Empieza el viaje y nuestra protagonista se pone en marcha. Dejamos atrás las brumas y el frío propio de del invierno navarro en búsqueda de temperaturas y ambientes más bonancibles que alegren nuestro espíritu. Experiencias, en definitiva, que extasíen y nutran nuestra alma como un Stendhal abrumado ante la belleza extrema de la basílica de la Santa Cruz, en Florencia.
Pero nuestra viajera también es mortal y cuando el estómago aprieta, como buen costumbrista, le sale el apego por la ‘patria chica’ que, por otro lado, se ha convertido en un ‘must’ dentro del selecto circuito de restaurantes de Madrid. Un fenómeno imperecedero que, ante la inminente llegada de las verduras de primavera, seguro que vive un subidón apoteósico como el que ha protagonizado la ganadora de OT 2017, la simpar Amaia Romero.
Sin embargo, a la viajera le asaltan dudas. Está claro que la oferta es amplia y de enorme calidad pero, ¿cuáles pueden ser las mejores referencias que hoy podemos encontrar de la gastronomía navarra en la capital? ¿Dónde darse un homenaje como es debido de nuestras queridas verduras y hortalizas? En definitiva, ¿dónde puede ir nuestra protagonista para que se le ponga el cuerpo jotero en plan «quisieraaaa quisieraaa volverme hiedraaaaa»? He aquí una exclusiva selección de los sitios de referencia del arte culinario ‘made in Navarra’ en la capital.
myVeg
Inaugurado en 2013 ofrece producto limpiado o semicocinado en origen y conservado en condiciones óptimas para ser trasladado a sus cocinas de Madrid. Su lema: ‘Un lugar para disfrutar del placer de las verduras’ nos permitirá degustar desde una buena menestra hasta unas deliciosas pochas a un precio más que razonable. No obstante, su plato estrella es, cómo no, la alcachofa que presentan ligeramente cocida y después frita, decorada con lascas de parmesano y un toque de cítrico de lima. Simplemente, delicioso.
La huerta de Tudela
También abrió sus puertas en 2013 y viene a ser una especie de delegación en la capital del mítico ’33’ de Tudela. Por sus mesas han pasado desde ejecutivos de postín hasta turistas que se dejan caer por allí desde el Congreso, situado a escasos metros. Entre sus elaboraciones tradicionales y alguna más atrevida (como el puerro asado con cebolleta confitada), tres son sus plato estrella: la menestra, las alcachofas con foie-gras y las pochas. Y de postre, uno de los emblemas de la cocina de Ricardo Gil: la torrija de pan de brioche bañando en bourbon con crema de yogur blanco y helado de vainilla.
Para acceder a más información sobre Ricardo Gil LEER AQUÍ.
Floren Domezáin
En pleno corazón del barrio de Salamanca, lo primero que llama la atención son sus paredes cubiertas de lechugas que uno acaba llevándose a casa, tomates exuberantes expuestos a la puerta de la cocina (el solomillo de la huerta) o el libro de recetas escrito por el propio Floren y que presenta como «la guía imprescindible para el nuevo hortelano». La carta, muy amplia y con claro protagonismo de las verduras: menestras, espárragos, cebolletas, pencas de acelga, pochas… Del huerto al puchero, ese podría ser el lema de este templo de la gastronomía navarra en Madrid.
Tierra del QUEILES
Como en todos los demás, en este local presumen del origen de sus productos traídos directamente desde Navarra, comprados a productores locales o, cuando se puede, recogidos del mismo huerto del padre del propietario en la localidad de Cascante.
En la carta de ‘Tierra del QUEILES’ están también presentes todos los clásicos, incluido el tomate feo de Tudela, una variedad que ha conseguido cierta proyección como marca de producto local al estilo del cogollo o la alcachofa que aquí, precisamente, se elabora confitada en aceite a 60 grados durante cuatro horas, con un diente de ajo y perejil.
La Manduca de Azagra
El clásico entre los clásicos. Efectivamente, en la calle Sagasta se encuentra lo que podríamos definir como una de las embajadas de la comunidad foral de la capital, ya que estamos hablando de un restaurante de alto nivel y de cocina auténtica en la que no hay más secreto que un buen producto tratado con delicadeza. Conviene dejarse llevar por el consejo de Juan Miguel, el propietario, siempre presente en sala y muy cuidadoso con su clientela.