Su padre y su abuela poseen una pequeña tienda de colchones en el Casco Viejo de Pamplona. Su abuelo materno, de apellido Elizari y también empresario, se dedicaba al ámbito de la industria e inmobiliario. De ellos heredó un profundo espíritu emprendedor que desde niño ha marcado su camino y que hoy, a sus 28 años, todavía mantiene. “Veía su esfuerzo y su sacrificio. Enseguida tuve claro que la empresa era mi mundo”, relata Mikel Purroy mientras alarga la mirada y otea el horizonte desde su despacho.
Esfuerzo y sacrificio. Dos valores “esenciales” que aprendió de su familia y que, de hecho, trasladaba a sus propios “proyectos de la infancia”. Tanto es así que, en su tiempo libre, pasaba las horas inmerso en la construcción de cabañas. Cajas de cartón, palos, piedras… Cualquier elemento servía para levantar un original refugio donde jugar. “A veces, me reñían porque no había manera de cortar el césped con tanto trasto en el jardín”, expresa entre carcajadas. La tienda de su padre y su abuela era otro de sus escenarios favoritos. Entre colchones y almohadas, correteaba de aquí a allá con una energía infinita. En algunas ocasiones, incluso recopilaba objetos del local para fabricar sus cabañas.
“¿Tú qué quieres ser de mayor?”, le preguntaban con curiosidad los adultos. “Quiero ser como mi abuelo”, respondía con firmeza. Con un cariño inmenso, él utiliza el mote “pijín” para aludir a su nieto. Quizá por eso, años después, Mikel se inspiraría en aquel apodo para fundar su propia empresa.
“ORDENAR” SU MUNDO
Tenía claro que su futuro estaría vinculado al mundo empresarial. Por eso, no lo dudó mucho y enseguida optó por estudiar Dirección de Marketing y Gestión Comercial en el ESIC Business & Marketing School. Más tarde, amplió su formación con un Máster en Management por el IE Business School, en Madrid. “Conocí a mucha gente increíble, comencé a ver el ámbito de la empresa desde otro prisma… Coger, crear y generar. Lo veía así. Entendí la idea de comenzar un proyecto y desarrollarlo, transformé mi manera de pensar y de entender los negocios. Ese máster me cambió la vida”, suspira.
“Entendí la idea de comenzar un proyecto y desarrollarlo, transformé mi manera de pensar y de entender los negocios”
Así, con ese espíritu emprendedor que ya desde niño le había caracterizado, y los conocimientos que había adquirido, estaba preparado para lanzarse a la aventura. “Regresé a Pamplona y empecé a crear mi mundo”, narra sonriente. Poco a poco, varios proyectos fueron despegando. Pero pronto percibió un fallo: “Abordaba muchos sectores, pero no tenía ningún foco”. Entonces, conoció a una persona que lo cambió todo…
Sergio Huarte, CEO en Grupo Delta Consultores, puso “cara y ojos” a la iniciativa de Mikel. “Sergio me ayudó a ordenar mi mundo, a coger esas iniciativas, juntarlas en un proyecto y subdividirlo. A partir de ahí cogí otra velocidad”, sostiene agradecido. Ese “orden”, de hecho, hoy divide la firma en tres áreas: restauración, inversiones y consultoría. Lo cierto es que, como homenaje a aquel divertido mote que le puso su abuelo siendo un niño, Mikel denominó Pijín Inversiones a su empresa, aunque emplea el término Pinver a nivel comercial.
RESTAURACIÓN, INVERSIONES Y CONSULTORÍA
En el área de la restauración, Mikel creó el Grupo Desobediente, que actúa como “central de compra para bares”. Además, el próximo 4 de julio inaugurará Favela, un original establecimiento que ofrecerá “cenas que terminan en fiesta”. “Se ubicará en la calle Tejería, en el Casco Viejo. Es el típico local que, cuando visitas Madrid y ves alguno similar, piensas ‘esto no hay en Pamplona’. La idea era traer eso aquí”, explica. Además, en este proyecto cuenta con socios como Ignacio Coscolin, al que denomina “un diamante en bruto” y una grandísima persona”.
También las inversiones captan su atención. “Intento encontrar pequeños ‘Mikeles’ como yo, que tengan un proyecto con potencial y que lo vivan con pasión. Les ayudo a desarrollarlo y participo en la iniciativa como inversor, fundador o lo que ellos necesiten”, apostilla para acto seguido remarcar que se está preparando para una importante inversión de cara a 2025 en una empresa industrial. El sector inmobiliario no se queda atrás, pues Mikel, con la mirada puesta en él, está invirtiendo en este mundillo a través de pisos turísticos. “No tengo el ojo únicamente puesto en Navarra, también en otras comunidades como La Rioja”, añade satisfecho.
Uno de los proyectos a los que más cariño profesa se encuentra dentro de la rama de la consultoría, y también tiene relación con Sergio Huarte. Se trata de La Pera Limonera, consultora de marketing que ayuda a empresas a generar ventas y leads, y ha creado una división junto a Delta Consultores: “Es una de las empresas donde espero que más se crezca, a día de hoy se está creando un gran equipo. Tiene mucha proyección. Desde La Pera by Delta damos servicio a clientes de Delta, entre otros”. Otra de las personas “clave” en el desarrollo de esta iniciativa es Sergio Bermejo, al que define como un “gran compañero de viaje”.
Con mucho “mimo”, también cuida de NAU, su consultora inmobiliaria. En concreto, su labor es “crear paquetes para el desarrollo comercial de entidades inmobiliarias”, así como realizar inversiones y colaborar en ventas. De hecho, 2023 fue un “buen año” para la firma, pues logró vender un hotel de San Sebastián y varias parcelas en Madrid. “También intervinimos en la comercialización de una obra nueva por parte de un promotor de fuera de la comunidad, y en la captación de segunda mano”, apostilla mientras, orgulloso, sonríe: “Para este año, hemos conseguido la comercialización de veinte viviendas de obra nueva y estamos creando un servicio como agencia de marketing digital a empresas del sector inmobiliario, tanto de Navarra como de fuera”.
Tras repasar la trayectoria de su compañía, Mikel se muestra contento. Lo cierto es que su firma está creciendo “a toda velocidad”. Tanto es así que ha pasado de facturar anualmente entre 20.000 y 30.000 euros como autónomo a rozar casi el millón gracias a Pinver. De cara a 2026, prevé alcanzar los 3 millones, y para ello cuenta con el “apoyo fundamental” de Sergio Huarte y su socio, Mikel Fernández. “Lo importante es asentar unos buenos cimientos. Mi objetivo es, poco a poco, hacer mi mundo más grande”, concluye.