El emblemático Mesón Las Torres de Ujué, en venta desde hace año y medio, mira hacia el futuro con ilusiones renovadas. Según pudo saber Navarra Capital, serán Marcos e Íñigo Ibáñez, de 24 y 20 años respectivamente, quienes gestionarán el establecimiento. Estos dos hermanos serán los encargados de recoger el testigo que dejan su tía Ana y su padre Ismael. «Conocen el oficio porque ya han trabajado con nosotros en la cocina. Tienen cualidades y actitud para hacerlo bien», resalta Ismael Ibáñez para matizar acto seguido que les acompañará en la transición.
En este sentido, avanza que el estilo seguirá una línea continuista respecto al menú y la carta. «Ya tienen en sus manos las recetas de toda la vida, aunque nosotros las hacemos ya con los ojos cerrados», remarca Ismael entre risas para añadir acto seguido que «cuando algo funciona no hay que cambiar». Fueron sus padres, Hipólito Ibáñez y Juli Valencia, quienes pusieron en marcha el restaurante en 1967, cuando Ismael tenía cinco años. «Con 10 ya me metía detrás de la barra para ayudar», rememora. Su padre era pastor hasta que decidió dedicarse a los fogones en un primer local del que la pareja decidió mudarse en 1995 para abrir el actual, a los pies de la iglesia-fortaleza de Santa María de Ujué.
Probablemente, el anterior oficio de su padre fue el motivo por el que sus migas se han hecho tan famosas en toda la Comunidad foral, aunque entre sus especialidades también se encuentran las chuletillas de cordero asadas a la brasa o los guisos de caza tradicionales. Las excelentes vistas panorámicas que ofrecen sus comedores son otro de los puntos fuertes del establecimiento, ya que el restaurante se sitúa en lo alto de la localidad navarra. «Las migas de pastor son sencillas de preparar, pero nuestro método y el comerlas en este entorno les otorga un toque especial», subraya.
«Por aquí ha pasado gente muy famosa, y eso te hace darte cuenta de que haces las cosas bien», aunque precisa que, con el paso de los años, la ilusión de atender a locales y visitantes de Ujué en el día a día es lo que más le llena y lo que ha enseñado a sus hijos, Marcos e Íñigo.