El salón de actos del edificio de Ciencias de la Universidad de Navarra acogió la semana pasada la mesa redonda ‘La mujer en la ciencia: ¿hasta dónde puede llegar?’. Organizada en colaboración con el grupo Women for Science and Technology, contó con la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rosa Menéndez; la presidenta de la Sociedad Española de Oncología (SEOM), Ruth Vera; María José Calasanz, codirectora científica del CIMA; y Pilar Lostao, catedrática de Fisiología y vicerrectora de Relaciones del centro académico.
La presidenta del CSIC desde 2017, Rosa Menéndez -la primera mujer en dirigir la institución desde su creación en 1937-, presenta una larga carrera investigadora y de gestión, y aunque asegura que aplica la “perspectiva de género” en su día a día, también afirma que “nunca” se he sentido discriminada por su condición femenina. “Dentro del CSIC, mi ámbito, no veo ni mujeres ni hombres. Sí profesionales, científicos”, recalca.
No obstante, considera que cuestionarse, o ver cómo está posicionada la mujer en la investigación científica “es una demanda de la sociedad”. Así, reconoce que se dan diferencias por sexos en su propia institución, en la que trabajan unos 3.200 investigadores científicos: “En el CSIC hay un 50% de mujeres de forma global”, apunta, pero las tres escalas laborales dentro de la institución muestran eso que algunos llaman techo de cristal.
En la escala de acceso, la de científico titulado, la mitad son mujeres. Pero en las dos siguientes, el porcentaje femenino se va reduciendo paulatinamente: hay un 27% de investigadoras y profesoras de investigación mujeres, que es el equivalente a catedrática. “Es cierto que bajan, intentamos potenciarlo”, apunta la directora.
No obstante, subraya que en el mundo de la investigación científica pública “no hay tanto problema como en el sector privado”. Achaca el frenazo en las carreras de las mujeres a la maternidad: “La mujer por la conciliación familiar no dedica todo el tiempo que dedica un hombre, o está menos vinculada. Aunque no lo sé, no existen respuestas directas”, reconoce. “Yo intento potenciar a mis científicas. No busco solo mujeres, pero sí me fijo en ellas”, recalca. Desde su puesto directivo, subraya que “la visibilidad es un problema para la mujer que quiere dedicarse a puestos de gestión”.
Ella ha tenido que “luchar mucho”, pero su carácter optimista le lleva a recalcar que se puede hacer: “Los cargos debemos ser facilitadores y ayudar a los demás en su día a día. Así que a las chicas les diría que pierdan el miedo. Somos igual de capaces e inteligentes que ellos, y por suerte cada vez hay más igualdad de condiciones para ellos y para ellas”.
Pionera en la gestión científica, Menéndez reconoce que si hace un año y cuatro meses aceptó el cargo de presidenta -había sido vicepresidenta- lo hizo porque sus hijos “ya están haciendo un máster, y por conciliación ya podía dedicarme más al trabajo, a viajar”. Este parón que supone la maternidad resulta difícil de explicar, incluso para ella: “Quizá sean razones educativas por las que nos sentimos más ligadas al día a día de la casa”, especula. También esas razones explicarían otros “factores concurrentes”, como la “falta de ambición”: “Los hombres con ambición se han visto muy bien, pero no tanto las mujeres. Se va superando”, se felicita.
Como despedida, adelantó la próxima aprobación de un Real Decreto para que al evaluar el CV de las mujeres en proyectos de investigación se considere también la baja maternal. “Pero también para los hombres, que es importante para que se sientan cómplices y participen en la educación de los hijos”, insistió.
Orgullosa de que en el CSIC hayan sido pioneras en crear una Comisión de Mujeres y Ciencia, allá por 2002, asegura que su labor sigue siendo la misma: “Potenciar la visibilidad de la mujer en la ciencia. Evitar cualquier signo sexista”, un objetivo al que, afortunadamente, cada vez se suman más personas, ellas y ellos.
CURRÍCULUM
La presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas nació en Cudillero, Asturias, en 1956. Rosa Menéndez es doctora en Químicas por la Universidad de Oviedo en 1986 y especializada en materiales de carbono. En los últimos años, ha iniciado una línea de investigación sobre grafeno para aplicaciones que incluyen biomedicina y almacenamiento de energía. La científica ha participado en más de 30 proyectos de investigación, y ha sido responsable de 23, entre ellos nueve europeos. Ha publicado más de 200 artículos en revistas internacionales de alto impacto, es autora de 10 patentes y ha dirigido 18 tesis doctorales.
Menéndez tiene una vasta experiencia en tareas de gestión. Entre 2008 y 2009 ocupó el cargo de vicepresidenta de Investigación Científica y Técnica del CSIC. Asimismo, ha sido delegada institucional del organismo en Asturias y, entre 2003 y 2008, ocupó el puesto de directora del Instituto Nacional del Carbón, del CSIC, ubicado en Oviedo (Asturias). Ha sido, además, evaluadora y coordinadora de varios Programas de I+D de la Unión Europea, así como gestora del Plan Nacional de Materiales y del Plan
Nacional de Energía.
Como curiosidad, su nombre aparece en la tabla periódica de mujeres científicas -le tocó el manganeso- y en su visita exprés a Navarra, adonde venía procedente de Bruselas, le dio tiempo a reunirse con la presidenta del Gobierno, Uxue Barkos, para fortalecer la colaboración entre el CSIC y el Ejecutivo foral, establecida a través del Instituto de Agrobiotecnología (IdAB).
Ambas visitaron las instalaciones y pusieron en valor la presencia del CSIC en Navarra desde 1999. El renovado IdAB ha quedado formalmente constituido como instituto mixto entre el CSIC y el Gobierno de Navarra.
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