viernes, 26 abril 2024

El circo en euskera emociona en Ansoáin

Gure Zirkua se despide de Ansoáin tras cinco semanas despertando las carcajadas de los navarros. El primer circo vasco, liderado por Iker Galartza, actor de 'Vaya Semanita' y 'Allí abajo', ha tenido muy buena acogida en la localidad navarra. Tanto que el actor asegura que se fueron "con la sensación de que podrían haber llenado una sexta". Ahora, el espectáculo aborda la recta final de su cuarta gira con una penúltima parada en Beasain.


Pamplona - 30 octubre, 2021 - 00:10

Gure Zirkua ya había visitado en otras ocasiones Leitza, Elizondo y Urdiain, pero en esta cuarta gira recaló en Ansoáin. (Fotos: cedidas)

Gure Zirkua se instala en Beasain (Gipuzkoa) tras despedirse de Ansoáin. Los veinte integrantes de este circo en euskera, liderado por Iker Galartza, actor de Vaya Semanita y Allí Abajo, han pasado cinco semanas en dicha localidad navarra llevando la magia a pequeños y mayores.

El proyecto nació en el año 2017, cuando se juntó este grupo formado por apasionados del teatro y el formato de payasos. «Nos gustaba el circo y nos movíamos a ver los que se instalaban en otros países, como Francia», rememora Galartza. Por aquel entonces, pasaban envidia porque ellos no tenían su propio circo. Pero tenían claro que no querían llegar a la jubilación sin haber cumplido este sueño. Y así, poco a poco, lo que parecía una locura fue tomando forma.

«Y si traigo esto, y si traigo lo otro, después una carpa…». El corazón de Gure Zirkua comenzó a latir en Tolosa. «Teníamos la carpa, pero no camiones para moverla», comenta con un matiz de nostalgia. Por eso, durante casi un año, hicimos las funciones sin movernos para ir pagando deudas. «Tardamos casi un año en conseguir el camión».

Gure Zirkua lleva al público a los inicios del circo.

Comenzó entonces la primera de las cuatro giras con las que han recorrido innumerables pueblos. Entre ellos: Leitza, Elizondo y Urdiain. Y eso porque Navarra siempre ha estado presente en el espíritu de este circo que ha evolucionado con el paso de los años. «Empezamos a hacer números sueltos y clásicos, que era lo que nos gustaba», especifica Galartza. Volvían así a los inicios del circo, con sus números de equilibrio, acrobacias y malabares. También, magia y payasos.

«Cuando te mueves en un territorio tan pequeño, vuelve mucha gente y ve los cambios», comenta. A pesar de que no lo anuncian como un nuevo espectáculo, la función va cambiando. «Ahora mismo, por ejemplo, ninguno de los artistas hace le número solo», puntualiza. Y hace referencia a que han aprendido a entrelazar las actuaciones y potenciar la colaboración entre los compañeros.

A Galartza el circo le aporta «vida y energía». Pero reconoce que es un mundo duro puesto que hay que pasar muchos días fuera de casa. «También trae consigo mucho cansancio y esfuerzo», subraya. A pesar de eso, asegura que le resulta más gratificante que la televisión o el teatro porque «a mayor esfuerzo la recompensa también crece».

Y no habla en términos económicos, sino más bien emocionales. Así, evoca su llegada a los diferentes pueblos. «Te instalas en lugares donde no hay nada. Y la última vez que hubo algo igual fueron unas patatas o unos puerros. Quizá ahora es un parking solitario», repasa todos los escenarios en los que han instalado la carpa. «En medio de esa nada, montas un circo por el que pasan miles de personas que lloran y ríen contigo», se emociona. Pero después se van, y no queda más que recogerlo. «Entonces, te llevas al circo en el corazón».

EL CIRCO TAMBIÉN ENTRETIENE A LOS ADULTOS

Tradicionalmente, el circo se ha asociado a los niños. Nada más lejos de la realidad, la carpa de Gure Zirkua recibe a personas de todas las edades. De hecho, realizan una función para el público familiar y otra para el adulto. «En realidad, es el mismo espectáculo. Pero tenemos la oportunidad de hacer matices», explica. Esa función, la última de la tarde, se llena de parejas y cuadrillas que disfrutan de una puesta en escena «más gamberra». Viene un montón de gente mayor, parejas e incluso cuadrillas de jóvenes.

Iker Galartza: «Algunos nos decían ‘eskerrik asko’, pero otros ‘muchas gracias'».

El circo acaba de abandonar Ansoáin tras pasar cinco semanas escuchando las carcajadas de los navarros. «Hemos disfrutado mucho», asegura Galartza. Para él, ha sido una grata sorpresa que ha superado sus expectativas, ya que en un principio pensaban quedarse «tres semanas». Les preocupaba no aguantar tanto tiempo porque no sabían si iban a conseguir llegar al público no vascófono.

«Empezó a llegar gente que nos decía que no sabía euskera», relata. Y salían disfrutando. «Algunos nos decían ‘eskerrik asko’, pero otros ‘muchas gracias'». El circo es internacional: para todo el mundo, todos los idiomas, razas y edades. «Si algo puede unir al pueblo es el arte», reivindica Galartza.

El equipo de Gure Zirkua abandonó Ansoáin con la sensación de que si hubieran hecho una sexta semana también la podrían haber llenado. «Pero es bonito irse un poco antes y no cuando la gente deja de venir», reivindica. Ahora afronta la recta final de su cuarta gira con una penúltima parada en Beasain. Después, hibernarán hasta primavera, cuando volverán a la carretera, que, con un poco de suerte, les volverá a guiar hasta la Comunidad foral.

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