El aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático es «ya una evidencia a nivel global». Y, en las zonas con clima mediterráneo, esta subida es «aún más notable, así como viene acompañada de una reducción de la disponibilidad de agua». Así lo aseguró Johann Martínez-Lüscher, investigador del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente (BIOMA) de la Universidad de Navarra, que en este marco ha puesto en marcha el proyecto Resiclime, en el que se evaluará la manera en la que estas condiciones pueden afectar a la capacidad de producir alimentos.
Según informó la universidad, la iniciativa se centrará en observar variedades locales y comerciales de tomate y judía y en analizar la resiliencia de cada una de ellas a estos cambios, pudiendo aportar datos de interés para seleccionar las variedades con una mejor adaptación. «Gracias a la colaboración del banco de germoplasma de variedades hortícolas, hemos elegido tres variedades navarras como son el tomate de tía Puri (corazón de buey), de Bera; el feo, de Tudela; y el bombilla, de Buñuel. Estas variedades, aunque son «algo tolerantes a la sequía», pueden ver mermada su producción ante el aumento de la temperatura o la sequía», explicó. Una vez escogidas las variedades, se germinarán las semillas en distintas condiciones de temperatura y riego, de forma que los resultados puedan permitir adelantarse las consecuencias del cambio climático en la agricultura.
SUBIDA DE PRECIOS EN PRODUCTOS FRESCOS
Según detalló Martínez-Lüscher, este proyecto tiene una audiencia amplia, de forma que afecta a sectores «como agricultores, productores locales, eslabones de la cadena alimentaria, entre otros». Además, busca abordar una problemática con impacto directo sobre la sociedad, ya que los resultados pueden mostrar implicaciones en la calidad o el precio de estos productos: «Estamos viendo cómo aumenta el precio de todo, pero especialmente los frescos, y cómo esto no está repercutiendo sobre los márgenes de los agricultores. El cambio climático irá agravando esta situación y la falta de oferta puede afectarnos muchísimo como consumidores y a nuestra alimentación».
La iniciativa, que se desarrollará durante seis trimestres, cuenta con un presupuesto de 58.650 euros financiado por Next Generation EU y gestionado por el Eatex Food Hub. El equipo de trabajo lo componen el doctor Martínez-Lüscher, como investigador principal; Juan José Irigoyen; y otros colaboradores como Mohammad Abdullah, Héctor Santesteban, Julen Muguiro, Carlos Guembe, Amadeo Urdiain y Mónica Oyarzun.