domingo, 15 diciembre 2024

Somos quimeras

Recientemente, se logró trasplantar un riñón de cerdo en una pierna de mujer, gracias a la innovación en microcirugía, farmacología y biología sintética. El autor reflexiona acerca de cómo, con este hito, se ha creado una quimera.


Pamplona - 3 noviembre, 2021 - 07:00

Juanjo Rubio. (Foto: Unai Beroiz)

Juanjo Rubio. (Foto: Unai Beroiz)

Por primera vez, el órgano de un animal está funcionando en un cuerpo humano. Con el xenotrasplante se ha creado una quimera.

Las quimeras eran seres imposibles. Cada mitología las imaginaba fusionando cuerpos de animales diferentes. Nos ayudaban a soñar y a contarnos historias.

Se ha conseguido que el riñón de un cerdo funcione en la pierna de una mujer, gracias a la innovación en microcirugía, farmacología y biología sintética. Esta hazaña de la tecnología sanitaria, que ha sido posible por la convergencia de conocimiento y la cooperación multidisciplinar, implica nuevos retos éticos y una gran responsabilidad para la ciudadanía. La transparencia y la gobernanza democrática no deberían ser una quimera en el mundo de la ciencia y la tecnología.

Podemos reprogramarnos para protegernos de un virus, para combatir el cáncer o para dejar de envejecer. Pronto fabricaremos órganos personalizados; elegiremos cómo y para qué ser quimeras.

En nuestras células, ser quimera es lo normal, ya que brotaron del encuentro entre archeas y bacterias. El genoma humano del núcleo convive con el ADN materno de nuestras mitocondrias, también con la información genética del universo de microorganismos que nos conforman y con la de nuestros ancestros neardentales y sapiens.

«Esta hazaña de la tecnología sanitaria, que ha sido posible por la convergencia de conocimiento y la cooperación multidisciplinar, implica nuevos retos éticos y una gran responsabilidad para la ciudadanía».

Muchas personas nacemos quimeras, podemos ser mosaicos con linajes celulares concebidos en óvulos paralelos. Las madres pueden transformarse en quimeras con tejidos de sus embriones, ya que algunas células fetales son capaces de viajar por el cuerpo materno hasta anidar generando descendencia. La individualidad humana es compatible con la convivencia de genomas distintos en un mismo cuerpo.

Con lo urgente que es vivir y convivir, nos empeñamos en perseguir la quimera del egoísmo aferrados al pasado, en una realidad indivisible donde la multitud somos unidad y solo existe el presente. Compasión, cooperación y compromiso parecen quimeras utópicas más allá del abismo.

Navegamos en el río de la consciencia, habitando campos de energía que apenas podemos percibir con nuestros sentidos. Contamos con una red de neuronas capaz de simular un contexto inteligible y continuo, procesando un universo de datos fragmentado y caótico. La realidad en la que creemos vivir es una quimera.

Convivimos con la huella de muchas personas que nos habitan y la ausencia de nuestros seres queridos late en nuestro interior llena de vida. Somos quimeras de ideas, emociones y recuerdos.

La evolución nos ha convertido en quimeras de átomos y bits interdependientes. Nuestra realidad es un metaverso biodigital. Somos infinitos en un universo finito, con suficiente imaginación para salir del laberinto que nos está abocando al colapso y a la extinción.

Somos seres imposibles; somos quimeras.

Juanjo Rubio

Ingeniero biomédico y director de la Unidad de Innovación Social de Navarra

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