El restaurante Kabo ha sufrido más de sesenta reservas falsas en estos Sanfermines. Un duro golpe «económico y emocional» que llega, además, después de haber inaugurado recientemente su nuevo local, ubicado en la avenida Zaragoza.
Ya el pasado mes de noviembre, este medio advirtió de que cada vez son más los establecimientos que aplican fianzas en las reservas para contener el perjuicio ocasionado por este tipo de prácticas. Pero el episodio vivido por Aaron Ortiz y Jaione Aizpurua, que se toparon con teléfonos que no existen, personas que no saben de qué les hablaban o tarjetas «sin fondos», ha vuelto a poner sobre la mesa este problema.
El secretario general de la Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra (AHNE), Nacho Calvo, muestra su preocupación por un fenómeno que dista mucho de ser puntual. «Lo sucedido en el restaurante Kabo está muy generalizado, aunque no con identidades, tarjetas o mails falsos. Eso es algo muy extraño. Suele darse en forma de anulaciones de reservas, plantones o que no te cojan el teléfono. Ojo, y no solo en Sanfermines, sino durante todo el año. Por eso, llevamos varios años trabajando en este tema. El caso de Aaron y Jaione es más complicado porque quizás alguien les haya querido fastidiar», lamenta.
En ocasiones, el malestar físico ocasionado por los propios excesos de las fiestas aumenta esta clase de episodios. Así lo afirma Juan Carlos Oroz, vicepresidente y portavoz de la Asociación Navarra de Pequeña Empresa de Hostelería (Anapeh). «No les apetece venir a la comida. Es algo que estos días nos sucede. Imagina que, en primer lugar, varias personas han llamado para reservar y les has dicho que no porque supuestamente tenías el comedor completo…», atestigua.
PAGO DIGITAL DE FIANZAS
Por eso, como ya informó Navarra Capital, AEHN puso en marcha un novedoso sistema de fianzas con CaixaBank. Al realizar la solicitud de reserva, la persona interesada recibe un enlace del banco por WhatsApp. Pinchando en él, puede llevar a cabo el abono de manera muy sencilla. En ese momento queda confirmada su petición: «A menudo acude mucha menos gente de la que inicialmente se había registrado para la reserva. Por eso, recomendamos implementar una fianza por comensal, no por grupo como se hacía antes. Así, a quienes acuden al establecimiento se les descuenta del importe final, mientras que la fianza no se devuelve a quienes no van».
Además, hay negocios que no cuentan con esta herramienta, pero cobran una cantidad con tarjetas de débito o crédito. «Este tipo de medidas las hemos sugerido en muchas ocasiones. Porque el daño que se puede causar, tanto por lo que dejas de ingresar como por el gasto ya realizado en género, es terrible», añade Calvo, quien sugiere seguir el mismo proceso materializado en su día por los hoteles. «Antes, las fianzas en los alojamientos generaban extrañeza, pero ahora es algo habitual…», subraya.
A su vez, Oroz añade un tercer factor que agrava las pérdidas de los hosteleros en este tipo de casos. Porque, cuando un restaurante está completo, también trabaja con toda su plantilla, de modo que asume un «gran gasto de personal».
LA INDEFENSIÓN
Tanto Calvo como Oroz coinciden en que resulta muy difícil frenar a quienes actúan de esta manera y resaltan «la indefensión» en la que viven los hosteleros. «Aunque no sea tan grave como lo sufrido por el Kabo, estas cosas te enojan muchísimo, te disgustan y te llevan a perder la fe en las personas», resalta el representante de Anapeh.