Blanca Montesinos era camarera en el Hostal Don Javier, situado en la entrada este de la localidad navarra de Ororbia y a quince minutos en coche del centro de Pamplona. Acumulaba casi un cuarto de siglo apuntando comandas y atendiendo mesas, pero la llegada de nuevos propietarios dejó sin empleo a toda la plantilla el pasado 3 de enero.
Lejos de abandonar la hostelería, Blanca, de 49 años, tiró de valentía y optó por reabrir el Bar Asador Itziar, ubicado a 180 metros del establecimiento al que había dedicado casi la mitad de su vida. Escoltado por dos barriles de madera, el local se encuentra en el cruce de las calles El Sol y Abajita. Dispone de terraza y dos plantas, con el bar en la baja y el comedor en la superior. La inauguración se celebró el pasado 3 de mayo en medio de un gran alivio por parte de la población de esta pequeña localidad navarra, que cuenta con poco más de 750 habitantes, ya que la oferta hostelera es muy reducida.
El local dispone de terraza y dos plantas. En la baja se ubica el bar, mientras que el comedor, que tiene capacidad para 50 personas, está en la superior
Para resolver esa problemática, los propios vecinos propusieron a Blanca que reabriera el Itziar, cerrado desde el pasado noviembre. Aquellas conversaciones con familiares, amigos y lugareños comenzaron incluso cuando ella y el resto de su actual equipo todavía trabajaban en el anterior establecimiento. «Muchos iban a desayunar y a tomar algo a los pueblos de alrededor, como Arazuri o Asiáin«, comenta a Navarra Capital para reconocer acto seguido que la decisión no fue sencilla.
Tras tantos años como camarera, le ilusionaba la idea de pasar un verano tranquilo, alejada del griterío y los fogones: «Emprender no era algo que tuviera pensado hacer porque gestionar un local de hostelería es muy complicado y estresante debido a la cantidad de horas que tienes que meter». Además, la actual responsable del Itziar empezó a trabajar con sus padres, que gestionaban el bar de las piscinas municipales de Noáin, cuando ella era todavía una estudiante.
Pero tanto su marido como sus antiguas compañeras le convencieron de que se trataba de una gran oportunidad. Ahora, todas ellas conforman el equipo del nuevo local, que ofrece una amplia carta de fritos, platos caseros, bocadillos y hamburguesas, con menú del día entre semana y menús de asador y sidrería los fines de semana.
UNA AVENTURA CONJUNTA
Blanca, que se empezó a curtir como camarera en el pub Mibor de San Juan y en la carpa que el bar Savoy instala en la plaza de la Cruz durante las fiestas de San Fermín, aún se emociona cuando, entre risas, recuerda cómo «exigió» a Esti Sanz, Julia Esteban y Pilar Montero (madre de la anterior) que la acompañaran en esta aventura. Las dos primeras ejercen como camareras, mientras que la tercera es la cocinera del bar asador, donde también cuenta con un ayudante. «Espero que la gente venga en cuanto tenga ganas de tomarse algo», señala la propietaria.
Para conseguirlo, la buena mano de Pilar en la cocina es un valioso aliado: «Sabe hacer de todo, pero los garbanzos y el choricico a la sidra le salen espectaculares». Por el momento, la reapertura ha generado una gran afluencia de clientes, que les han transmitido su apoyo desde el principio. «Todo el personal hemos metido muchas horas y solo nos queda estar agradecidas al pueblo por su acogida», sentencia.