Tras la pandemia, vuelven las tradicionales comidas y cenas de empresa. Y lo hacen llenando los restaurantes del centro de la capital navarra. Tanto así que, a falta de un mes, resulta difícil encontrar ya un hueco para el tercer fin de semana de diciembre. En este contexto y para evitar cancelaciones de última hora, cada vez más establecimientos piden a los grupos numerosos que paguen una fianza a la hora de realizar la reserva. Así es el caso del restaurante Chez Belagua, de la calle Estafeta, que desde hace cuatro meses ya comenzó a recibir llamadas para dichas fechas.
“En estos días tan brutales es cuando aplicamos la medida de la fianza. Hemos dicho a muchísima gente que no hay sitio. Y lo que no podemos permitirnos es que se nos queden plazas libres por la mala cabeza de las personas”, subraya a Navarra Capital el propietario del Chez Belagua, Juan Carlos Oroz.
Cada vez más hosteleros se suman a esta tendencia que, según detallan, han optado por aplicar tras algún que otro “escarmiento”. El pasado fin de semana, sin ir más lejos, Oroz se quedó con una mesa vacía mientras el grupo que la había reservado se encontraba comiendo en otro establecimiento.
Juan Carlos Oroz (Chez Belagua): “Hemos dicho a muchísima gente que no hay sitio. Y lo que no podemos permitirnos es que se nos queden plazas libres por la mala cabeza de las personas”
El dueño de Chez Belagua pide una fianza de 10 euros por comensal en grupos superiores a seis personas y deja un margen de diez a quince días para abonarla. Si pasado ese tiempo no se ha pagado, se pierde la reserva. Una vez transferido el importe, la petición se registra y el restaurante ofrece una fecha límite de una semana de antelación para cancelar la reserva sin coste alguno.
Se trata de un método que ya era muy recurrente en los establecimientos más sofisticados, pero que ahora también se está expandiendo a restaurantes de todo tipo de precios. “Muy poca gente se extraña ya de que pidamos fianza. El número de locales que están aplicando esta medida cada vez es mayor”, sostiene Oroz.
Desde la Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra (AEHN) confirman una tendencia que, en su caso, va acompañada además de la implantación de un novedoso y “eficaz” método de pago. Según especifica Nacho Calvo, su secretario general, la entidad mantiene un convenio con CaixaBank para este fin. Y este otoño, tras realizar una formación a los hosteleros interesados junto a la entidad bancaria, poco a poco ha empezado a implantarse el sistema en diferentes locales de Pamplona. “Al realizar la solicitud de reserva, la persona interesada recibe un enlace del banco por WhatsApp. Pinchando en él, puede hacer el abono de manera muy sencilla. En ese momento queda confirmada su petición”, concreta Calvo.
María Ángeles Rodríguez (Anapeh): “Se va a trabajar, sí, pero ganando una cuarta parte de lo que se ganaba”
Aunque la Asociación Navarra de Pequeña Empresa de Hostelería (Anapeh) carece de un sistema ad hoc para los pagos, también ha constatado la proliferación de esta práctica entre muchos de sus asociados. “Se viene haciendo, sobre todo desde Sanfermines. Porque mucha gente llamaba y luego no aparecía. Esto supone un grave perjuicio para el hostelero, que hace las previsiones de personal y abastecimiento de acuerdo con el número de encargos”, relata María Ángeles Rodríguez, presidenta de la entidad.
BALANCE DE RESERVAS
Este año, las comidas y cenas de empresa se concentran sobre todo en los días 16 y 17 de diciembre. Y entre ambas opciones, comida o cena, las compañías se decantan más por la primera. Por ejemplo, Chez Belagua está completo para el mediodía en esas dos fechas, pero posiblemente aún podría hacer algún hueco para las noches.
Nacho Calvo (AEHN): “Hay una acumulación terrible. Esperamos que haya sitio para todo el mundo, pero será complicado”
En líneas generales, todos los establecimientos del centro de Pamplona están prácticamente llenos. “Hay una acumulación terrible. Esperamos que haya sitio para todo el mundo, pero será complicado”, augura el secretario general de AEHN.
La presidenta de Anapeh comparte el análisis de su colega, aunque apostilla que los márgenes de beneficio se han reducido notablemente por el incremento de los costes de las materias primas y la energía. “Se va a trabajar, sí, pero ganando una cuarta parte de lo que se ganaba. Además, cuando nos llaman preguntan por los precios de los menús y se decantan por el más barato”, sostiene Rodríguez.
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