Pegaso, la primera fabricante navarra de palas de pádel, ha dado un importante salto al posicionar su producto fuera de España, concretamente en Alemania. Y es que, tras el reportaje publicado por Capital Sport en 2022, sus responsables recibieron «numerosas llamadas» de empresas catalanas, gallegas, madrileñas y europeas, que se mostraron interesadas en su producto.
Una de ellas, de origen germano, les planteó desarrollar un proyecto singular «de marca blanca», práctica bastante habitual en el sector. Así, la compañía navarra les envía las palas sin pintar para que la alemana las pruebe y, en caso de que los prototipos agraden a sus representantes, rematar el diseño con la firma del cliente. «Sabíamos cómo es ese proceso, pero hasta entonces no lo habíamos implantado. Ahora, al tener más volumen de negocio, podemos comprar el material a mejor precio», explica a Capital Sport Pablo Cía, uno de los dueños de la firma junto a su hermano Íñigo y su padre, Carlos.
Así, lo que era casi un hobby para los Cía se ha convertido en un proyecto con gran potencial. «Enero ha sido el mes en el que más hemos fabricado hasta el momento, en concreto 40 palas. En 2022, solíamos hacer cinco o seis al mes, pero nuestro objetivo es llegar a las 250. Queremos que se nos considere una marca de calidad», apostillan los tres.
NUEVAS INSTALACIONES
Al mismo tiempo, la matriz del negocio familiar, SolidDecor, cuya actividad se focaliza en la fabricación de encimeras de baño y cocina, así como de platos de ducha, necesitaba ampliar sus instalaciones de Burlada. De ahí que ambas compañías se hayan trasladado este año a una nueva nave, situada en el polígono industrial de Egüés.
«Buscábamos un espacio que nos permitiera tener más potencia a la hora de fabricar y responder a la demanda de los clientes. Hemos aprovechado ese cambio del otro negocio para mejorar las infraestructuras que destinábamos a la fabricación de palas. Hemos hecho un dos por uno básicamente», argumenta Pablo.
En su nueva sede, los propietarios han reservado una zona exclusivamente para Pegaso, con estancias para producir, montar, pintar y barnizar las palas. «A diferencia de la anterior fábrica, la sala de pintura cuenta con un sistema de aspiración y la de montaje está climatizada. Eso nos permite obtener un resultado más homogéneo durante todo el año», indica Carlos.
Además, ahora cuentan con nuevas herramientas. Por ejemplo, han incorporado una impresora para personalizarlas y también han añadido dos nuevos tipos de resinas específicas para este tipo de productos, que incrementan su calidad.
Gracias a todas estas mejoras, Pegaso ha pasado a tener también la capacidad de estandarizar sus productos cuando lo necesita. De hecho, ya ofrece cuatro modelos: Mercurio, Marte (sus palas más caras), Atenea y Cratos (las más económicas). «Mucha gente no necesita una pala personalizada. Con este movimiento, hemos centrado nuestro stock y hemos puesto nombres a nuestros productos, algo que antes no teníamos. En el pasado, el cliente probaba la raqueta y, si le gustaba, se la vendíamos sin más», especifica Íñigo, que se muestra interesado en expandir el negocio también a regiones como Aragón o País Vasco.