viernes, 29 marzo 2024

Sanfermines sin ‘top manta’

Sin chupinazo, ni encierros, ni vendedores ambulantes. Pamplona vive unas fiestas atípicas, en las que muchos comerciantes renuncian a sus tradicionales vacaciones para tratar de paliar las consecuencias negativas de la pandemia que han afectado a sus negocios.


Pamplona - 9 julio, 2020 - 13:00

Cada establecimiento adherido a la campaña de bonos recibirá una subvención máxima de 150.000 euros. (Foto: Maite H. Mateo)

La ausencia de música, de toros y de almuerzos en la calle no son las únicas novedades que traen estos “no Sanfermines”. Aprovechando la suspensión de las fiestas, muchos comerciantes han renunciado al cierre habitual de sus comercios. “La mayoría de los establecimientos que forman parte de nuestra asociación permanecerán abiertos durante estas fechas, aunque muchos interrumpieron su actividad el 6 y el 7 de julio por costumbre y por respeto a San Fermín.  Así lo afirma María Jesús Alonso, gerente de Ensanche Área Comercial. Sin descanso y con la esperanza de recuperar la pérdida de ingresos debido a la pandemia del Covid-19, los vendedores locales encuentran en este escenario atípico “una de las pocas cosas positivas” de la suspensión de San Fermín 2020. Se trata de la ausencia de ‘manteros’ en las calles del centro de Pamplona, que practican una actividad “irregular e ilegal que nos ha perseguido en todas las fiestas y tiene como primeras víctimas a los vendedores ambulantes, que son los más explotados”.

“Está en nuestras manos hacer un consumo local para garantizar la supervivencia de estos comercios”.

Sobre las expectativas de los vendedores, Alonso asegura haber recibido reacciones mixtas ante esta situación inédita: “No tenemos antecedentes ni datos con los que comparar, porque normalmente las tiendas cierran estos días y además este año no hay flujo de turistas”. Sin embargo, dentro de la incertidumbre sí encuentra espacio para el optimismo: “Después de la reapertura en mayo, la percepción general fue que se recibieron más visita de las estipuladas, así que tenemos la esperanza de que se mantenga esa tónica. Está en nuestras manos hacer un consumo local para garantizar la supervivencia de estos comercios”.

Para Inma Elcano, gerente de la Asociación de Comerciantes de Navarra, “todavía es muy pronto para valorar si la ausencia de manteros durante estas fechas repercute de alguna manera en las ventas de los comercios locales”. En cuanto a las perspectivas a corto plazo, Elcano diferencia entre comercios que solían cerrar desde el 6 al 14 de julio y el sector de souvenirs y ropa de San Fermín, que se verá especialmente perjudicado: “Se supone que los comercios del Ensanche y del Casco Viejo que abran podrán ingresar algunas ventas, pero aquellos que solían transformar su negocio durante Sanfermines tienen expectativas muy bajas”.

LAS MASCARILLAS, EL PRODUCTO ESTRELLA

Durante años anteriores, unas ocho personas atendían a los clientes que se acercaban a La curva de la Estafeta para comprar pañuelos rojos y otros recuerdos. En esta ocasión solo hay una vendedora detrás de la caja, a quien le acompaña el dueño del establecimiento, Fermín Maestre. Para este veterano del sector, que lleva 23 años sumergido en el mundo de los souvenirs, este escenario hace que “se te caiga el mundo a los pies”. La receta para sobrevivir pasa, según Maestre, por “aguantar” y también por reinventarse: si hasta el 2019 el producto estrella siempre había sido el pañuelo, ahora los clientes buscan el accesorio más cotizado de la temporada. Este año, tanto La curva de la Estafeta como El pañuelico de Hemingway, también regentado por Maestre, ofrecen cinco modelos de mascarillas de tela, uno de los cuales es un diseño propio.

Fermín Maestre lleva 23 años en el sector de los ‘souvenirs’.

“Quizá ahora, como no existe la alternativa de los manteros, los vecinos de Pamplona y los turistas nacionales compren aquí camisetas básicas, pero esas también se pueden adquirir en grandes almacenes”.

Si en julio de 2019 conseguía aglomerar a unos treinta o cuarenta clientes potenciales al mismo tiempo, en esta oportunidad se considera afortunado al conseguir que cinco personas entren al mismo tiempo en El pañuelico de Hemingway. David Bravo, que suele trabajar en este establecimiento durante el verano, nota la ausencia de turistas internacionales pero no se atreve a adivinar qué efectos tendrá la ausencia de vendedores ambulantes en el negocio: “Ellos venden, sobre todo, a turistas. Quizá ahora, como no existe esa alternativa, los vecinos de Pamplona y los turistas nacionales compren aquí camisetas básicas, pero esas también se pueden adquirir en grandes almacenes”.

La tienda In Seta no ha registrado un volumen importante de ventas desde su reapertura en mayo.

Como muchos otros locales de la avenida Carlos III, la tienda In Seta también oferta mascarillas en su escaparate. Pero aunque estas se venden, el beneficio que recibe Silvia Patús no es suficiente para hacer frente a los gastos ni a las pérdidas. Por estas fechas, Patús acortaba su horario de trabajo y  otorgaba al blanco un papel protagónico dentro de su escaparate. La decoración y los horarios del establecimiento no es lo único que ha cambiado: desde que reabrió sus puertas el 11 de mayo no ha registrado ventas importantes, salvo las de “clientas habituales que no compran por necesidad, sino por cariño y porque quieren ayudarte”. Sus vecinos no parecen tener más suerte, ya que afirma que “unos doce comercios cerca de aquí que han cerrado o que tienen previsión de cerrar”. Y aunque no existen soluciones mágicas, Patús considera que aplazar los descuentos hubiese podido ayudar a los pequeños comercios: “Las rebajas en estos momentos son inviables y la situación que vivimos era una buena excusa para retrasarlas y tener más margen para vender”.

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