viernes, 26 abril 2024

El fuego calcina los escasos recursos económicos de Gallipienzo

Tras el alivio que supone el regreso a sus casas, los 110 habitantes de Gallipienzo Antiguo y Gallipienzo Nuevo se enfrentan a un panorama doblemente desolador. Por un lado, al enorme impacto ambiental provocado por las llamas. Por otra parte, a la destrucción de las tres principales fuentes de ingresos que tiene la localidad: el pinar, el coto de caza y los terrenos comunales. "Si ya antes faltaban recursos para saneamiento, arreglo de calles o fugas de agua... Perdimos un tiempo vital por la falta de permiso para actuar. Esta catástrofe se podía haber evitado", critica el alcalde, Rubén Mateo.


Gallipienzo - 23 junio, 2022 - 20:03

El coto de caza era una de las principales fuentes de ingresos de Gallipienzo. (Fotos: Maite H. Mateo)

Las llamas, procedentes de Olleta, arrasaron gran parte de la sierra y estuvieron a punto de destruir esta atalaya y enclave defensivo en el Medievo. Tras el incalculable impacto medioambiental del incendio, ya controlado, Gallipienzo se enfrenta ahora a una amenaza quizás incluso mayor: la pérdida de sus principales fuentes de ingresos. En concreto, del pinar, el coto de caza y los terrenos comunales.

En algunos momentos, el fuego dejó estampas casi apocalípticas, con llamaradas que alcanzaron decenas de metros de altura y se acercaron a unos 700 metros de Gallipienzo Antiguo. Tras el alivio por poder regresar a sus casas después del desalojo obligado, los escasos 110 habitantes de Gallipienzo Antiguo y Gallipienzo Nuevo, separados por apenas cinco kilómetros, deben hacer balance de las pérdidas económicas, que se antojan ingentes. Ambos pueblos comparten ayuntamiento y recursos.

La principal fuente de ingresos, el pinar, ardió por completo. El año pasado, la venta de la madera talada permitió reformar las piscinas de Gallipienzo Nuevo y arreglar dos calles principales de Gallipienzo Antiguo. A su vez, el pinar albergaba el coto de caza de jabalí, ahora mismo calcinado. Lo mismo sucede con los terrenos comunales, donde había corrales para alquilar, campos de cultivo y terrenos vallados para el ganado. Hoy se encuentran sepultados bajo las cenizas.

El fuego dejó estampas casi apocalípticas, con llamaradas que alcanzaron decenas de metros de altura.

El fuego dejó estampas casi apocalípticas, con llamaradas que alcanzaron decenas de metros de altura.

El alcalde de Gallipienzo, Rubén Mateo, califica la situación como catastrófica. «Si ya antes faltaban recursos para saneamiento, arreglo de calles o fugas de agua…», resalta todavía con el miedo en el cuerpo. Junto con su hermano Óscar y otros agricultores de la localidad y de los pueblos vecinos, trabajaron sin descanso durante dos días haciendo cortafuegos. En este sentido, el primer edil critica «la falta de organización» del Gobierno foral y alaba la ayuda brindada por la Unidad Militar de Emergencias (UME).

«Perdimos un tiempo vital por la falta de permiso para actuar. Esta catástrofe se podía haber evitado», remarca. De ahí que reivindique la necesidad de potenciar la limpieza del campo y los cortafuegos como medida preventiva durante el invierno para evitar después tragedias en la época estival. Una medida que, el pasado lunes, el propio sector agroalimentario ya apuntó como crucial en un reportaje publicado por este medio.

EL LEGADO CULTURAL Y NATURAL

Gallipienzo Antiguo alberga la reserva natural de Kaparreta. En 2014, fue el lugar escogido para intentar recuperar poblaciones del águila Bonelli en Navarra. Y, desde entonces, se trabaja activamente en un proyecto cuyo entorno al menos se salvó del fuego.

El desalojo de Gallipienzo Nuevo se produjo el pasado lunes por la noche.

El desalojo de Gallipienzo Nuevo se produjo el pasado lunes por la noche.

Atesora también bienes de interés cultural como la iglesia gótica de San Salvador, que alberga además la cripta románica de Santa Margarita, una de las más importantes de la Comunidad foral. Es por tanto un pueblo de paso para entusiastas de la naturaleza y la historia, pero que no dispone de los recursos públicos necesarios para dar servicio a los visitantes. Muchas de sus infraestructuras más básicas, como la iluminación de la iglesia, se han conseguido a base de mecenazgos de los parroquianos.

Así lo resalta la concejala Ascen Arive, que ahora mismo no vislumbra cómo asumir los gastos más elementales que permitan mantener el pueblo en unas mínimas condiciones tanto para los lugareños como para los turistas: «Sin ayuda, no podremos solventar nuestras necesidades básicas y mucho menos las de los visitantes».

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