El coronavirus centra las preocupaciones del mundo económico y empresarial en estos momentos. Un claro ejemplo es lo que puede ocurrir si Volkswagen Navarra aplica un ERTE fruto de una hipotética escasez de suministros. Esta posibilidad genera un importante temor entre sus proveedores porque, si se da ese supuesto, “muchas empresas van a ir en cascada”, advirtió este miércoles Joseba Romeo, de CCOO. Neimsa, Gestamp, ID Logistic, Landaben Logistic, SNA, Volkswagen Group Services, KWD, Schnelecke y Tecnoconfort… En total, más de 1.700 trabajadores además de la propia plantilla de la firma alemana.
Pero el coronavirus pasará, aunque habrá que ver en qué situación deja a la Comunidad foral. Y tocará ocuparse de amenazas que ya existían antes y que sobrevivirán a la pandemia. Porque sin salir del sector automovilístico, habrá que afrontar los riesgos del órdago lanzado por Marruecos o el que supondría el posible paso de largo por Navarra del coche eléctrico.
Las dudas las plantean, por ejemplo, el propio presidente de Volkswagen Navarra, Emilio Sáenz, quien ya señaló el pasado mes de octubre que “el futuro» de la planta, si no fabrica coches eléctricos, «estará en peligro a partir de 2028-2030». Pero, sobre todo, el director gerente del fabricante de llantas Mapsa, Miguel Ugalde, quien hace un preocupante análisis del peligro que supone el país africano para la industria foral. “Todo el mundo, la industria, los centros tecnológicos, la banca y el Gobierno están muy concentrados en la amenaza que supone a medio plazo el vehículo eléctrico para la industria de componentes del automóvil. Y nos estamos olvidando de que no en el medio plazo, sino ahora, ya, tenemos una amenaza muchísimo mayor en Marruecos”, destaca a NavarraCapital.es.
Miguel Ugalde: «Hay un riesgo severísimo de que Marruecos deje fuera del mercado a una parte importante de los que producimos en Navarra».
Precisamente, el coronavirus va a añadir más dificultades en este ya de por si complicado escenario. Porque España y Marruecos suspendieron este jueves los vuelos procedentes y en dirección a nuestro país, además del tráfico marítimo de pasajeros entre ambos Estados.
Hace algunos años, el Gobierno marroquí definió una política acelerada de industrialización centrada en el automóvil, cuyo fin es atraer a empresas extranjeras. De hecho, ofrece unas condiciones sumamente ventajosas en materia de subvenciones, impuestos, apoyo a la formación de mano de obra especializada y de ingenieros… “Concede ayudas increíbles, que dejan cualquier previsión de inversión en el territorio peninsular completamente fuera de juego. Si a eso sumamos unos costes de mano de obra infinitamente menores a los que tenemos nosotros, la ventaja competitiva de Marruecos es muy importante, casi al límite de lo que puede reaccionar la industria convencional asentada aquí. Hay un riesgo severísimo de que deje fuera del mercado a una parte importante de los que producimos en Navarra”, vaticina Ugalde.
En Mapsa son conscientes de la gravedad de la amenaza y están reaccionando para minimizarla: «Pero qué duda cabe de que eso nos va a costar más inversiones, dar un salto aún más significativo de productividad que otros, desgraciadamente, no podrán». Eso se puede traducir, a su vez, en una pérdida “importante” de puestos de trabajo y, en el mejor de los casos, en “una erosión importante en la cuenta de resultados, que frenará posibles planes de expansión o de ampliaciones de plantilla” para concentrarse “exclusivamente en mejoras de productividad interna de cara a poder mantener la actividad actual”.
Si las autoridades europeas, españolas y navarras no se vuelcan con la industria auxiliar, la situación se va a convertir «en una lucha de muchos davides contra un gran Goliat».
La solución fácil para muchas empresas sería la de trasladar su producción al país africano. Pero Mapsa es una cooperativa. “No nos deslocalizamos, peleamos para conservar nuestros puestos de trabajo a nivel local, de ahí nuestra fuerte apuesta por la competitividad”, sostiene.
Frente al apoyo “incondicional” del Ejecutivo marroquí a quien se vaya a instalar en el país, Ugalde ve necesario que Bruselas, los gobiernos estatal y foral y los ayuntamientos “también se vuelquen” y trabajen para conseguir «que esas reglas del juego sean idénticamente justas para todos». De lo contrario, la situación se va a convertir «en una lucha de muchos davides contra un gran Goliat». De hecho, lamenta que muchas empresas del sector, “que son viables y que funcionan muy bien, no van a ser capaces de superar este problema porque se les está empujando a competir en un terreno en el que están en una clara inferioridad”. ¿Y Mapsa? «Somos cautelosamente optimistas”.
Luca de Meo, expresidente de Seat y próximo consejero delegado de Renault, ya confirmó los efectos negativos que la creciente competencia de Marruecos puede puede tener sobre la industria navarra de componentes. El motivo es simple: “Ya se han instalado dos fábricas francesas, se ha anunciado una china y también hay una industria de componentes”.
EL COCHE ELÉCTRICO
Otro de los desafíos está en el coche eléctrico. Y, más concretamente, en su fabricación, de la que puede depender el futuro de Volkswagen Navarra; en la industria auxiliar, que tendrá que adaptar su modelo de producción para suministrar componentes en algunos casos muy diferentes a los que actualmente requiere la fábrica; y en los concesionarios y talleres, que tendrán que reconvertirse.
Para intentar orientar a la industria automovilística en esta época de incertidumbre está el Centro Tecnológico de Automoción y Mecatrónica (Naitec), que nació en 2018. Promovido por el Gobierno de Navarra y la Universidad Pública de Navarra (UPNA), su objetivo es impulsar las tecnologías capaces de desarrollar el sector de la automoción y de la mecatrónica.
Txus Pintor: «Aparecerán nuevos agentes en el sector de la automoción, mientras los actuales tendrán que reorientar su modelo de negocio. No va a ser nada fácil, pero si lo sabemos hacer, estamos ante una gran oportunidad».
Su director científico, Txus Pintor, da algunas pistas de por dónde puede ir el futuro y destaca la necesidad de que las empresas adapten sus modelos: “Internet va a jugar una baza decisiva, la movilidad va a ser conectada y tardará algo más en ser autónoma, pero acabará siéndolo. Aparecerán nuevos agentes en el sector de la automoción, mientras los actuales tendrán que reorientar su modelo de negocio. No va a ser nada fácil, pero si lo sabemos hacer, estamos ante una gran oportunidad”.
Un ejemplo de las oportunidades que se abren lo ofrece Beeplanet Factory, “la primera ‘startup’ española que da respuesta a la necesidad de facilitar una segunda vida a las baterías provenientes del vehículo eléctrico”, detalla Carlos Pueyo, su director tecnológico.
Pero, por el momento, en la Comunidad foral apenas se superan los 700 coches eléctricos. Carlos Sagüés, presidente de la Asociación Navarra de Talleres de Reparación de Vehículos (ANTRV) y del Grupo Mundomóvil, considera que los talleres se adaptarán cuando vean que los coches eléctricos comienzan a generar un mayor volumen de negocio. Porque, ahora mismo, “representan menos del 1 % de las ventas”. Es decir, “aún no se han democratizado, el precio es caro y no tienen autonomía suficiente para que sean un producto atractivo”.
En la misma línea, Luis Ursúa, gerente de la ANTRV, agrega que “la mayoría” de los talleres “no ve todavía la necesidad de adaptarse”. Y aunque desde hace tres años “ya hay algunos que se están formando respecto a este tipo de vehículos”, el futuro del sector es muy incierto porque “no está claro el tipo de coche que, dentro de unos años, circulará por las carreteras”. Es más, el modelo de negocio podría cambiar totalmente cuando se generalice el coche eléctrico porque “las horas de trabajo en el taller se verían reducidas y habría que buscar otras posibles líneas”.
Muy pocos talleres se están adaptando al coche eléctrico porque representa menos del 1 % de las ventas. Según Luis Ursúa, «no está claro el tipo de coche que, dentro de unos años, circulará por las carreteras».
Mientras tanto, son muy pocos los que cuentan con recursos económicos suficientes como para implementar los nuevos procesos y sistemas operativos que requieren estos vehículos. Las herramientas son “muy caras” y, debido a su escasa utilización actual por lo reducido del parque, “tardarán bastante en adquirirse”.
Pero quizás, uno de los que más dudas muestra sobre el futuro rol de la Comunidad foral en la carrera del coche eléctrico es Miguel Iraburu, miembro de la junta del Círculo de Navarra en Madrid. Para él, el sector automovilístico está en plena transformación sin que nuestra región esté haciendo, a su juicio, el esfuerzo necesario para adaptarse a ese cambio. En parte porque “en España no hay oficinas de las marcas donde se tomen decisiones, sino que se toman en otros países” de Europa: “Navarra se tiene que posicionar, no se puede quedar atrás en esta evolución. Tendremos que presentarnos donde tengamos que presentarnos con buenas razones, con productividad y competitividad”.