Georgia ha sido el primer país del mundo en crear un Registro de la Propiedad con blockchain. El proyecto se hizo público a finales del año pasado, después de que las autoridades locales detectaran un grave problema de fraude al quedar en un limbo legal la titularidad de muchas posesiones de entidades soviéticas desaparecidas tras la desintegración de la URSS. A partir de entonces, se destruyeron multitud de registros y surgieron numerosos casos de corrupción. Es más, se llegaron a vivir situaciones en las que una familia podía ser desahuciada de su hogar porque un desconocido la reclamaba como propia tras falsificar determinados documentos.
El blockchain es una inmensa base de datos, en la que los registros están enlazados y cifrados para proteger la seguridad y privacidad de las transacciones.
El Gobierno georgiano ha resuelto el problema informatizando y centralizando su registro de propiedades, de manera que estas ya no están validadas por la firma de un profesional, sino por el blockchain. El blockchain o cadena de bloques es una inmensa base de datos, una especie de libro de cuentas gigantesco en el que los registros están cifrados y enlazados para proteger la seguridad y privacidad de todo tipo de transacciones. Así se eliminan intermediarios. Pero además, solo puede actualizarse si existe un consenso de la mayoría de los participantes del sistema y, una vez introducida la información, no se puede borrar.
Hoy es prácticamente imposible que un banco georgiano acepte un título de propiedad o que alguien compre una vivienda sin que haya hecho estos trámites por blockchain. Se trata por tanto de un sistema cuya información puede verificarse en tiempo real y no puede ser alterado por funcionarios ni destruido físicamente. En apenas tres años, ya hay más de dos millones de propiedades incluidas en ese blockchain, demostrando que esta tecnología puede cambiar para siempre la burocracia.
NI CONTROLADO NI REGULADO
Por ese motivo, importantes instituciones de todo el mundo visitan Georgia para entender cómo funciona su sistema. El notariado europeo lleva varios años debatiendo sobre los efectos que la aplicación del blockchain puede provocar en su actividad. Porque aunque la UE considera que aún no es el momento de implantarlo en este sector, sí se cuestiona una futura regulación.
De hecho, este fue el eje del Congreso Europeo del Notariado celebrado en Santiago de Compostela en 2017, donde se analizó si esta tecnología puede convertirse en una amenaza real si llegara a desarrollarse con todas las garantías. Aunque, actualmente, son los gobiernos y organismos oficiales los que ponen las principales trabas porque consideran que puede propiciar el blanqueo de capitales.
DIGITALIZACIÓN
Los notarios españoles defienden su labor y ven poco probable que el blockchain pueda sustituirlos para este tipo de actividades y documentos. Entre otras cosas, aclaran que ellos otorgan una garantía de seguridad y legalidad, por la que el documento en cuestión está ajustado a la legalidad y nadie pone en duda su veracidad.
“No hemos encontrado un caso de uso en que el ‘blockchain’ pueda mejorar la infraestructura que tenemos”.
Carmelo Llopis, notario y delegado español en el Grupo de Nuevas Tecnologías del Consejo General del Notariado, participó en el Congreso Europeo del Notariado en 2017.
Según explica a NavarraCapital.es, el sector ya está ampliamente digitalizado, de modo que “es absolutamente imposible” imaginar una notaría sin comunicarse telemáticamente con los registros, el Catastro o los órganos tributarios del Estado y las Comunidades Autónomas, entre otros.
En consecuencia, se muestra convencido de que la transformación que pueden generar tecnologías como el blockchain o la Inteligencia Artificial “tampoco nos van a pillar fuera de juego”. De hecho, los notarios españoles llevan al menos cinco años estudiando cómo puede afectar el blockchain al ecosistema legal español y a la función notarial en particular.
“Todavía no hemos encontrado un caso de uso en que el ‘blockchain’ pueda mejorar la infraestructura que tenemos. No obstante, lejos de relajarnos, seguimos estudiando y analizando las posibilidades que nos puede brindar”, precisa. Por ejemplo, a las notarías a menudo acuden personas con dudas sobre las criptomonedas, intrínsecamente relacionadas con la cadena de bloques: “Hemos analizado su naturaleza jurídica, su fiscalidad, su validez para constituir sociedades, su carácter de medio de pago e incluso su validez como medio de prueba en juicio”. De esta manera, el notariado español no ve este avance tecnológico como una amenaza, sino como una oportunidad si finalmente les permite prestar sus servicios con mayor eficiencia tecnológica.
CONCEPTOS DIFERENTES, SEGÚN PAÍSES
Las dudas podrían surgir si las administraciones españolas se plantearan el blockchain como un método válido oficialmente para realizar este tipo de operaciones, que fuera supervisado y controlado por ellas mismas. Pero los notarios españoles todavía ven improbable la aplicación de una medida de este tipo, ya que conforman “un cuerpo de funcionarios públicos que, por delegación del Estado, tiene atribuidas importantes funciones como la de dar fe pública y controlar la legalidad“, enfatiza Llopis. En Navarra hay 42 notarías, tres de ellas vacantes.
Entre otras cosas, apostilla, ayudan a combatir el fraude fiscal y el blanqueo de capitales. Es el primer pilar del sistema español de seguridad jurídica preventiva, que se basa también en principios como el asesoramiento jurídico imparcial y la configuración jurídica de los actos y contratos de los ciudadanos.
“El impacto del ‘blockchain’ en el notariado suele basarse en sistemas anglosajones, en el que un notario es un mero legitimador de firmas. No es el caso de España”.
Sin embargo, algunas empresas tecnológicas pusieron su punto de mira en el notariado y trataron de crear modelos de negocios sustitutivos a mediados de la década pasada. “Mostraban un desconocimiento total de lo que es el notariado español en particular y el notariado latino, al que pertenecemos, en general”, evoca Llopis.
Este matiz es crucial porque sus ideadores basaban el impacto de dichos modelos en las particularidades de los sistemas notariales anglosajones, “en los que el notario ni es funcionario ni tiene delegada la dación de fe por el Estado”. Es decir, se trata de “un mero legitimador de firmas o de expedición de documentos compulsado”. Y esa diferencia se traduce “en que el término ‘notarización’ se emplee en muchas ocasiones en sentido impropio en relación al notariado español”.
De momento, según Llopis, la utilización del blockchain en el sector legal español no ha encontrado un nicho de mercado lo suficientemente estable como para provocar un efecto disruptivo. “Ahora bien, el ‘blockchain’ no es solo esa base tecnológica, es todo lo que se sustenta sobre la misma.Se plantean importantes retos y preguntas, que el notariado también ayudará a responder”.