El Consejo General de Economistas publicó este jueves una guía con medidas y sugerencias “técnicas” que lanza a las autoridades como a las empresas españolas con el fin de amortiguar la crisis desatada por la pandemia del coronavirus. Las propuestas fueron elaboradas por los Servicios de Estudios del Consejo General de Economistas de España y que abarcan las diferentes áreas de actividad de los economistas (fiscalidad, finanzas, empresas, laboral, contabilidad, auditoría…).
“Salvo sectores muy determinados, la generalidad de empresas, grandes, pequeñas y medianas, se van a ver negativamente afectadas”.
“Tenemos claro que, salvo sectores muy determinados, la generalidad de empresas, grandes, pequeñas y medianas, se van a ver negativamente afectadas de una u otra manera. De hecho, y como siempre ocurre, esta realidad ya está siendo reflejada con crudeza por los mercados bursátiles”, resaltó la entidad.
Además de las medidas ya tomadas por el Gobierno central, que según la institución “van en la línea adecuada”, se plantean algunas muy específicas:
1.- FISCALIDAD: Entre las herramientas de que disponen los Gobiernos para atender este tipo de situaciones, una de las principales es la política tributaria. Seguramente “no es la principal” para este caso, pero puede “ayudar a solventar” uno de los primeros problemas que se le presentan a empresas y profesionales: la liquidez.
“Sería deseable que se estableciera la posibilidad de aplazar el pago de determinados impuestos a su vencimiento, con la condición de justificar a posteriori los problemas de liquidez. También es previsible que los profesionales de la asesoría fiscal tengan problemas para poder presentar en plazo las autoliquidaciones de sus clientes. A este respecto, podría evaluarse la posibilidad de retrasar algunos plazos de presentación”, sugiere.
2.- FINANZAS: En materia de inversión, “tan importante es gestionar la euforia como el pánico”. Generalmente, en los momentos de euforia es “cuando se asumen más riesgos”, mientras que en los momentos de pánico “ocurre lo contrario”.
“La bolsa española ha caído más del 26 % en estos últimos días de marzo. Esto ha tenido un impacto en los inversores, incluidos los largoplacistas, que ante la bajada han procedido a deshacer posiciones (es decir, vender), previendo volver a invertir al menor atisbo de recuperación”, apunta el Colegio.
En este sentido, recoge algunas de las recomendaciones incluidas en el Documento de Trabajo de CNMV sobre Economía conductual para la protección del inversor Recomendaciones prácticas para inversores, entidades y reguladores:
- Antes de tomar una decisión, es recomendable pensar en opciones alternativas y sopesar los pros y contras de cada una de ellas.
- Antes de adoptar una decisión de inversión es conveniente reflexionar sobre la posibilidad de que el resultado no sea el deseado.
- La toma de decisiones de inversión se debe hacer bajo condiciones óptimas. Es preciso tomar conciencia de los factores que pueden limitar la capacidad de supervisar estas decisiones.
Por otra parte, conviene tener en cuenta, según el Colegio, que en estos momentos “no existe escasez de financiación” y los bancos centrales “están inyectando liquidez”, mientras que los tipos de financiación que ofrece el sector bancario a las familias y los mercados financieros “prácticamente no han cambiado”.
“Proponemos que a aquellas empresas –especialmente pymes– y autónomos de sectores especialmente vulnerables, que se vean afectados por la epidemia de covid-19, se les puedan otorgar préstamos con tipos de interés ventajosos para reactivar la actividad”, apunta.
3.- EMPRESAS: Conviene recurrir al plan de contingencia y la previsión de riesgos. En caso de no disponerlo, sería necesario elaborar uno de urgencia, convocando un comité de crisis en la empresa: “Estimamos fundamental que todas las empresas (no solo las grandes y medianas, sino también las pymes) dispongan de un plan de contingencia, detectando riesgos y teniendo medidas previstas para responder y limitar las consecuencias”.
En empresas de sectores más vulnerables a los efectos del coronavirus (transporte, turismo…), el organismo sugiere promover la alerta de una posible insolvencia a través de un “test de solvencia”. Este test debe señalar al deudor en qué punto se encuentra con respecto a una situación de insolvencia “a través una serie de elementos objetivos de cumplimiento (por ejemplo, cuotas de AEAT, TGSS, pago puntual de salarios, días de pago a proveedores, días de cobro a clientes…) y de su evolución”.
4.- LABORAL: Es recomendable poner en marcha un sistema urgente de ayudas para impulsar el teletrabajo en las empresas y autónomos (subvenciones para compra de equipos, programas…): “Con el objetivo de evitar multas a las empresas, sería conveniente relajar las medidas del registro de la jornada laboral, por la dificultad que supone controlar el tiempo de trabajo en esta nueva situación”.
Habría que valorar la posibilidad, siempre dentro de la excepcionalidad, de poder acumular las horas de trabajo “en un menor número de jornadas” (cumplir las 40 horas semanales en tres o cuatro días, por ejemplo). “Valoramos positivamente la iniciativa del Gobierno de aliviar la carga a las empresas con una moratoria para el pago de cotizaciones sociales de empresas y trabajadores autónomos. Y además de considerar como situación asimilada a accidente de trabajo a los periodos de aislamiento de las personas trabajadoras, debería valorarse la posibilidad de que la empresa no tenga que abonar cotizaciones por esos trabajadores durante la citada baja laboral”.
5.- ECONOMÍA Y JUSTICIA: El Colegio cree que se debería potenciar todavía más el uso de sistemas electrónicos de presentación de documentación en el ámbito de la Justicia y la economía forense: “Estimamos que se debería potenciar la utilización de LexNET para evitar presentación física de documentación por parte de administradores concursales y del expediente judicial electrónico para el ámbito pericial”.
Desde el Consejo General de Economistas, entendemos que es necesario que se extienda de “forma urgente” Lexnet en todas las regiones, pues de momento “solo es de aplicación en algunas”.
6.- CONTABILIDAD: Una de las piedras angulares sobre la que se asienta la contabilidad es que esta sirva para que las empresas “ofrezcan su imagen fiel”, además de que se constituye como un apoyo prioritario en la gestión de las compañías al utilizarse en la adopción de las decisiones empresariales.
Ante este nuevo escenario, caracterizado por un entorno de incertidumbre ante las posibles consecuencias coronavirus sobre las ventas, “vemos recomendable que las empresas tengan en cuenta esta circunstancia en la información reflejada en sus cuentas anuales, en particular en sus memorias, informes de información no financiera e informes de gestión”.
El reflejo de tal información financiera y no financiera no puede entenderse como una nueva carga administrativa, sino todo lo contrario, “como una información que pondrá de manifiesto los posibles efectos negativos y pasajeros que pueda tener el coronavirus sobre la actividad mercantil habitual de las empresas, lo que redundará en la percepción de temporalidad de este adverso escenario”.
Con una información adecuada, tanto los inversores como las instituciones financieras, las administraciones públicas, los proveedores y los propios clientes, así como cualquier persona o institución interesada en la actividad de las empresas, “tendrán una visión amplia y comparada que servirá para evitar que se produzca una situación de pánico económico reduciendo sus propios efectos”.
Por otra parte, en cuanto la contabilidad de gestión, las empresas deberían adaptar tanto sus planes estratégicos y presupuestos. La elaboración de planes de contingencia no suele ser una práctica habitual en las pymes. “No obstante, esto no es óbice para que adapten su gestión interna con el fin de que estos cambios tengan un fiel reflejo en los objetivos estratégicos”.
7.- AUDITORÍA: En cuanto a los posibles impactos del coronavirus en la actividad de la auditoría de cuentas, uno de los problemas que puede surgir tiene que ver con los desplazamientos del auditor a las oficinas de la entidad auditada para realizar su trabajo.
Así, se propone contactar con la entidad “con el objeto de instrumentar un sistema que ayude a realizar el trabajo de auditoría a distancia, empleando, por ejemplo, herramientas informáticas como medio para obtener la documentación que constituye la evidencia de auditoría y sustituyendo las reuniones presenciales por un sistema de videoconferencia”.
Otro problema relacionado surgirá con la celebración de las reuniones de los consejos de administración, de manera que se puedan formular las cuentas anuales en plazo: “Esto puede provocar un retraso en la emisión del informe de auditoría”.
Por último, se sugiere evaluar si la situación generada por el coronavirus requiere, como hecho posterior, información en las cuentas anuales auditadas y si puede afectar a la gestión continuada de la entidad auditada.