Para muchos es la mejor época del año, para otros, un infierno audiovisual de luces chillonas y sonidos estridentes. Sea cual sea la opinión de cada uno, la Navidad es una de las festividades más extendidas a lo largo del mundo, y aunque todas sus celebraciones tengan como origen la religión cristiana, la forma en la que se conmemora en cada país puede variar drásticamente, pudiendo ser un simple decorado callejero de luces de plástico, o un auténtico espectáculo lleno de tradición. Estas son cinco de las más llamativas:
- Festival de las lámparas gigantes de Filipinas
Ligligan Parul Sampernandu o festival de las lámparas gigantes, se celebra cada año el sábado antes de Navidad en la ciudad de San Fernando, Filipinas. Originalmente el festival se componía de figuras sencillas con medio metro de diámetro hechas con papel de origami y una vela dentro.
La celebración fue tomando peso dentro del país y comenzó a adquirir un matiz competitivo, hasta el punto de que a día de hoy, se organizan certámenes en los que once pueblos filipinos se enfrentan por ver quién hace la lámpara más compleja y llamativa.
En España es tradicional amenazar a los más peques que se portan mal con carbón, pero en Austria han encontrado una fórmula mucho más persuasiva para hacer que los niños se porten bien. Un demonio con forma de bestia llamado Krampus vaga por las calles austriacas asustando y castigando a todo aquel que se haya portado mal. Cuenta la leyenda que además, a los que hayan sido especialmente traviesos ese año, el Krampus los secuestra y se los lleva en su saco.
Acorde a la tradición, numerosos jóvenes se disfrazan de este demonio y salen a la búsqueda de niños a los que asustar. Como contrapartida, San Nicolás, Papá Noel o Santa Claus, premiarán a quienes se hayan portado bien. Desde luego, una forma muy efectiva de motivar a los niños para que se comporten durante el año.
- Los 13 Yule Lads de Islandia
¿Qué puede ser mejor que Papá Noel dando regalos? Trece Papás Noel dejando regalos. Esta es la peculiar tradición islandesa, donde cada uno de los doce días previos a Navidad, unas criaturas con forma de troll se turnan para visitar a los niños y dejarles regalos. Para ello los pequeños deben dejar sus zapatos en la ventana, porque por suerte, estos trolls no saben entrar en las casas.
A diferencia de Papá Noel, estos pequeños trolls son bastante traviesos y cada uno tiene una característica ‘peculiar’: Stekkjastaur es el roba ovejas, Giljagaur el roba leche, Stúfur es el que roba cacerolas para comerse las sobras, mientras Pvörusleikir roba cucharas para chuparlas, Pottaskefill roba ollas para quedarse las sobras y Askasleikir los cuencos para chuparlos, Hurðaskellir es el compañero de piso que todos hemos tenido, da portazos por la noche para molestar, a Skyrgámur le encanta el yogur, Bjúgnakrækir roba salchichas, Gluggagægir es el troll mirón, Gáttaþefur utiliza su larga nariz para robar pan, Ketkrókur lleva un gancho para robar carne y por último Kertasníkir, que roba velas a los niños.
- Colombia y el día de las velitas
Dejamos los países nórdicos para volver a un país hispano. El día de las velitas en Colombia marca el inicio de la temporada navideña colombiana. En honor a la Virgen María y la Inmaculada Concepción, la gente pone velas de papel frente a las ventanas y balcones. Al igual que en Filipinas, la tradición fue tomando peso, y a día de hoy, las velas iluminan las ciudades enteras. Una de las ciudades que más relevancia le da a esta tradición es Quimbaya, donde los distintos vecindarios compiten para ver quién hace la decoración más llamativa.
- Cabalgata de luces de Toronto
No solo los valencianos son buenos con los fuegos artificiales, en Toronto (Canadá) también saben cómo prender una mecha. Cada año desde 1967, los torontonianos dan comienzo a la Navidad con una traca de fuegos artificiales y el encendido de más de 300.000 LEDS que se apagan a las 11 de la noche del Año Nuevo. La celebración tiene un origen curioso, y es que no surge del folclore ni la religión, sino del evento de inauguración del Ayuntamiento de la ciudad. Fue tal el espectáculo que generó, que desde entonces llevan conservan este encendido de luces que se ha convertido en tradición.
Estas son algunas de las celebraciones más llamativas, un crisol de culturas que orbita alrededor de una tradición que ha ido mutando e integrándose con la cultura del lugar, y que a lo largo de los años ha ido formando parte dentro de la celebración para convertirse en signo de identidad de cada una de las ciudades y países donde se celebran.