El consumo de chicles está en decadencia. Entre 2008 y 2018, sus ventas se estancaron en España, mientras que en Estados Unidos bajaron un 23 %. La pandemia ha acelerado la caída y en 2020 el consumo en este último país disminuyó un 14 % y en España un 45 %.
Según el sector, hay un factor coyuntural provocado por la pandemia y el cierre de tiendas de chucherías y escuelas, el teletrabajo, etc. La suma de todos esos factores ha frenado la compra de chicles, muchas veces impulsiva y donde la presencia en el punto de venta es importante. Lógicamente, parte de este consumo se recuperará conforme vuelva la normalidad.
Añadido a ello existen factores estructurales que, independientemente del Covid-19, han llegado para quedarse y afectan a la industria del chicle (y probablemente a otras).
El primero de ellos es el factor salud. En los últimos años el mundo de los dulces, caramelos, chicles, etc., ha visto empeorar su imagen al considerarse negativos para la salud en general (y dental en particular). Frente a este cambio, empiezan a aparecer chicles con flúor, o que ayudan a dormir, o favorecen la digestión, etc. Es decir, se está produciendo un cambio en los atributos de consumo (antes esos atributos eran que se podía hacer globos, sabores muy variados…). Y ahora se busca ser atractivo para otro público (ancianos, personas con dolencias, etc.) con el consiguiente cambio de canales de venta que eso supone. Ahora es fácil ver cómo las farmacias venden marcas de chicles que, tradicionalmente, comprábamos en supermercados, tiendas o gasolineras.
“La importancia de conocer bien la satisfacción que produce tu producto y los motivos por los que tu cliente lo adquiere es cada día mayor”.
El otro factor es el teléfono móvil. Según el sector, una parte importante del consumo de chicles se asocia al ocio, a la espera, al estar sin hacer nada. Y es en esos momentos cuando la persona lo consume. Ahora, esos espacios se ocupan con el móvil. Es decir, cuando tiene un rato libre, la persona abre las redes sociales o la cámara del móvil para hacer fotos en vez de mascar chicle.
Por tanto, estamos ante un claro ejemplo de cómo un desarrollo tecnológico aparentemente surgido de un sector diferente puede desplazar a tu producto. La importancia de conocer bien la satisfacción que produce tu producto y los motivos por los que tu cliente lo adquiere es cada día mayor.
LA COMPETENCIA, DONDE MENOS TE LO ESPERAS
Para mucha gente, el chicle satisface una necesidad de ocio, de ocupar el tiempo, no gastronómica, como también lo hace el móvil, siendo una herramienta de ocio y no de comunicación. Por tanto, con lo que nos encontramos es con una marca de chicles tradicional compitiendo con las redes sociales o los fabricantes de móviles.
Sin duda, la industria del chicle se enfrenta a un reto difícil para mantener su producción y sus ventas. El desarrollo de producto y el marketing deberán trabajar duro para conseguir, si no vencer al móvil, sí buscar otros consumidores y otros motivos de consumo. En definitiva, otras necesidades que pueda satisfacer.
Esta aparición de nuevos competidores entrantes le puede suceder a cualquiera. ¿Tiene mi empresa claras todas las necesidades que mi producto o servicio satisface en mi consumidor? ¿Tengo claro quiénes pueden satisfacer esas necesidades? Porque muchas veces la competencia puede llegar desde los sectores y lugares más insospechados.
Iñaki Oroz
Consultor de Inteligencia Competitiva e Internacional en Imeanticipa