jueves, 25 abril 2024

Alerta por las «probables» expropiaciones del PSIS de Alloz

Tras la masificación turística vivida el pasado verano, los ayuntamientos del Valle de Yerri y Guesálaz, con el apoyo del Gobierno de Navarra, han presentado una primera memoria del plan, que busca reorganizar el entorno del pantano. Aunque es un documento preliminar, anterior al borrador, el PSIS abarcaría en principio 1.577 hectáreas, es decir, 1.200 más de las que ocupa el agua. Según explican los productores de la zona a NavarraCapital.es, el proyecto afectaría a entre 70 y 80 agricultores y ganaderos, que ya han presentado alegaciones porque temen las expropiaciones de sus fincas. Desde el Ejecutivo foral admiten que "probablemente" se produzca "alguna" expropiación o permuta, pero "serían las menos posibles".


Pamplona - 26 noviembre, 2020 - 07:00

El embalse de Alloz se ha convertido en un referente turístico para la ciudadanía navarra. (Foto: Vicenfoto / Shutterstock)

Santiago Ancín tiene 52 años y es agricultor. Creció amando la tierra, manteniendo viva la tradición familiar. Posee cien hectáreas de secano, donde cultiva cereal, colza, leguminosas… Y quiere dejar como herencia a sus cuatro hijos esas tierras que cuida cada día. Él es uno de los propietarios con más terrenos cerca del embalse de Alloz. Pero, hace dos semanas, se despertó con la noticia de que un PSIS iba a regular la actividad de la zona.

Santiago Ancín (agricultor): «Una cosa es convivir y otra que den prioridad al turismo frente a nuestras formas de vida, cuya actividad principal siempre han sido la agricultura y la ganadería».

«Es necesario organizar la masificación de turistas que visita el embalse», reconoce no obstante a NavarraCapital.es. El jarro de agua fría llegó cuando supo que más de la mitad de sus tierras podrían ser expropiadas, ya que el plan, desarrollado por los ayuntamientos del valle de Yerri y Guesálaz, prevé abarcar hasta 1.577 hectáreas. Es decir, 1.200 más de las que ocupa el agua del embalse.

Ahora, el PSIS, en el que se trabaja de la mano del Gobierno de Navarra, copa las conversaciones de los vecinos de la zona. “Es importante que sigamos conviviendo con el turismo, porque llevamos cincuenta años haciéndolo. Pero una cosa es convivir y otra que den prioridad al turismo frente a nuestras formas de vida, cuya actividad principal siempre han sido la agricultura y la ganadería”, incide Ancín.

El miedo de este agricultor es compartido también por muchos de los productores que forman parte de la cooperativa de Yerri, compuesta por 280 personas. En total, unas mil hectáreas de entre 70 y 80 agricultores y ganaderos se verían afectadas por el PSIS. Esta superficie es el 25 % de la que explota en total la cooperativa.

CAMPO VS TURISMO

El entorno del embalse de Alloz se sitúa en la zona media de Navarra, entre los frondosos hayedos del parque natural de Urbasa y las vides que acompañan al Camino de Santiago, donde las aguas azules del pantano atraen cada año a más visitantes, la mayoría de Navarra. En esta zona hay dos ayuntamientos, el del Valle de Yerri, que abarca diecinueve concejos, de los que cuatro (Riezu, Villanueva de Yerri, Úgar y Alloz) están junto al pantano; y el de Guesálaz, que comprende catorce concejos y cinco de ellos se ubican junto al embalse: Lerate, Irurre, Muzqui, Esténoz y Muez.

Javier Pagola (presidente de la cooperativa): «Que se haga un proceso participativo de verdad, que se informe bien a la gente y que se decida lo que la mayoría de la población quiera».

Precisamente, ambos consistorios han puesto en marcha este proyecto para reorganizar los atractivos turísticos de la zona, en la que se ha propuesto un vial para bicis y otro para el paseo a pie alrededor del embalse, además de la ampliación del parking, una nueva zona de baño, terreno para nuevas construcciones, la posibilidad de nuevos negocios relacionados con el turismo… “Se trata de regular, a través de este PSIS, un turismo que está ya muy masificado y que, con la pandemia, se ha incrementado y se ha demostrado que es ingobernable”, explica el alcalde de Yerri, Edorta Lezáun. El primer edil recuerda también que no existe una figura conjunta que regule el turismo y que, hasta ahora, cada zona trabajaba por su cuenta, por lo que se pretende “ordenar los recursos y las actividades que se desarrollan entorno al embalse, definir cuál es el ámbito de actuación y habilitar espacios regulados y controlados para actividades”.

Pedro José Soto, alcalde de Guesálaz, asegura que este verano ha pasado «auténtico miedo» debido a la gran cantidad de visitantes: «Entre los turistas, el coronavirus y el desorden que había se ha colmado el vaso y algo hay que hacer para poner orden». En la misma línea que el alcalde de Yerri, afirma que va a trabajar con «ilusión» para hacer todo lo que esté en su mano de cara a reorganizar la zona y mejorarla para vivir y para visitar. Para ello, el equipo municipal ha mantenido conversaciones con todos los concejos y, hace unos días, organizó un encuentro online con todos los vecinos que quisieron sumarse. En total, participaron más de setenta: «Recogimos muchas dudas y todas se van a tener en cuenta. Es importante escuchar las peticiones de todos los vecinos y procuraremos darles solución. Igual no se puede al 100 %, pero sí al 90 por ciento».

Edorta Lezáun (alcalde de Yerri): «El PSIS va a tener en cuenta las actividades agrarias y ganaderas que existen de toda la vida porque hay que respetarlas y protegerlas».

Ambos alcaldes incide en que el PSIS va a tener en cuenta las actividades agrarias y ganaderas que existen de toda la vida, «porque hay que respetarlas y protegerlas». Pero asumen también que deben «convivir con los recursos turísticos: servicios, escuela de Vela, campings, bañistas, pescadores, senderistas…”.

A pesar de sus conciliadoras palabras, en la cooperativa temen que se cumpla lo que el primer borrador del plan dice textualmente: “Terrenos en la actualidad de propiedad privada pasarán a ser suelo público”.

Eso es lo que precisamente mantiene en vilo a los agricultores y ganaderos, como explica el presidente de la cooperativa de Yerri y agricultor, Javier Pagola. “La población desconoce mayoritariamente este proyecto y tiene miedo”. En un PSIS como este, añade, sería el Gobierno de Navarra el que expropiaría. Por eso, el colectivo ha presentado una serie de alegaciones y pide “que se haga un proceso participativo de verdad, que se informe bien a la gente y que se decida lo que la mayoría de la población quiera”.

Aun así, entiende que “unos tendrán que ceder por un lado y otros por el otro, pero hay que tener claras las prioridades». Y, en este sentido, considera que «la actividad turística no puede ser la primera, como recoge ese avance del PSIS». «Parece que el impacto ambiental de nuestras actividades es negativo. Pero, ¿y el impacto medioambiental que genera una actividad turística intensiva?», cuestiona rotundo.

Pedro José Soto (alcalde de Guesálaz): «Este verano he pasado auténtico miedo. Entre los turistas, el coronavirus y el desorden que había se ha colmado el vaso y algo hay que hacer para poner orden».

Rubén Goñi, director general de Proyectos Estratégicos en el Gobierno de Navarra, está asesorando y acompañando a ambos ayuntamientos. En declaraciones a este medio, destaca la riqueza de la vida agraria y ganadera existente en el entorno del pantano. «El objetivo de lo que he leído hasta ahora en ningún caso es acabar con ninguna actividad. Todo lo contrario, el objetivo es organizar el turismo, controlarlo mejor, evitar la masificación, promover las buenas prácticas, evitar la acumulación de residuos y el ruido y facilitar a los agricultores y ganaderos su labor sin la intromisión de los turistas que aparcan en sus terrenos y caminos, entre otras cosas», remarca.

Con respecto a las tierras que podrían verse afectadas, Goñi se muestra rotundo: “No nos vamos a engañar, probablemente habrá alguna expropiación o permuta si llegara el caso. Pero no es el objetivo, todo está por definir y serían las menos posibles. Lo importante -insiste- es que la actividad agrícola no va a padecer una merma en su capacidad». Y coincidiendo con la valoración de los dos alcaldes, subraya que, «al final, puede que las hectáreas abarcadas se queden en menos de las 1.577 previstas».

Rubén Goñi (Gobierno foral): «No nos vamos a engañar, probablemente habrá alguna expropiación o permuta si llegara el caso. Pero no es el objetivo«.

El representante del Ejecutivo foral trata de lanzar un mensaje tranquilizador a los productores del lugar. “Entiendo que las personas a quienes les afecte en su actividad estén preocupados, pero vamos a estar para informar, ayudar y dar toda la tranquilidad que podamos”.

Así, recuerda que el PSIS todavía está en sus comienzos y ni siquiera hay un borrador, sino un “documento de avance”, que está en periodo de sugerencias: “Queda un mes para ir redactándolo, con las alegaciones que los vecinos están presentando”.

Después, será en enero cuando los consistorios redacten el borrador del PSIS en sí y lo tramiten. Mientras tanto, el Gobierno navarro “acompaña, asesora y trabaja con los ayuntamientos, pero son ellos los que deben decidir para su territorio”. A partir del texto elaborado en enero, harán falta unos nueve meses más para que se apruebe el documento definitivo, con varios pasos intermedios como consultas, proceso participativo, etc.

MILES DE EUROS INVERTIDOS EN LA ZONA

El apoyo del Ejecutivo foral para la reorganización de la zona no se limita al PSIS. El compromiso de la Administración «va más allá», subrayan Lezáun, Soto y Goñi. «Ya hemos trabajado con Guesálaz y Yerri. El año pasado aportamos más de 30.000 euros para las barreras en ambos parkings (de Úgar y Lerate), de modo que ahora se realiza un registro de los coches y se cierra la entrada cuando se llega al cupo», recuerda el director general de Proyectos Estratégicos.

Además, enumera otras infraestructuras desarrolladas en la zona: «Este año también hay presupuesto para captar fondos europeos de cara a la reforestación y la regeneración de la orilla y mantenemos una aportación anual de casi 30.000 euros para otros desarrollos». Y habla de proyectos que no tienen que ver con el PSIS, «como con la paja, que podría generar un problema y se puede revalorizar su valor en la nueva planta de biomasa«.

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