“No puedo decir si entré en AER por algo concreto. Quizás, como los empresarios y los emprendedores nos hemos metido en tantas aventuras, hemos perdido el miedo a entrar en ámbitos que nos sacan de nuestra zona de confort. Lo que no imaginaba entonces era que un día llegaría a presidir la asociación. Ha sido un recorrido natural el que me ha hecho llegar hasta aquí”.
Al saludarnos, Rafael Loscos apunta que esta es su primera entrevista presencial como máximo representante del tejido empresarial ribero. Pero responde a nuestras preguntas con gran aplomo. El único detalle que tal vez denote que se trata de una actividad poco habitual es, por ejemplo, que solo suelte su pequeño ordenador cuando gesticula. Lo agarra con ambas manos, como si fuera una especie de asidero y en un gesto que refleja su profunda vinculación al mundo informático. Unas manos, por cierto, enormes, recias.
Reflexiona unos segundos y apunta que algo hay de vocación de servicio. También que ve esta labor como una oportunidad para aprender. “Y una vez que ya tienes un recorrido en un entorno en el que has podido desplegar tus competencias personales, profesionales y empresariales, creo que es el momento de devolver lo que un día te llevaste de ese entorno y que otros hicieron por ti”, apostilla.
En cualquier caso, si está en AER desde hace ya bastantes años es porque cree en el asociacionismo y la colaboración y cooperación empresarial: “Siempre he sido un miembro activo de su junta, desde mi convencimiento de que ayudaba a aportar algo a la sociedad”. Ahora permanecerá en el cargo hasta completar el mandato que correspondía a Domingo Sánchez, que renunció el pasado febrero, y optará a la reelección el próximo año.
“Siento la máxima lealtad por Domingo Sánchez porque ha hecho una gran labor. Igual que la anterior presidenta, Laura Sandúa”
Loscos ya era vicepresidente de AER, y ha intercambiando el cargo con el anterior presidente, Domingo Sánchez. ¿Continuidad? “Sí, claro… Aunque mis proyectos y mi estilo son distintos a los de Txomin, por quien siento la máxima lealtad porque creo que ha hecho una gran labor. Igual que la anterior presidenta, Laura Sandúa. Los dos siguen en la junta, y yo intentaré sumar a lo que ya han aportado ellos a la Ribera, pero posiblemente no de la misma manera. Es continuidad… y no lo es”.
Al proceder del sector TIC, donde ejerce como CEO del Grupo Axium, le sugerimos que puede dar a AER una visión más adaptada los tecnológicos tiempos que vivimos. Una época presidida por la digitalización, la informatización y la innovación. Nos apoyamos en unas declaraciones suyas, en las que afirmó que a la Ribera le faltaba “un poco de recorrido en el mundo de la innovación y de visión de la tecnología como oportunidad”. Asiente, pero con una matización: “No quiero promover una AER a mi medida”. Eso sí, entiende que parte de su contribución puede centrarse en esos ámbitos, “como el resto de los asociados aporta desde lo que sabe y conoce”. “Estoy preparado para poder ser la voz de la asociación en el tema TIC, como otros compañeros lo son en otros campos igual de importantes”, resalta.
Pensamos, porque así suelen decirlo otros empresarios riberos, que compartirá la afirmación de que es más difícil poner en marcha y mantener un negocio allí que en otras zonas de Navarra. Pero nos sorprende: “Depende más bien del ámbito de oportunidad que genere la actividad en la que vivas. Hombre, no hay tantas oportunidades de negocio en el tema TIC en la Ribera y eso conlleva dificultades. Pero ser empresario en la Ribera no significa que solo tengas que moverte en la Ribera. De hecho, tenemos delegación en Pamplona y en Bera, y contamos con clientes en todo el país”.
“Ser empresario en la Ribera no significa que solo tengas que moverte en la Ribera”
Reflexiona un momento antes de proseguir. “Navarra será próspera si lo es todo su territorio. La prosperidad de una zona no puede ser a costa de otra. Perseguimos el desarrollo de la Ribera, pero sin que eso vaya en detrimento de la Cuenca de Pamplona o de otras comarcas. Me gustaría que esta visión fuera compartida por todos, porque un territorio es más próspero cuanto más próspero sea su entorno. Pero es un ejercicio que no termina de calar en Navarra”.
LA DROGUERÍA DE CORTES
Ser empresario le viene de familia. Sus padres tenían una droguería en Cortes. “A los 10 años yo era un drogodependiente. Ja, ja, ja. Es un chiste que suelo decir”, bromea. A esa edad ya estaba echando una mano tras el mostrador, y con pocos años incluso pintaba paredes con su padre, con el que también trabajaba en el campo. Eso nos da pie a evocar tempranas experiencias laborales durante las vacaciones… “Son cosas impensables ahora. ¡Y tampoco es que hayan pasado tantos años! Igual no es políticamente correcto decirlo, pero ahí puede residir una de las razones que expliquen por qué están desapareciendo algunos oficios, como por ejemplo el de pintor”.
Rafael Loscos estudió Ingeniería Técnica Industrial, rama electrónica, en la Escuela Politécnica de La Almunia. Aún estaba realizando el proyecto fin de carrera cuando, con 24 años, se tuvo que hacer cargo de la droguería al enfermar su madre. “Al verme allí pensé: ¿Por qué no sacó una licencia fiscal y empezar a mover temas de lo mío?”.
Así, comenzó a vender material informático y ordenadores que exponía en una estantería situada en un rincón del establecimiento, lo que hizo que le llamaran del Instituto de Cortes y de Forem para impartir cursos. “Vi que por ahí había una salida profesional y creé una empresa, que se llamaba Sistemas Informáticos. Luego, con compañeros de Forem, formé Sicom porque ya se percibía que la informática iba a coger mucho más peso. Entonces no existía en la Ribera ninguna compañía que profesionalizara servicios informáticos de forma global para otras empresas”.
“Navarra será próspera si lo es todo su territorio, la prosperidad de una zona no puede ser a costa de otra”
Sicom crecía, “pero chocaba con techos de cristal que había que romper y, sobre todo, había que equilibrar cosas que no veía correctas”. Por eso decidió fundar su actual firma, Grupo Axium, que echó a andar hace justamente nueve años, en abril de 2014. “Fue el momento más complicado de mi vida profesional: dejar atrás socios, historia, relaciones… Es la situación de mayor estrés que he vivido”, señala haciendo gestos de negación con la cabeza. Toma aire antes de proseguir: “Es una de las decisiones más valientes y difíciles que he tomado porque la incertidumbre era total”.
Pero el esfuerzo ha merecido la pena, ¿no? “Bueno, no ha salido mal…”, responde sonriendo abiertamente. Los datos lo corroboran. Las tres empresas que forman el Grupo Axium facturan más de 2 millones de euros y la plantilla ronda las veinte personas. Son operadores de telecomunicaciones y cuentan con clientes en toda España, a quienes atienden desde la división de sistemas de Cartagena y las sedes de Pamplona y Tudela, además de la comercial, que está en Marbella. Al preguntarle qué destacaría de su compañía, resopla antes de contestar. “Tenemos una visión muy orientada al cliente, incluso más que al resultado. Eso, y tomarnos muy en serio la informática de nuestros clientes, muchas veces más que el propio cliente porque es frecuente que la consideren un mal necesario, igual es lo que ha hecho que hoy estemos aquí”, valora.
“Aquí la relación entre empresario y trabajadores es de compañeros, saltan más chispas que en una grande porque en esas al empresario ni lo huelen, pero también tienen una solución más fácil”, agrega Loscos, quien además de impartir formación en Forem y en el Instituto de Cortes, también lo ha hecho en la ETI de Tudela y ha sido miembro del Consejo Social de la UPNA. Desde esa cercanía con el alumnado, ¿ve con preocupación el futuro laboral de la juventud? “No… Dependerá de sus competencias y de la manera de prepararse. Sí creo que las asociaciones empresariales y la clase política tenemos la gran responsabilidad de crear ecosistemas que generen oportunidades para nuestros jóvenes, ahí hay mucho que hacer y en eso estamos”.
Alude a un estudio que indica cómo en la Ribera hay poblaciones donde el porcentaje de titulados superiores ronda solo el 14 %, mientras que en la Comarca de Pamplona llega al 60 %. “Eso sí me preocupa porque, para mí, es el factor determinante que marca las distancias para la vertebración territorial. Una población formada tiene una mayor empleabilidad, y así se atraen empresas y empleos de calidad. Eso es lo que al final hace que un territorio sea rico, que su población tenga más dinero para gastar”.
“Nos tomamos muy en serio la informática de nuestros clientes. Igual eso es lo que ha hecho que hoy estemos aquí”
El sector TIC, teóricamente, ofrece esos empleos de calidad. Ahora bien, existe una evidente escasez de vocaciones STEM entre las mujeres. “Es un problema para las empresas. Pero no lo hemos generado nosotros, sino que es un problema social. No hay una solución mágica ni creo que se vaya a resolver con campañas de concienciación. Más bien, la sociedad tiene que evolucionar. Pero no puedes forzar a nadie a que sea lo que no quiere ser. Es una cuestión vocacional porque hoy, en Navarra, se trata de un sector con un desempleo cero. ¡Cero! Más atracción que eso…”.
Otro problema al que suelen aludir las empresas es la falta de adecuación de las titulaciones a las necesidades del mercado laboral. Sin embargo, el presidente de AER no tiene claro que la responsable sea la oferta educativa. “Creo que se debe más a los perfiles que eligen los estudiantes”, desliza.
Ante esta tesitura propone profundizar en la FP Dual, siguiendo el ejemplo de Alemania, para posibilitar un perfil profesional ajustado a la propia empresa donde los jóvenes realizan las prácticas: “Que un chaval de 16 años tenga que elegir al final de la ESO entre el Bachillerato o un grado de FP, sin una orientación y sin conocer el mundo laboral, hace que su decisión probablemente no esté ligada a la realidad del mercado. Desde AER hemos propuesto dar continuidad a la FP tanto en la ETI como en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Corella con módulos 2+3. Es decir, terminas los dos años del grado superior y, con tres años más, eres titulado universitario. Si además el grado de FP lo has hecho dual, unes la empresa a los perfiles formativos y logras el arraigo de los titulados al territorio”.
NAVARRA DIGITAL
Eso no impide que, desde su punto de vista, “Navarra está haciendo bien los deberes” en materia de digitalización e innovación, con la ayuda de los fondos europeos. “Hace ya bastantes años se montaron centros tecnológicos, clústeres, polos digitales… También lo están haciendo las comunidades limítrofes. Y eso está muy bien porque, como decía antes, cuanto más próspero es el entorno más posibilidades tienes. Creo que Navarra está bien situada y cuenta con perfiles profesionales muy adecuados en este sector. Y hay que aprovechar ese tirón para que esos perfiles se redistribuyan y no estén solo en la Cuenca de Pamplona. Va a ser una gran oportunidad para la Ribera, pero tenemos que saberla aprovechar”, remarca convencido.
Hemos agotado el temario, aunque como estamos ante un experto en sistemas informáticos no nos resistimos a preguntarle por la inteligencia artificial, tan de actualidad en estas fechas. Loscos afirma que “es una realidad imparable”. Ya, pero suscita dudas, sospechas de que va a ser un instrumento de vigilancia y control… Nos mira con cierto asombro y cuestiona, al tiempo que abre los brazos: “¿Vosotros creéis que no estáis siendo espiados ya?”.
Le damos la razón, claro. Y Loscos argumenta que todos los cambios sociales profundos han sido recibidos con críticas y miedo. “Al final, todos, todos, han tenido resultados positivos. Todos”. Recuerda que, en los años 60 y 70, “la mano de obra que se dedicaba a la agricultura desapareció con la industrialización de la Cuenca de Pamplona y, en menor medida, de Tudela”. “Los pueblos se vaciaron. ¿Eso fue malo? Como sobraba mano de obra la agricultura no evolucionaba, pero la industrialización hizo que se reconvirtiera. El resultado final de ese cambio tan brutal ha sido positivo, la gente vive mejor tanto en el campo como en la ciudad. Pues con la IA va a pasar algo parecido. No sé dónde acabará, pero va a ser una oportunidad para que aparezcan nuevos negocios, se trabajará menos en pensar y más en planificar… Es un mundo nuevo y, si lo hacemos con responsabilidad, no acabará mal, generará una sociedad mejor”, defiende.
Interesado por el resultado de nuestra conversación, nos pregunta al despedirnos si le hemos visto cómodo. Con sinceridad, le respondemos que sí. “Bueno, algunas cosillas ya os he soltado”, remata cercano.