El 30 de diciembre de 2019, al presentar el programa del Gobierno que preside Pedro Sánchez, PSOE y Podemos anunciaron un incremento del IRPF en dos puntos “para los contribuyentes que tengan rentas superiores a 130.000 euros y cuatro puntos para la parte que exceda de 300.000 euros”.
Entonces, nadie sospechaba que la irrupción del coronavirus iba a obligar a multiplicar el gasto público para hacer frente a necesidades sanitarias, económicas y sociales, razón que llevó el 14 de mayo al ya vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, a insistir en la idea y plantear una medida con dos aristas: por un lado, la subida del IRPF en las rentas que superen los 120.000 euros y, por otro lado, un nuevo impuesto a las grandes fortunas, entendiendo por tales las superiores a un millón de euros.
“Hay un consenso social sobre que son necesarios instrumentos como un impuesto a grandes fortunas. Lo están deseando, no creo que a nadie le suponga ningún problema un ejercicio de patriotismo fiscal“, indicó Iglesias, quien argumentó que el sistema fiscal español cuenta “con mucho margen” de subida: “En una situación de crisis como esta, los impuestos juegan un papel fundamental para que la economía se proteja de la pandemia. Entre cinco y siete puntos de diferencia de presión fiscal en España frente a la UE”.
El Gobierno foral está analizando si llevar a cabo o no una subida de los impuestos, “midiendo bien lo que podría suponer y escuchando a los diferentes colectivos”.
Nada indica que vaya a tomarse una decisión a corto plazo, pero el debate ya ha llegado a Navarra, sobre todo después de que la consejera de Economía y Hacienda, Elma Saiz, hiciera pública la previsión de una reducción en los ingresos tributarios para este año de 818,8 millones de euros (-20,2 %).
En este sentido, las autoridades regionales estudian qué tipo de iniciativas podrían poner en marcha para paliar esa caída, aunque sea parcialmente. “Ahora mismo, esa cuestión está siendo analizada y es lo que queremos seguir haciendo: mirarlo con calma, midiendo bien lo que podría suponer y escuchando a los diferentes colectivos”, responden desde el departamento a la pregunta planteada por NavarraCapital.es sobre la posibilidad de que el Gobierno foral aumente los impuestos. “En materia fiscal y más ahora, hemos de ser prudentes”, insisten.
La propia consejera Elma Saiz recalcó este jueves, en sede parlamentaria, que es “prematuro” hacer “cualquier anuncio a día de hoy” sobre la posible incorporación de nuevas figuras impositivas. Su estrategia pasa por captar todos los fondos posibles del Estado y de Europa, emitir más deuda y revisar los Presupuestos Generales de 2020. Para ello está manteniendo “conversaciones” con el Ministerio de Hacienda de cara a “conseguir una flexibilización de las condiciones para que Navarra pueda optar a la deuda y un relajo de las reglas fiscales”. Además, aún se desconoce la cantidad que Navarra recibirá del fondo de 16.000 millones anunciado por el Gobierno de España para las comunidades y tampoco ha trascendido el montante que obtendrá de los fondos europeos.
En cualquier caso, Saiz dice no ser partidaria de “gravar al entorno empresarial” con nuevos impuestos porque la preocupación del Ejecutivo foral, según ella, es que “las empresas puedan mantener o recuperar la actividad al nivel previo” al Covid-19.
EL INFORME
Pero al mismo tiempo, el Parlamento de Navarra aprobó la semana pasada, a propuesta de Geroa Bai y con los votos favorables de todos los grupos excepto Navarra Suma, una resolución en la que compele al Ejecutivo a elaborar un informe sobre el impacto que podría tener el hecho de gravar, “siquiera temporalmente”, rentas altas, beneficios empresariales y grandes patrimonios “no afectados de manera negativa como consecuencia de la actual crisis”. Un documento que deberá estar listo en el plazo de un mes y que también obtuvo el respaldo del PSN, al que pertenece Saiz.
La resolución, además, insta a que, en el marco de la negociación con el Estado para la renovación del Convenio Económico, “se incluyan nuevas figuras impositivas como las denominadas tasas Google o Tobin y el IVA transfronterizo, de modo que tanto la gestión de los mismos como su recaudación queden en manos de la Comunidad foral”.
EL ANÁLISIS DE ARACAMA
José María Aracama, exconsejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Navarra y presidente de Institución Futuro, se opone de lleno a “la idea de financiar esta crisis a través de la subida de determinados tributos, como son los de las rentas altas, de patrimonio y de beneficios empresariales”.
A su juicio, ese tipo de medidas “va en la dirección absolutamente opuesta a lo que se debería hacer en estos momentos” para poder reactivar la economía. “No se puede ni debe penalizar a la empresa –añade –porque es la que sostiene con sus empleos a la gran mayoría de la población y, precisamente, ese es uno de los problemas más graves que vamos a tener: las elevadísimas cifras de paro, que pueden superar el 20 %”, destaca a este medio.
Aracama argumenta que las empresas “difícilmente se podrán recuperar” si se ven “asfixiadas” por los problemas de liquidez y una subida fiscal. De modo que el objetivo debe de ser mantenerlas “vivas y rentables”: “Es mucho más inteligente ayudarlas para que continúen con su actividad y mantengan el mayor número posible de puestos de trabajo que destinar el mismo dinero a subvencionar y ayudar a las personas en desempleo”.
Por eso y tras advertir que el tejido empresarial “no puede permitirse otra subida de impuestos”, el presidente de Institución Futuro manifiesta que las pymes y micropymes, que conforman el grueso del tejido productivo, “bastante están haciendo en esta situación, intentando sobrevivir con los negocios cerrados o a medio gas, y en algunos casos hasta intervenidos por el Gobierno”.
José María Aracama: “Si a las empresas asfixiadas con problemas de liquidez les suben la tributación, difícilmente se van a recuperar”.
Aracama tiene claro que subir impuestos a los ricos “puede resultar muy popular”, pero en la práctica provoca “el resultado contrario” al esperado. “La recaudación adicional no es muy significativa y se consigue espantar a los patrimonios que aún siguen en Navarra, a pesar de que la Comunidad foral ha perdido competitividad fiscal respecto al resto de regiones. Así lo certifican los últimos datos disponibles de 2018, con una merma del 16 % respecto a 2016 en el número de declarantes del tramo más alto del impuesto de patrimonio”.
Aracama rechaza de manera frontal el posible nuevo tributo para los patrimonios superiores al millón de euros, que califica de “injusticia impositiva” porque gravaría “por partida doble a un patrimonio que ya ha pagado sus impuestos correspondientes: impuesto del patrimonio e impuesto Covid-19”. A cambio, propone optimizar el gasto fiscal: “Ha llegado ya el momento de que planifiquemos la mejor y más económica forma de atender los servicios que pretendemos nos dé el Gobierno desde el punto de vista de organización y personal”.
LA VISIÓN DE UNA EXCONSEJERA
La también exconsejera Nuria Iturriagagoitia, en este caso de Industria y Tecnología, Comercio, Turismo y Trabajo, actualmente es socia y directora general de la agencia de valores y asesoría de inversiones Plus Value. En la misma línea, valora que un nuevo impuesto a las rentas elevadas “no tiene sentido”, de modo que aboga por “explorar otras opciones”.
Además, como también apunta Aracama, “plantea el riesgo de que las grandes fortunas se vayan”. Y para ejemplificar este problema pone como ejemplo lo ocurrido en Navarra con la reforma del impuesto de patrimonio aprobada por el Gobierno de Uxue Barkos. “Ha provocado que el 25 % de la recaudación ya no la ingrese nuestra Hacienda. Ante una subida de los impuestos, hay contribuyentes que miran dónde les sale más favorable declarar su patrimonio. Ha ocurrido aquí, ocurrió en Francia y fue muy comentado porque un famoso actor se marchó a Rusia con su dinero. Es que tienes la sensación de que te están quitando lo que tanto te ha costado ganar y por lo que ya has tributado”.
Nuria Iturriagagoitia: “Tienes la sensación de que te están quitando lo que tanto te ha costado ganar y por lo que ya has tributado”.
Iturriagagoitia recuerda que el impuesto de patrimonio nació con la previsión de que fuese temporal, pero “sigue estando ahí”.
“Oiga, yo he tributado mi IRPF, mi impuesto de sociedades y con suerte tengo un dinero que he ahorrado a base de esfuerzo. Y como ahorro, ¿tengo que pagar más? ¿Qué pasa, que no tenemos que ahorrar? Igual es lo que quieren para que seamos más dependientes de las ayudas y subsidios del Gobierno y tengamos que votarles”, remarca crítica.
Al hablar del impuesto a los ricos, cree que “se intenta enfrentarles a los pobres”. Y ese tipo de narrativas “son letales”. Igual que las economías familiares hacen lo posible para “no vivir al día”, lo mismo debería ocurrir con los Estados, según ella: “Pero aquí no. Nos endeudamos una y otra vez y siempre pensamos a ver a quién le quito: a este que tiene un dinero, a los países del norte que han ahorrado. Eso no es sostenible, no tiene sentido”.
LAS EMPRESAS FAMILIARES
Por su parte, el presidente de la Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar de Navarra (ADEFAN), Francisco Esparza, también rechaza la posibilidad de incrementar las tarifas impositivas, así como el nuevo tributo que gravaría las rentas más elevadas. Esparza considera que “recaudando más, se puede gastar más”, pero antes “hay que empezar por gastar menos”: “No vale decir que vamos a ingresar menos, pero vamos a seguir gastando igual y ya veremos de dónde lo sacamos. Además, este tipo de impuestos a rentas altas o grandes fortunas no está en ningún sitio de Europa”.
Francisco Esparza: “No vale decir que vamos a ingresar menos para seguir gastando igual y ya veremos de dónde lo sacamos”.
A juicio del presidente de ADEFAN, se trata de tributos que tienen “connotaciones más políticas que económicas”. Y su aplicación, según él, desincentivaría el ahorro:“Medidas así te llevan a pensar de qué sirve guardar algo si después se lo van a llevar vía impuestos. Ojo, por lo que yo ya he pagado. Y si lo dejo en herencia, el que lo recibe también va a pagar. Y me quieren cobrar por tenerlo cuando ya pago patrimonio. ¿Qué quieren, que lo meta en un cajón?”, se pregunta.
¿DÓNDE VA EL DINERO?
El tópico nos lleva a pensar que el dinero que sale de Navarra va a parar a Suiza, Luxemburgo o a los paraísos fiscales, aunque en su gran mayoría se queda mucho más cerca. De hecho, ni siquiera sale del país. Es Madrid, que prácticamente ha reducido a cero los impuestos de patrimonio y sucesiones, el refugio al que acuden las grandes fortunas tanto de la Comunidad foral como de otras regiones.
Así, mientras los navarros que declaraban a la Hacienda Foral un patrimonio superior a los 10 millones de euros en 2014 eran 189, en 2018 descendieron un 30 % hasta los 132, según refleja la declaración del IRPF del año pasado, que también muestra cómo los poseedores de entre 5 y 10 millones de euros eran 376, un 16 % menos que en 2014.
Paralelamente, las fortunas de más de 30 millones que tributan en Madrid han aumentado un 20 % desde 2014 y un 11 % las que cuentan con entre 6 y 30 millones. Por eso, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha llamado a “atenuar situaciones de competencia desleal entre territorios” basadas en la fiscalidad.
Madrid, que casi ha eliminado los impuestos de patrimonio y sucesiones, es el principal destino del dinero que sale de Navarra.
Desde los sectores conservadores se afirma que están produciéndose traslados de fondos al extranjero, sobre todo desde que Pablo Iglesias publicara un polémico tuit el pasado 29 de marzo. En él afirmaba que “toda la riqueza del país” está subordinada al “interés general”, lo que fue interpretado por algunos como un paso previo a futuras medidas confiscatorias. Desde el entorno del vicepresidente segundo indicaron, sin embargo, que ese mensaje tan solo era una reproducción del artículo 128 de la Constitución.
En medio de este escenario tan convulso, CaixaBank prevé abrir en julio un banco de nueva creación en Luxemburgo, el CaixaBank Wealth Management. Sin embargo,fuentes de la entidad bancaria precisan a NavarraCapital.es que se trata de un proyecto gestado desde hace dos años y que aparecía en sus cuentas de 2018 como un “reto estratégico”, mucho antes de que comenzara la crisis del coronavirus.
Además, agregan que el objetivo será captar dinero, “fundamentalmente”, de residentes españoles que tengan fondos declarados fuera de España con otras entidades, “no traerlo desde aquí”. Banca March ya opera en Luxemburgo desde el año 2012, y otras entidades como Bankinter, A&G, AndBank y Crèdit Andorrà (Banco Alcalá en España) cuentan con una filial o una sucursal en dicho país desde antes de que nadie imaginara que un virus paralizaría el mundo y llevaría a Iglesias a escribir su tuit. Pugnan por captar unos capitales próximos a los 200.000 millones de euros.
Entra aquí para leer más sobre el coronavirus en Navarra.