El aumento de los costes energéticos, la expansión del uso de paneles fotovoltaicos en el ámbito empresarial y doméstico, la incorporación de sistemas de almacenamiento y el crecimiento de los vehículos y otros dispositivos eléctricos están impulsando el autoconsumo. Navarra no ha quedado al margen de este fenómeno. Si en 2019 este tipo de instalaciones apenas generaban 11 megavatios, hoy superan los 200. Dicha cantidad equivale, además, al 3 % de la energía eléctrica generada en la Comunidad foral en estos momentos, frente al 0,5 % que representaba hace cuatro años.
Ante este escenario, el III Congreso Europeo de Comunidades Energéticas, organizado por el Gobierno de Navarra e iniciado este martes en Baluarte con la asistencia de más de 300 personas, ha ofrecido algunas de las tendencias y casos de éxito que explican este cambio en la generación de energía no contaminante.
En concreto, uno de los debates más destacados ha sido el papel que pueden desempeñar las comunidades energéticas industriales en el fomento del autoconsumo. Para los ponentes, la participación del sector industrial en asociaciones energéticas representa una opción viable y con gran potencial, aunque su desarrollo tiene desafíos pendientes. Entre otros, la desconfianza del sector privado hacia iniciativas colectivas en las que no tiene el control absoluto, la ausencia de modelos de negocio claros y la incertidumbre sobre los tiempos de retorno de la inversión. «Además, faltan proyectos estandarizados que sirvan de referencia para facilitar su implementación», expuso Héctor Loriente, coordinador de la OTC-Logistics Green Deal.
Otro reto tiene que ver directamente con el factor tecnológico al que se refirió el CEO de RenerCycle, Javier Villanueva. A este respecto, destacó las posibilidades de la reutilización de las turbinas eólicas que, instaladas hace ahora veinte o veinticinco años, «aún pueden operar con niveles de eficiencia considerablemente altos».
«Su hibridación en un polígono podría complementar la generación fotovoltaica de una comunidad energética para atender un consumo tan intensivo como el industrial», opinó. En esa misma línea, Carlos Pueyo, deputy CEO de BeePlanet Factory, apostó por el almacenamiento, al que se refirió como «un activo» porque, al facilitar la gestión de la potencia instalada, puede poner las bases para diferentes vías de ingreso que ayuden a la sostenibilidad de la comunidad.
Igualmente, en el ámbito administrativo, Villanueva lamentó «la falta de una ventanilla única que centralice y facilite los trámites necesarios para establecer una comunidad energética industrial».
Sin embargo, también se pusieron de manifiesto varias oportunidades significativas que este tipo de comunidades pueden ofrecer a la industria. «No solo les permiten reducir su impacto ambiental, sino que también se posicionan como actores clave en la transición energética. Esto les otorga un valor añadido, mejorando su imagen ante clientes, empleados y la comunidad en general, lo que refuerza su atractivo y competitividad», defendió Francesc Tarongi, director técnico y de desarrollo en Osona Energía Cooperativa (Oecoop).
NAVARRA, «POR EL BUEN CAMINO»
Con anterioridad, el consejero de Industria y de Transición Ecológica y Digital Empresarial del Gobierno de Navarra, Mikel Irujo, afirmó en su bienvenida a los asistentes que la Comunidad foral «ha creado un clima perfecto» para fomentar la creación de comunidades energéticas. «Tenemos legislación, gracias a la orden foral de comunidades energéticas que fue pionera y sigue siendo pionera; una fiscalidad favorable, gracias a las deducciones fiscales por instalación de energías renovables; y una estrategia marcada en el Plan Energético de Navarra 2030«.
Según aseguró, la creación de «este ecosistema tan favorable» se debe a que en el Ejecutivo foral están convencidos de que las comunidades energéticas «son claves para la transición energética”. Y avanzó que «actualmente el 30 % de los municipios de Navarra tienen una comunidad energética o están en proceso de constituir una». «Vamos por el buen camino, pero somos ambiciosos. Por eso, nos hemos marcado el objetivo de que, para 2030, todos los municipios de Navarra participen al menos en una comunidad energética».
Tras esta intervención, el primer día del III Congreso Europeo de Comunidades Energéticas analizó con el papel que pueden desempeñar las Oficinas de Transformación Comunitaria (OTC) para el impulso de comunidades energéticas con Bosco Valero, de la Fundación Escuela Andaluza de la Economía Social; Tania Castro, de Ceres; y Carlos Pesque, en nombre de la asociación Energía Común. Los tres ponentes coincidieron en que la mayoría de los proyectos que se están desarrollando se definen por su fuerte vinculación con el territorio y su enfoque en el desarrollo rural de pequeños municipios, a menudo sin acceso a los fondos europeos. De ahí su demanda a favor de crear redes que pongan en común las barreras y obstáculos habituales a los que se enfrentan para poder evitarlos y así acelerar su proceso de constitución y puesta en marcha.
Por su parte, Leire Ugarte, técnica de Dinamización en Goiener Komunitate Energetikoak; la directora del Área de Regeneración urbana en Nasuvinsa, Raquel Zulaica; Felipe Barroso, coordinador del proyecto Life Encom Hub; y el Business support en Electric Ireland Superhomes, Mauricio Paolino, trataron las denominadas One Stop Shops o centros integrados que facilitan la transición hacia la energía verde para los consumidores. Dichas instituciones, con amplia presencia a lo largo de toda Europa, ofrecen asesoramiento, apoyo en la instalación y opciones de financiación al tiempo que mejoran la protección y el empoderamiento de los consumidores. «Más de 4.000 hogares han sido rehabilitados gracias a las ocho One Stop Shops que existen en Navarra», enfatizó Zulaica.
ENERGÍA COMO DERECHO Y MARCO RETRIBUTIVO
El bono social en España está llegando a dos de cada diez personas que lo necesitan. Además, el país dobla el porcentaje europeo de los hogares que no pueden mantener una temperatura adecuada. Una realidad que ya afecta al 20 % de la población. Estos son dos de los datos más significativos que trascendieron en la mesa redonda ‘La energía como derecho, de la teoría a la práctica», en la que participaron Alba del Campo, de Traza Consultoría, y Cristina Ramos, Corentin Girard y María Campuzano de las asociaciones Ecoserveis, València Clima y la Alianza contra la Pobreza Energética respectivamente.
Ante esta problemática, plantearon importantes cambios regulatorios en el acceso al suministro eléctrico, que se incentive el papel de la administración local (la más cercana al consumidor final) y la participación de las personas que están sufriendo estas dificultades para que puedan trasladar sus verdaderas necesidades. Igualmente, coincidieron en que el suministro renovable generado por las comunidades energéticas puede actuar como paliativo de esas situaciones de carencia.
Finalmente, el coordinador de la Asociación de Municipios y Entidades para la Energía Pública, Arnau Comas; Joan Herrera, director y fundador de SamsØ; y la directora de comunidades energéticas de la UNEF, Paula Santos, reflexionaron sobre el ‘Marco retributivo de la distribución de la energía y marco jurídico favorable para las comunidades energéticas’. Así, reclamaron con urgencia la modificación del artículo 4 del RD 244/2019, de 5 de abril, que regula las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo. En particular, pidieron garantizar la representación de los autoconsumidores frente a las distribuidoras, una solicitud planteada recientemente por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Además, abogaron por impulsar la figura del «gestor del autoconsumo colectivo» para asegurar el buen funcionamiento del modelo, tal como ha sucedido en Portugal.
SESIÓN VESPERTINA
El primer día del III Congreso Europeo de Comunidades Energéticas se completó, ya por la tarde, con la celebración de diversos seminarios prácticos y workshops. Así, el primero de ellos abordó el papel de la administración pública y el impulso de las One Stop Shops para la transición energética. Seguidamente, Joaquín Villar, de Eneragen-Agencia Andaluza de la Energía, y Mauro Ezequiel, de R2M Solution, reflexionaron sobre cómo las comunidades energéticas están permitiendo el avance de la flexibilidad y la gestión de la demanda.
Un tercer foro se centró en el ecofeminismo y la energía como derecho a cargo de Alba del Campo, de Traza Consultoría, y Cristina Alonso, de Amigos de la Tierra. Finalmente, se debatió acerca de cómo impulsar la participación de la juventud en las comunidades energéticas. Esta sesión fue dirigida por Andoni Iso, del Instituto de Investigación Social Avanzada (I-Commnunitas) de la Universidad Pública de Navarra, y Oihana Lorea en representación de Artelan.