La madrastra de Blancanieves siempre preguntaba a su ‘espejito mágico’ quién era la mujer más guapa del reino. La malvada bruja Gothel, madre ‘adoptiva’ de Rapuntzel, la secuestró para mantenerse joven y hermosa cada vez que le cantaba una canción especial.
Cuentan leyendas, mitos y fábulas que la fuente de la juventud era el símbolo de la inmortalidad y la longevidad. Una legendaria fuente que, supuestamente, cura y devuelve la juventud a quien beba de sus aguas o se bañe en ellas. Actualmente, nadie sabe dónde se puede encontrar esta fuente o si existe realmente, pero mientras tanto, la ciencia nos ayuda a retrasar al máximo los signos que delatan la edad.
Si miras una foto de tu abuela cuando tenía 35 años quizá te parezca que sumara 60. Hoy, el estilo y hábitos de vida, un mayor cuidado por la alimentación y la gran innovación que se ha producido en el mundo de la cosmética consiguen que tanto mujeres como hombres sigan viéndose con un espectacular aspecto incluso en edades avanzadas. Una mujer de 60 años ya no tiene porqué verse tan aviejada como se notaba décadas atrás.
El paso del tiempo es inevitable y, sobre todo, se refleja en nuestra piel. A partir de los 50 años cuidar el rostro se vuelve una tarea mucho más básica e imprescindible si cabe. Con unos determinados cuidados que constituyan la rutina diaria y unos cosméticos adecuados, puede mitigarse la aparición de las líneas de expresión, arrugas, flacidez… signos propios de estas edades. La mujer de hoy día se preocupa por su físico, quiere verse bien y retrasar al máximo las consecuencias del paso del tiempo en su rostro. La industria de la cosmética lo sabe y desde hace años despliega gran gama de productos de tratamiento y maquillaje específicos para pieles maduras. Para que recurrir al quirófano o las microinyecciones sean las últimas opciones.
Y es que, la preocupación por la belleza ya no es sólo coto de los millenials. De hecho, son las selenials, mujeres de alrededor de los 50 años, las que acaparan el 47% del gasto en cosmética, por lo que son ellas las que están impulsando esta industria de manera vertiginosa. Las denominadas como mujeres senior son actualmente las que tienen mayor poder adquisitivo y no dudan en invertir en productos cosméticos de valor añadido. Ellas son las que impulsan al sector y, hoy por hoy, se les considera un pilar fundamental en el mismo.
Según datos del estudio realizado por la consultora Kantar Worldpanel, en nuestro país hay 13 millones de compradores de productos de belleza de más de 55 años, de los cuales siete son mujeres. Las selenials adquieren cosméticos una media de 22 veces al año, superando los 200 euros anuales. Además, de los 4.758 millones de euros invertidos en productos cosméticos cada año en España, 2.190 corresponden a este segmento. Los productos cosméticos más comprados son cremas faciales (el 33%), seguido de perfumes y fragancias (32%), y maquillaje (12%).
Hay que destacar, además, que la exportación de productos de perfumería y cosmética española en general «atraviesa un momento excelente», según señala la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética. Este mercado experimentó un crecimiento récord del 10% en 2018, lo que situó el valor de las exportaciones españolas de cosmética general en 4.260 millones de euros.
Además de un poder adquisitivo mayor, la mujer madura ahora se siente mucho más vital, segura y con ganas de cuidarse físicamente. Diversos estudios señalan que la mujer no encuentra su apogeo sexual hasta los 40 a 45 años. Y nueve de cada diez mujeres de más de 50 años se siente joven como para sentirse mayor. La mujer entra en esta edad, por lo general, en una época en la que ya no tiene que cuidar hijos y goza de mayor libertad, más tiempo para dedicarse a sí misma, para cuidarse físicamente y verse mejor delante del espejo. A eso se añade, además, la realización de deporte y una mejor alimentación. En definitiva, mejores y más saludables hábitos de vida.
Es una segunda juventud. A partir de los 50, los neceseres también se llenan de cremas, serums, lociones y maquillajes que le permiten a la mujer sentirse más guapa, más segura y vital. Pueden permitirse el lujo de comprar productos más selectos, más exclusivos para sentirse más bellas, aumentar su autoestima y sentirse felices. Porque mirarse al espejo y verse bien no tiene que ser algo relegado solo a las jóvenes de 20.