La sala de realidad virtual Reset, un proyecto de tres socios emprendedores navarros, abrirá sus puertas el próximo día 22 de marzo en el número 41 de la pamplonesa calle Sangüesa. La sala contará con un espacio con juegos y escape rooms basados en la realidad virtual, una experiencia de juego inmersiva que permite disfrutar de esta tecnología de forma individual o en grupos.
Reset dispondrá de hasta seis zonas de entre doce y dieciséis metros cuadrados cada una con juegos de estrategia, aventura o escape rooms virtuales. “Un entorno que se disfruta al máximo mediante gafas especiales y cascos que incorporan micrófonos y auriculares, además de dos sencillos mandos portátiles que completan un kit cómodo y que permite una gran jugabilidad”, afirman los fundadores navarros, David Calle, Adrián López y Miguel París-Goñi.
“Nos diferenciamos respecto a otras salas similares en que el kit de realidad virtual es más cómodo”
Los tres aseguran que cuentan con la tecnología más avanzada del mercado, con gafas HTC de calidad de visionado 4K, “para disfrutar de unos gráficos que generan una experiencia absolutamente inmersiva y que logra trasladar a quien juega al mundo sugerido por el juego”, apostillan.
En los más de 200 metros cuadrados de instalaciones, los seis espacios ofrecen la posibilidad de jugar partidas desde un mínimo de dos personas y hasta un máximo de seis. “Nos diferenciamos respecto a otras salas similares en que el kit de realidad virtual, simplificado y mucho más reducido de tamaño, es más cómodo de emplear”, remarcan. “De cara al futuro, toda la sala se convertirá en un espacio por el que los jugadores se podrán desplazar durante sus partidas de realidad virtual”, apostillan.
PROYECTO NAVARRO
A estos tres emprendedores les une su afición por la realidad virtual. Y, según detallan, quieren ofrecer una idea innovadora que apuesta por la jugabilidad y la variedad de conceptos. “Por eso, los dispositivos empleados para que el jugador se conecte a las máquinas son mucho más manejables que los utilizados tradicionalmente, que suponían una mayor carga de peso. Eso hacía casi imposible olvidarse de que estábamos transportando un ordenador”, indican los socios.