El ‘Internet Relay Chat‘ (o el primer chat de Internet) fue una revolución en la comunicación hace más de treinta años. Creado por el programador finlandés Jarkko Oikarinen, es el primer ancestro de los grandes servicios de mensajería instantánea que día a día frecuentamos como WhatsApp o Messenger de Facebook. Después de casi 20 años en desuso, ¿qué amerita que este antiguo espacio digital esté recobrando usuarios?
Podemos ensayar un símil: este tipo de chat es como una gran jungla en la que miles y miles de personas están hablando, todas al mismo tiempo. Un espacio con pocas pero suficientes reglas de convivencia para preservar la dignidad de cada uno, y mucha efervescencia cultural, política y social. Todo crece orgánicamente: las relaciones, las ideas y los debates. Puede que la experiencia sea inentendible a veces, pero jamás te dejará indiferente.
ElChat.com ha vuelto a recibir una importante ola de usuarios al día en los últimos meses.
La popularidad de este servicio creció en los noventa por la capacidad, insospechada por aquel entonces, de contactar desde España a personas que están en Japón, Ecuador o Madagascar en tiempo real. Puede que la nostalgia sea un motivo de esta vuelta a la mensajería instantánea. Pero con la progresiva pérdida de espacios físicos donde conocer a nuevas personas, algunos usuarios quieren recuperar esa experiencia en la que el anonimato y la absoluta (casi agreste) libertad de expresión fueron los ingredientes principales. ElChat.com, por ejemplo, ha estado recibiendo una importante ola de usuarios al día en los últimos meses.
Un filtro típico de este servicio es el de aglutinar a gente por sus intereses o por zonas geográficas, lo que permite una conversación más fluida. Es parecido a la plaza de tu pueblo o un parque en tu barrio. Un ejemplo de esto es Chatpublico.com, servicio en el que se puede encontrar múltiples salas de chat catalogadas geográficamente, como ‘Chat Navarra’ o ‘Chat Pamplona’. Allí se encuentran no sólo lugares en España sino también chats de distintos países como podría ser ‘Chat México’.
Otros servicios más actuales que el chat de Internet, como Omegle o Houseparty, se han inspirado en ese afán por conocer a personas digitalmente que surgió en los años noventa.
Esta manera de conversar fue reemplazada a partir de 2004, cuando surgieron nuevos protocolos de Internet y programas que permitían un contacto más personal, como el ICQ (‘I seek you’, o ‘te busco’ en español) o el Messenger de Microsoft. La principal razón de la caída del IRC fue la posibilidad de mantener un contacto de uno a uno y con personas conocidas que ofrecían las demás herramientas. Este novedosa generación de comunicación proponía la experiencia sin imprevistos y domesticada que poseemos hoy en día. Así, servicios como Terra u Olé quedaron en el recuerdo de muchos españoles.
Las salas de chat nunca volverán a su época de oro. Pero, sin lugar a dudas, se han convertido en un lugar de encuentro para muchos que desean pasar el tiempo hablando con desconocidos y darse la oportunidad de ser sorprendidos. En un momento en que las redes sociales rodean a sus usuarios de personas que piensan igual que ellos, los que entran en las antiguas salas de chat se han convertido en unos aventureros intrépidos que se atreven a explorar más allá de su zona de confort.
UNA FASCINACIÓN POR LO DESCONOCIDO
Otros servicios se han inspirado en ese afán trotamundos que provocaba el chat de Internet. Visitar Omegle, por ejemplo, es algo equiparable a entrar en tu bar favorito y acercarte a la primera persona que veas en la barra. Esta plataforma te parea con personas desconocidas de acuerdo a intereses y pasiones comunes en un chat. Se lanzó en 2006 y te permite hacer videollamadas, si eres lo suficientemente valiente.
No obstante, Omegle es un servicio de cuidado por dos razones. La primera es su alta incidencia en etiquetas sexuales, que lo vuelven poco recomendable para menores de edad. La segunda es la infraestructura pobre que tiene y que hace a sus usuarios susceptibles de ataques por piratas informáticos. Así que, ¡usar con discreción!
Por otro lado, otras aplicaciones permiten tener una experiencia más amable al momento de conocer a personas digitalmente. Una que cobró fama mundial durante el confinamiento fue Houseparty, la cual organiza videollamadas entre tus amigos como si se tratase de cuartos en una casa. Puedes entrar en ellas si nadie ha ‘cerrado la puerta’, aún en el caso de que tus amigos estén hablando con alguien que no tienes entre tus contactos. Si valoras la seguridad de tus espacios virtuales y te gusta pasar en una fiesta hablando de grupo en grupo, esta es tu aplicación.