viernes, 29 marzo 2024

El ‘boom’ de las piscinas de obra: doble de ventas, pocos suministros

Después de que el verano pasado las piscinas desmontables se agotaran en las grandes superficies, las de obra y poliéster triunfan este año. Los responsables de diferentes compañías aseguran a NavarraCapital.es que los pedidos se han disparado, pero la escasez mundial de algunas materias primas está retrasando las entregas. No obstante, sus perspectivas son muy positivas y esperan que la tendencia al alza se mantenga en 2022.


Pamplona - 28 mayo, 2021 - 07:00

La demanda de piscinas es muy alta, pero la escasez de ciertas materias primas está alargando los plazos de entrega. (Foto: cedida)

Este verano, las zambullidas se disfrutarán más que nunca en el jardín de casa. La pandemia por el Covid-19 ha cambiado muchos hábitos y uno de ellos es, precisamente, la instalación de piscinas de obra y poliéster en gran cantidad de terrenos privados de la Comunidad foral. Después de que el año pasado se agotaran las desmontables en tiendas, así como muchos de los accesorios necesarios para su mantenimiento, este verano las empresas navarras viven el ‘boom’ de las piscinas que los profesionales denominan como “fijas”.

No obstante, desde algunas compañías alertan de que la alta demanda, unida a los problemas de abastecimiento de materias primas como el plástico, las resinas o el acero, está demorando los plazos de entrega.

Carmelo Zamarguilea: “El año pasado se multiplicó por dos la venta de piscinas y, en 2021, se ha vuelto a multiplicar por dos respecto a 2020”.

Zamarguilea Integral Garten es una de esas firmas que estos días ven cómo muchas personas se acercan a preguntar por sus piscinas de fibra de vidrio. Este año ya ha instalado 45, cifra que supera a las 38 de todo 2020. A estas se suman las que tiene proyectadas. Carmelo Zamarguilea, responsable de Jardinería y Piscinas, apunta que esa tendencia al alza ya comenzó a detectarse tras el primer confinamiento. “El año pasado se multiplicó por dos la venta de piscinas y, en 2021, se ha vuelto a multiplicar por dos respecto a 2020”, asegura.

En 2019, la sección de Jardinería y Piscinas supuso 400.000 euros de la facturación global de la empresa. Y, en 2020, la cifra ascendió a 600.000. “En este 2021, se estima que alcanzaremos el millón”, adelanta. De ese importe, el 75 % corresponderá a las piscinas. Es decir, 750.000 euros.

Zamarguilea achaca el interés creciente por estas piscinas a que el coronavirus “ha llevado a mucha gente a preparar sus jardines y huertos propios para no mezclarse con nadie”. En su caso, ha visto cómo muchas personas han vuelto a sus terrenos del campo y, además, las inmobiliarias les están sugiriendo acondicionar sus parcelas como zonas de ocio. “También nos hemos encontrado algún caso de clientes que el año pasado pusieron una piscina provisional y ahora nos encargan una de fibra”, destaca.

Jesús Zabaleta, gerente de Construcciones Zabaleta Burgui, no se ha encontrado con situaciones de este tipo, pero sí ha percibido que muchos de sus clientes le piden presupuesto después de que el pasado verano les resultara imposible hacerse con una piscina. “Las desmontables también suponen una inversión y los que consiguieron probablemente seguirán utilizándola”, pronostica.

Jesús Zabaleta: “En marzo y abril ya estábamos trabajando como en mayo o junio de otros años”.

Esta compañía está especializada en la construcción de piscinas de obra, aunque también instala de poliéster. Y este 2021 ha aumentado un 50 % la instalación y construcción de piscinas. 

Desde los meses de noviembre y diciembre, los pedidos de ambas han ido aumentando de forma continua. “En marzo y abril ya estábamos trabajando como en mayo o junio de otros años”, subraya. 

Alfonso Moriones, responsable de Administración de Codisna Piscinas, vive una situación similar en su compañía. De hecho, ya en enero y febrero empezó a recibir encargos, unas fechas más tempranas que en años anteriores: “Con respecto a 2020, en 2021 hemos duplicado la facturación en las piscinas de poliéster”. Según indica, además, sus ingresos del año pasado ya experimentaron un incremento respecto a 2019.

Este 2021 está previsto que instalen quince piscinas de poliéster, a las que se sumarán entre tres y cinco de obra. “Puede que incluso alguna más”, augura. La diferencia entre los dos tipos de piscinas está en el precio y en el proceso de instalación: “La de poliéster es más económica, pero la de obra más caprichosa”.

ESCASEZ DE SUMINISTROS Y LARGOS PLAZOS DE ESPERA

Los representantes de las tres empresas se muestran de acuerdo en que la escasez de suministros mundial está afectando a los plazos de entrega. “Faltan materias primas como el plástico o el acero”, alerta Zamarguilea. En su caso, el tiempo entre que se realiza un pedido y se instala el vaso suele ser de veintiún días. Pero ahora, debido a este problema, los clientes tienen que esperar entre sesenta y setenta días.

Es una situación que se vive también en las otras dos compañías y que afecta, sobre todo, a las piscinas prefabricadas. “Ya desde el mes de marzo, los proveedores nos daban plazos para después del verano”, advierte Zabaleta. Y hay fabricantes que ahora mismo no se comprometen a dar plazos de entrega para este año. “Salvo que encuentres alguna piscina que se haya quedado libre porque los clientes se han echado para atrás, es imposible conseguirla”, añade.

Alfonso Moriones: “Si nos encargas una piscina hoy, estaríamos hablando de instalarla en agosto o septiembre”.

“Si nos encargas una piscina hoy, estaríamos hablando de instalarla en agosto o septiembre”, ejemplifica Moriones. Y lamenta no poder responder a todo el interés que se ha despertado. “No podemos decir que sí a todo porque corremos el riesgo de no llegar”, atestigua.

Todos ellos comparten también la opinión de que esta tendencia al alza se mantendrá el año que viene. No obstante, Zabaleta matiza que “no será al mismo ritmo que en este”. En ese sentido, recuerda que “está siendo un año de récord” y el mercado de las piscinas siempre ha sido constante. “Esta subida vino por la pandemia”. Por eso, entiende que, cuando llegue la ansiada normalidad y la gente vuelva a vivir más de puertas para fuera, “volverá poco a poco a su ser”.

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