El ruido de los secadores y de las máquinas de afeitar no impiden que fluya ese diálogo cómplice entre quienes se ponen al día mensualmente: la familia, los hijos, los estudios, el último destino de vacaciones. MC Peluqueros recibe a sus clientes con una señal más propia de las barberías anglosajonas, pero solo identificable en Pamplona por los auténticos connoisseurs del sector: un barber’s pole. O lo que es lo mismo, un poste con una hélice de rayas blancas, rojas y azules. A las 19:03 entra Juanjo. “¿Cómo siempre?”, pregunta Carlos Cayuelas, cofundador del establecimiento. Recibe un gesto de asentimiento como respuesta. El suyo es un oficio milenario para el que ahora hay certificados, academias y ferias internacionales. No obstante, él y su socio Montxo Mateos lo aprendieron del mismo modo en que lo hicieron muchos barberos de antaño: de la mano de sus padres.
Fue en 1986 cuando Rafael Cayuelas fundó junto a su socio la peluquería Rafa y Paco, en el mismo local de Pío XII que hoy en día codirige su hijo. La fotografía de aquel establecimiento sobrio con detalles de madera no solo existe en la memoria de quienes lo frecuentaban, sino que también descansa enmarcada en la sala de espera, inhabilitada debido a las restricciones de aforo. El color de las paredes ha cambiado, los muebles son más modernos y el equipo viste con vaqueros ceñidos, polos negras y delantales idénticos, pero Montxo y Carlos siguen defendiendo el legado “de excelencia” con el que sus progenitores se ganaban el pan. “Mezclamos la tradición con las últimas tendencias. Aquí trabajamos cuatro peluqueros y para eso necesitamos un volumen de clientes muy grande, por lo que intentamos abarcar todo lo que podemos”, expone Cayuelas. Por eso, al establecimiento acuden desde jugadores de Osasuna que buscan un degradado perfecto hasta señores encorbatados que piden el corte a navaja.
Mateos y Cayuelas se asociaron en 2011, “en plena crisis económica”. A la complicada coyuntura se sumarían más adelante la subida del IVA -que pasó del 8 % al 21 %-, así como la popularización del modelo low-cost en el sector.
El proyecto, recuerda Montxo, se gestó en un contexto de “dificultades, dudas e incertidumbres”. Tras la jubilación de Rafael Cayuelas, los dueños de MC Peluqueros decidieron asociarse en 2011, “en plena crisis económica”.
A la complicada coyuntura de aquel momento se sumarían más adelante la subida del IVA para cines, teatros, peluquerías y funerarias -el impuesto pasó del 8 % al 21 %- en septiembre de 2012, así como la popularización del modelo low-cost en el sector, aún vigente. Si un corte de pelo en alguno de estos establecimientos cuesta unos siete euros, en la peluquería de Carlos y Montxo la cifra llega a los veinte. Ellos, sin embargo, defienden que el resultado final será “muy distinto” en función de si el cliente se dirige a su local o a alguna franquicia que ofrezca servicios a precios “batalleros”. “Básicamente, el éxito que tenemos reside en ofrecer calidad en los cortes, en el acabado, en el trato al cliente y en el mobiliario. A muchos no les importa pagar un poco más si salen contentos de la peluquería. En cambio, siete euros por corte puede resultarles caro si les dejan muy mal”, sostiene Cayuelas.
Esa apuesta está funcionando con éxito. Con 453 reseñas y una puntuación media de 4,9 sobre 5, MC Peluqueros es una de las barberías españolas mejor valoradas en Google. Situarse en el ‘top five’ nacional no ha sido “nada fácil”, resalta Cayuelas, quien constata lo selectivos que suelen ser los usuarios a la hora de otorgar feedback en línea. “Es muy reconfortante leer las reseñas porque no es sencillo conseguir que la gente escriba. Para cuando alguien se anima a hacerlo, ya han pasado cien por la puerta que se han ido contentos. Al contrario, en la mayoría de los casos quien da su opinión en Internet es alguien que tuvo una mala experiencia y está enfadado”.
Estadounidenses, latinoamericanos, alemanes… La visibilidad y el posicionamiento que el recinto ha conseguido gracias a estas reseñas permiten que, además de aquellos clientes fieles que siguen frecuentando el establecimiento desde hace 35 años, cada semana aparezcan caras nuevas y jóvenes por MC Peluqueros. Un intercambio generacional que, por otra parte, se refleja asimismo en la plantilla. Cayuelas y Mateos, inmersos en el negocio familiar antes de cumplir la mayoría de edad, han optado por una estrategia a largo plazo para garantizar la continuidad de su proyecto: invertir en la formación de recién titulados en Peluquería. “Después de acabar la academia, igual están tres años más formándose con nosotros. Fuera de horarios, con familiares y amigos. Hasta que no tienen un nivel muy alto, no empiezan a cortar. Para ellos puede ser un shock al principio, pero cuando pasa el tiempo te dan la razón. Nos iremos nosotros y seguirán ellos”, expone Mateos. Y “ellos”, por el momento, son David y Christian, dos jóvenes que terminan de despedir a los últimos clientes mientras sus mentores atienden a este medio.
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