Facebook corre el riesgo de convertirse en el mayor camposanto de la historia de la humanidad. Un estudio del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford advierte de que este podría ser el caso a finales de siglo, cuando se estima que, de seguir creciendo el número de usuarios, podría alcanzar los 4.900 millones de perfiles de usuarios fallecidos. Y es que la cantidad de información personal almacenada en internet y las distintas redes sociales obligará a muchas personas a afrontar también su ‘entierro’ digital.
Esta problemática también representa para muchos emprendedores un interesante nicho de negocio. Así lo defiende el llamado sector death tech, que ya cuenta en España con sus primeros proyectos. Por ejemplo, la madrileña Iconfidencial, que elimina los datos en internet tras la muerte, o la catalana I leave, una app que permite guardar las últimas voluntades, planear el funeral y avisar a los seres queridos sobre el fallecimiento automáticamente.
Poco tiene que ver este mercado emergente con la experiencia profesional del ingeniero Ignacio Sotés, que se ha centrado sobre todo en la energía eólica. «Pero siempre he tenido la inquietud de emprender -asegura acto seguido a Navarra Capital-. Tanto es así que junté en un grupo de WhatsApp a dos amigos, Miguel Hualde y Mikel Valdivia, con la esperanza de que entre los tres desarrollásemos una idea innovadora de empresa».
El equipo de RememberMe tendrá listo un primer prototipo de la red social el próximo mes de diciembre
Así surgieron iniciativas que conjugaban la experiencia en ingeniería de Telecomunicaciones que tenía Sotés con la de postproducción de sonido de Hualde y la de ingeniería informática de Valdivia. En 2019, empezaron a materializar una iniciativa: producir vídeos en 360 grados que se pudiesen ver con gafas de realidad virtual y cuyo sonido se modificase con el movimiento de la cabeza. «Pero la pandemia nos abocó a abandonar nuestro grupo para atender nuestros trabajos y familias», añade Sotés.
No obstante, este pamplonés de 39 años volcó su vena emprendedora en un camino distinto. Comenzó en 2022 a cursar el MBA de la EAE Business School, una formación que realizó desde casa mientras teletrabajaba y cuidaba de sus hijos. Un día, escuchando música con ellos, conocieron el tema Centuries de Fall Out Boy.
«La letra hablaba de ser recordado a lo largo de los siglos por venir. Y me vinieron a la cabeza todas las veces en que hemos tenido que despedir a un ser querido, cómo nos reuníamos a ver las fotos y recordar lo vivido. Así, se me ocurrió que podría ser una buena idea crear una red social para hacer lo mismo pero en internet: homenajear a los que ya no están, guardar las fotos y vídeos de la familia, gestionar su huella digital, crear un árbol genealógico…», concreta.
Por ello, contactó en agosto de 2023 con Hualde y Valdivia para poner en marcha RememberMe. Una iniciativa que entró en septiembre de este año en la Aceleradora Digitech del Centro Europeo de Empresas e Innovación de Navarra (CEIN). «Buscamos crear un prototipo de cementerio digital donde no solo las personas, sino también las mascotas, pueden tener un espacio dedicado», apunta Hualde, de 49 años.
‘BLOCKCHAIN’ E INTELIGENCIA ARTIFICIAL
En estos momentos, el equipo se encuentra sumergido en la programación de la aplicación, que se creará inicialmente con dos funcionalidades. Por un lado, habilitar un sistema de «pretestamento» para que una persona pueda designar a un administrador de su perfil cuando fallezca. «Esta figura podrá elegir qué recuerdos se suben y qué comentarios pasan a ser parte del memorial de su ser querido», especifica Sotés. Por otro lado, cualquier persona podrá crear un perfil en RememberMe e invitar a otras para que hagan aportaciones con sus propios archivos a la memoria común del difunto.
«Queremos atender la demanda, sobre todo, de las personas que viven fuera de su ciudad o en otros países y que tienen dificultades para estar físicamente ahí. Es una manera de mantenerse en contacto en un momento difícil, como sucedió durante la pandemia. Además, las personas mayores podrían utilizarlo para poder compartir momentos o sencillamente dar sus pésames e interactuar entre ellas cuando no les sea posible viajar», valora Hualde.
Al mismo tiempo, el equipo espera desarrollar nuevas funcionalidades con tecnología blockchain «que aún no se pueden desvelar», así como un algoritmo de Inteligencia Artificial que haga «un prefiltrado» de los comentarios en la red social. «Sabemos que la muerte de una persona cercana es un momento de vulnerabilidad. Por eso, estamos desarrollando una interfaz amable que, por ejemplo, no permita que se publiquen comentarios inadecuados sobre la persona fallecida. No queremos censurar, sino que la red social sea apta para cuidar del bienestar de los familiares», resalta Sotés.
EL LEGADO DIGITAL
Los tres socios de RememberMe afrontan el plazo de entrega del prototipo de su aplicación (vence el próximo 21 de diciembre) con miras al siguiente reto: ¿Qué hacer con toda la información contenida en internet? Muchas empresas intentan dar respuesta a una demanda creciente en el mundo digital: desde funerarias y aseguradoras que borran sus rastros hasta sistemas integrados en las redes para crear perfiles conmemorativos.
Fiel a su filosofía, el equipo de la firma navarra quiere abordar este reto desde la conservación del recuerdo y el patrimonio. «Estamos buscando y probando algunas API que nos permitan volcar la información que contengan las redes sociales sobre la persona fallecida en la aplicación. Queremos que RememberMe pueda convertirse en una herramienta más para afrontar el duelo a través de la compañía de los demás, aunque esta sea digital», remata Sotés.