El Producto Interior Bruto (PIB) de Navarra creció entre los meses de julio y septiembre de este año un 1,8 %. Según valoró oficialmente el Gobierno foral en un comunicado, la cifra representa “una tendencia continuista de crecimiento, si bien la subida es algo inferior a la registrada en el segundo trimestre”.
En relación con el tercer trimestre de 2020, el crecimiento del PIB navarro es del 4,1 %, aunque “la comparativa con el escenario de hace un año no es del todo representativa dadas las condiciones de control de la pandemia que se daban entonces”.
Son datos que presentó este viernes, en rueda de prensa, la consejera de Economía y Hacienda, Elma Saiz. “De cara a evaluar el ritmo de recuperación de la economía, es más adecuado confrontar los datos con el ejercicio 2019. Si tomamos como referencia el PIB del cuarto trimestre de 2019 para valorar el ritmo de recuperación de la economía, vemos que la actividad en Navarra se aproxima poco a poco a su nivel preCovid. La brecha del PIB se ha estrechado hasta un -2,3 %, es decir, 1,7 puntos porcentuales menos que en el segundo trimestre del año. Un reflejo de la progresiva normalización de la economía foral”, señaló.
En este sentido, Saiz habló de “un fuerte impulso en actividades como hostelería, cultura, ocio o turismo, tras meses de restricciones” por la pandemia. “La revitalización de los servicios se ha traducido en una notable mejora de las cifras de empleo. La Seguridad Social ha sumado 3.900 cotizantes en el sector en lo que llevamos de año y la mayoría de los trabajadores en ERTE se han incorporado ya a sus puestos de trabajo”, añadió.
RALENTIZACIÓN DE LA INDUSTRIA
La actividad industrial, por su parte, “ha comenzado a dar algunos síntomas de desaceleración”. La producción industrial cayó un 15,0 % en julio y agosto, mientras que la cifra de negocios lo hizo en más de un 20 %.
“La recuperación de esta actividad industrial podría retrasarse algo más de lo esperado. Y es que en su contra juegan factores como el encarecimiento de la factura energética o las disrupciones en las cadenas globales de suministro, provocadas por el desajuste entre la oferta y la demanda y que están elevando los precios de las materias primas y del transporte”, analizó el Ejecutivo foral. Un problema que ya adelantó Navarra Capital el pasado martes y que está encareciendo los costes de producción entre un 15 y un 20 %.
LA AMENAZA DE LA INFLACIÓN
Dentro del actual contexto “de rápido e intenso crecimiento de la demanda”, los choques de oferta están provocando “un alza en la inflación” que, en palabras de la consejera, “ha hecho saltar las alarmas”. “Si bien es cierto que la inflación subyacente se mantiene de momento en valores contenidos, en torno al 1,0 %, el aumento que dibuja en los últimos meses sugiere que la subida de los precios energéticos estaría empezando a trasladarse al componente más estable de la cesta de la compra”, agregó Saiz.
El Gobierno foral no quiere perder de vista “las voces” que señalan que el aumento de la inflación podría ser “de carácter más estructural”.
Respecto a esta cuestión, desde el Gobierno de Navarra se estima que “la inflación podría mantenerse elevada hasta bien entrado el próximo año y se moderaría a medida que se vayan corrigiendo las distorsiones de oferta y demanda provocadas por la pandemia”.
No obstante, desde el área económica del Ejecutivo “no se quieren perder de vista las voces que señalan que podría tratarse de un aumento de carácter más estructural”.
BALANCE Y PREVISIONES
Saiz defendió, no obstante, que Navarra está actualmente “en un escenario favorable para la actividad económica y empresarial, y se espera que la recuperación continúe durante 2021 y 2022, respaldada por el ahorro acumulado de las familias, el crecimiento del empleo, los bajos tipos de interés y los estímulos fiscales”.
Según sus previsiones, la economía navarra “podría retornar a sus valores precrisis en la primera mitad de 2022”, pero la consejera advirtió de que “el actual escenario presenta riesgos e incertidumbres, que sesgan a la baja las perspectivas para los próximos trimestres”. Entre esos riesgos, citó los sanitarios provocados por el avance más lento en la vacunación en los países emergentes, los choques de oferta, la inflación y la desaceleración “que la crisis energética ha provocado en la economía china, clave en la economía mundial”.