. De modo que muchos bajaron la persiana el mismo viernes, antes de recibir una directriz oficial al respecto, “por prevención, solidaridad y apoyo a los sanitarios y otros sectores“. Otros, por el contrario, preferían esperar un poco y hacerlo el sábado.
Desde la Asociación de Empresarios de Comercio, Hostelería y Servicios del Ensanche de Pamplona, que llevaba toda la semana trabajando con los afectados para decidir los pasos a seguir, no se emitió una recomendación masiva al respecto. Más que nada por una cuestión legal. Por un lado, criticaban a las instituciones navarras, porque a su juicio estaban tardando mucho tiempo en dictar las medidas a tomar. Y, al mismo tiempo, temían que una decisión precipitada pudiera tener fatales consecuencias para ellos. En ese sentido, su estrategia difería de la seguida por la Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra, que el mismo viernes sugirió cerrar a todos sus miembros.
María Jesús Alonso: “Lo lógico es convocar un cierre global desde la asociación. Hemos decidido no hacerlo porque si las instituciones implementan algún tipo de ayuda, quizás, si lo hacemos de ‘motu proprio’, no las recibamos”.
Su gerente, María Jesús Alonso, explicaba a este medio que le preocupaba quedarse fuera de algún tipo de ayuda oficial si ellos mismos tomaban la decisión: “Lo lógico es convocar un cierre global desde la asociación. Hemos decidido no hacerlo porque si las instituciones implementan algún tipo de ayuda, quizás, si lo hacemos de ‘motu proprio’, no las recibamos. Por eso, hemos decidido esperar unas horas más porque entendemos que el aviso va a ser inminente”, se sinceraba.
Además, el Ensanche de Pamplona es una zona muy transitada por personas mayores, un grupo de riesgo clave. Por eso, Alonso aconsejaba tomar medidas muy exigentes de higiene y respetar la distancia de seguridad: “Se está poniendo en tela de juicio la supervivencia de las empresas. También hay que proteger a nuestros asignados y a los clientes que se pueden acercar a los establecimientos”. Para garantizar la seguridad ciudadana, “las instituciones deberían decir algo ya porque ahora viene el fin de semana y puede ser un foco de contagio muy grande”.
A priori, los propietarios de la tienda Glow, en la calle Tafalla, cuentan con una ventaja respecto a los demás: disponen de una tienda online. Pero ni así el resultado no ha sido el esperado: “Pensábamos que en la tienda no iba a entrar nadie y en internet se iba a seguir moviendo igual, pero nada. Nos han cancelado varios pedidos”.
En In Seta, en pleno Carlos III, Silvia Patús, su propietaria, saludaba con un choque de codo y se mostraba muy preocupada ante la situación. “Si ya estábamos pasándolo mal con la liberación de las rebajas, con todo lo que está pasando con el coronavirus, aún más. Tendríamos que estar todos a una. Preocupa, y mucho, porque nosotros tenemos que seguir pagando el género que hemos recibido, los alquileres, las nóminas…”, declaraba alicaída.
En la pequeña tienda de ropa Cucadas, su gerente confiaba en el buen hacer de las personas: “Ahora mismo, todos tenemos que mirar por el bien de todo el mundo. La gente tiene que entenderlo y espero que, por ejemplo, los proveedores o los dueños de los locales se porten bien y sean capaces de atrasarnos los pagos un mes”. Su intención, al igual que la de otros compañeros, era parar cuando ya no hubiera otra opción. “Es duro lo que viene. Pienso que la mejor medida es cerrar todo de inmediato”.
En la tienda Lenag Nazeki lo tenían claro. De hecho, cerraron sus puertas este mismo viernes hasta nuevo aviso. Su encargada, Susana Biurrun, empezó a preocuparse gravemente este jueves. “No van a ser quince días, va a ser mucho más. A los pequeños comercios esto nos va a hacer mucho daño”, atestiguó. Además, lleva poco tiempo con el negocio y, por eso, aún le da más miedo lo que se va a vivir: “Me imagino que habrá gente que lleve toda la vida con su tienda y lo sepa llevar mejor”.
LOS CENTROS COMERCIALES
Horas más tarde, pasadas las 21:30, el Centro Comercial La Morea anunciaba oficialmente la clausura de sus instalaciones por al menos quince días y en coordinación con las firmas comerciales que operan en él: “Quedan exceptuados de esta medida el supermercado E.Leclerc, la farmacia y cualquier otro servicio que se considere esencial”. Estos permanecerán abiertos, por el momento, en su horario habitual (de lunes a sábado). La empresa no descarta que la medida pueda prolongarse en el tiempo, según cómo evolucione la pandemia del coronavirus.
El mismo camino siguió Itaroa. Su gerente, Patxi Biurrun, confesaba estar viviendo esta crisis “minuto a minuto“. En el caso del centro comercial de Huarte, solo permanecerán abiertos Hipercor y la farmacia, de lunes a sábado (el supermercado, de 10:00 a 20:00 horas, y la farmacia, de 10:00 a 22:00).
Así mismo, el Corte Inglés echará el cierre este lunes, durante al menos dos semanas. Eso sí, por el momento no ha trascendido qué tipo de medidas laborales se aplicarán, si algunos empleados serán reubicados en el supermercado…