sábado, 27 abril 2024

Cuando dos «desconocidos» se encuentran en La Vieja Iruña

Nunca se habían cruzado hasta hace poco más de dos años. Pero la vida, a través de varios amigos, unió a Germán Gómez y Sergio Lerga. Ambos tenían en mente "la idea de montar algo, de iniciar un proyecto". Y bajo esta inquietud nació, meses después, una de las más nuevas y potentes apuestas gastronómicas de la ciudad: La Vieja Iruña. "No existe revolución sin una buena tradición", reza su lema. Ese que combina a la perfección una decoración moderna, acogedora e íntima con la mejor comida navarra y el producto de temporada.


Pamplona - 3 octubre, 2020 - 05:45

Germán Gómez Amigot y Sergio Lerga Arteta, gerente y jefe de cocina de La Vieja Iruña. (Fotos: Víctor Ruiz)

Pasión, revolución, casualidad, y «buena tradición» hostelera en el corazón de Pamplona. La milenaria urbe, una vez más, da nombre a una de las más nuevas y potentes apuestas gastronómicas de la ciudad: La Vieja Iruña. Bello y sugerente apodo para un acogedor bar-restaurante que encierra desde hace año y medio una verdad: su histórica ubicación, pero también una mentira: de antiguo no tiene nada. Basta con cruzar su imponente puerta para apreciar, en el interior, una mimada decoración en maderas, mosaicos, sofás y luz elegante y tenue que abriga, confortablemente, del jolgorio exterior. Porque La Vieja Iruña, ubicada en la calle San Nicolás, número 40, de la capital navarra, huele a la cercanía de Germán Gómez Amigot, y sabe (y mucho) al buen hacer de Sergio Lerga Arteta. También a todo el bagaje gastronómico que acumulan a sus espaldas estos socios «desconocidos». Porque aunque resulte curioso, sus vidas nunca se habían cruzado hasta hace poco más de dos años.

Sergio Lerga Arteta y Germán Gómez Amigot, en el interior de la cocina de La Vieja Iruña.

«Varios amigos en común nos pusieron en contacto, pero lo cierto es que hasta el 2018 no nos conocíamos de nada. Eso sí, pronto encajamos y a ambos nos rondaba en la mente la idea de montar algo. De iniciar un proyecto propio», relata Germán Gómez, gerente, con una sonrisa en la boca. Porque aunque anecdótico, lo cierto es que los hechos se sucedieron muy rápido. Pronto empezaron a buscar emplazamiento, se toparon con el local de La Chistera (ya cerrado y en desdicha), pero lejos de reabrirlo optaron por el camino más difícil, más propio y personal: arrancar de cero. «Tiramos todo, absolutamente todo, incluso la cocina. Las obras comenzaron a finales de julio, pasados los Sanfermines de 2018, y se alargaron hasta diciembre», rememora Sergio Lerga, jefe de cocina.

Tras seis meses de reformas, pero muchos más de bocetos, filosofía, concepciones e inspiración, el 3 de enero de 2019 abrieron de nuevo las puertas, ya como La Vieja Iruña. Y con la misma filosofía gastronómica que conserva año y medio después. «No existe revolución sin una buena tradición», reza sincero su lema. Ese que trata de combinar a la perfección una decoración moderna, acogedora, íntima, privada, con la mejor comida navarra tradicional. Con el producto local, el contacto directo con el agricultor, la defensa del kilómetro cero: «No existiría modernidad, sin la cocina de nuestras abuelas». Quizá por ello, y a pesar de su breve existencia, suman buena fama sus pescados a la brasa, en especial el rodaballo, sus verduras (de temporada) y la gran variedad de degustaciones que ofrece generosa su barra. La misma en la que tantas veces se ha posado Eguzkilore, el pincho de mayor aceptación popular en la XXI Semana del Pincho de Navarra. O también su conocido vermú de la casa, acompañado de corteza de naranja congelada y granizado.

Sin duda, la variedad gastronómica de La Vieja Iruña es generosa y garantizada. Al menú del día que ofertan de lunes a viernes se suma una cuidada y elaborada carta, que se completa con su propuesta más atractiva: el menú degustación estacional. Modificado cada tres meses (coincidiendo con la primavera, verano, otoño e invierno), los nueve pases variados tratan de aglutinar «la esencia del producto navarro de temporada, con una pequeña vuelta, una revolución», especifica Lerga. Puede degustarse de lunes a domingo, el restaurante abre todos los días de la semana, de 13 a 16, y de 20 a 23 horas.

Todo ello en un doble renacer que La Vieja Iruña ha experimentado en sus dos años de vida. La comentada apertura de enero de 2019, y el resurgir del pasado 1 de junio, coincidiendo con la Fase 2 del desconfinamiento. «Personalmente, vivimos la cuarentena bien, porque jamás, nunca en la vida, habíamos estado en casa tanto tiempo. Pero profesionalmente fue una gran preocupación», exclama Gómez, tras dedicar unas sinceras palabras a las diez personas que actualmente conforman su equipo: «Gracias a ellos estamos aquí. Todos y todas han remado a favor en estos difíciles tiempos«. «Seguiremos inyectando pasión, ilusión, a nuestro proyecto. Es hora de crecer, de hacernos mayores», concluye.


CHECK IN

Nombre: La Vieja Iruña
Dirección: C/ San Nicolás 40, Pamplona
Teléfono de reservas: 948 596 665
Mail: [email protected]
Web: www.laviejairuña.es
Oferta gastronómica: pinchos y degustaciones en barra, carta, menú del día y menú degustación estacional
Redes sociales: FB https://www.facebook.com/barrestaurantelaviejairuna / Instagram restaurantelaviejairuna

La gran variedad de degustaciones que ofrece la barra de La Vieja Iruña.

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