La gastronomía es una pasión común que no entiende de géneros ni de fronteras, pero el concepto de mujer chef aún no tiene la relevancia debida para un amplio sector de la sociedad. ¿Por qué no hay más mujeres en la alta cocina?
La Asociación de Amistad Hispano-Francesa Mujeres Avenir, una red de mujeres del gremio de la gastronomía que trabaja para visibilizar el papel femenino y luchar frente a la desigualdad de género, quiere dar a conocer las raíces que, a su juicio, explican este problema. Y para hacerlo celebró una jornada que, bajo el título ‘La alta gastronomía: una industria creativa para las mujeres’, contó con grandes ponentes nacionales e internacionales. Todos ellos debatieron sobre el papel y los retos a los que se enfrentan las mujeres en una industria tan competitiva como la de la gastronomía.
Cedric Prieto, cónsul general de Francia en España, comentó que la baja presencia de mujeres en la alta gastronomía se debe a “una falta de educación en la sociedad, que ha de entender que el talento, el esfuerzo, y la sensibilidad no es cuestión de sexo ni de origen social, se nace y se desarrolla con esfuerzo personal, compromiso y trabajo duro”.
Por su parte, Carina Cabezas, presidenta de Sodexo España, dio importancia al intento de las mujeres de romper con las tradiciones machistas: «En España, hemos perdido una generación de grandes mujeres en la alta gastronomía, una generación que quería escapar del espacio donde nuestras madres y abuelas han estado recluidas, escapar de la cocina, para crecer profesionalmente en otras áreas. Pero en esa huida hacia delante perdimos la posibilidad de ser las referentes en este inicio del siglo XXI”.
La mujer dobla en número de profesionales al hombre en el mundo de la restauración, pero su esfuerzo diario no se agradece tanto. Cobran un 15 % menos y, además, con un mayor porcentaje de contratos precarios. Y si hablamos de reconocimientos públicos, los restaurantes con estrella Michelin dirigidos por ellas no llegan a un 10 %.
«El primer paso para esta lucha es dejar de pedir perdón por intentar alcanzar las metas profesionales», explica Isabel Mijares, reconocida enóloga y académica en la Real Academia Española de Gastronomía. Mijares considera que a las mujeres hay que tratarlas equitativamente conforme a lo que pueden aportar y a su talento. Pero lo más importante es «creer firmemente» que son capaces de lograr cualquier meta.
Annett Teich, chef del restaurante de cocina creativa BK, atribuye el problema al techo de cristal que pone la sociedad. Un techo que impide llegar a las mujeres a puestos de responsabilidad dentro de las cocinas o, incluso, a emprender un proyecto propio: «Ser madre y empresaria es un lastre en Francia. Financieramente, los bancos consideran que hay un mayor riesgo y no nos conceden créditos. Las madres han de soportar con sus ahorros los proyectos empresariales, lo que provoca la renuncia de los sueños de muchas grandes chefs”.
La importancia de la mujer empresaria como ejemplo de la sociedad fue reconocida por Pepa Muñoz, chef del restaurante El Qüenco de Pepa. Muñoz apuntó que en su restaurante dividen al 50 % las responsabilidades entre hombres y mujeres y que, de esta manera, han demostrado que la conciliación en la gastronomía es una realidad y ha dejado de ser un freno: «Esto se convierte en una simple excusa para muchos empresarios que nos quieren poner un techo de cristal y evitar desarrollar nuestros talentos. Por nuestro trabajo y nuestra insistencia, esto está cambiando”.
Cerró el acto Rafael Ansón, presidente de la Real Academia de Gastronomía española, quien recordó cómo históricamente “la generación perdida de grandes profesionales de la gastronomía, entre los años 60 y 70, ha provocado que muchos espacios estén monopolizados por los hombres, permitiendo crecer profesionalmente a las mujeres en nuevos conceptos como el catering o en puestos profesionales como el de sumiller, donde la mujer se ha alzado con el puesto que deseaba y que le corresponde por méritos propios”
“La alta cocina desarrollada por las mujeres tiene una calidad muy superior a lo que hemos conocido tradicionalmente, está rompiendo todos los techos de cristal y, en pocos años, la mujer alcanzará todas las metas que se proponga”, finalizó Ansón.
El reconocimiento de la mujer en el mundo de la alta gastronomía ha avanzado a grandes pasos en los últimos años, pero aún queda mucho camino por recorrer en una industria donde la mujer ha representado desde el inicio de la historia un papel fundamental.