La Navidad puede tener varias caras si hablamos de estilo. Las etiquetas se han ido relajando y cambiando. Poco tiene que ver cómo vivíamos las cenas hace treinta años, donde posiblemente el traje fuera un básico imprescindible para todas las celebraciones que consideráramos elegantes. Pero eso no quiere decir que, a nuestra manera, no sigamos arreglándonos para esa noche.
Y también, cada vez más, nos animamos a vivir unas fiestas diferentes descubriendo distintas culturas. Esta vez, para decidir nuestros looks hemos optado por inspirarnos en cuatro lugares icónicos: Madrid, París, Lisboa y Marrakech, que representan distintos conceptos de celebración, desde el más relajado de Lisboa, pasando por el glamour de París, el clasicismo madrileño y, por qué no, una ciudad donde el concepto de Navidad es algo ajeno a sus tradiciones: Marrakech.
PARÍS: LA CIUDAD DEL GLAMOUR
La capital francesa siempre es una referencia del estilo. Su luz, sus monumentos y su ambiente inspiran muchas tendencias. No hay que olvidar que allí nació la alta costura, la gran referencia de la moda.
Esta Navidad, una de las estrellas absolutas de la noche van a ser las lentejuelas y los vestidos cortísimos, que suben más allá de la rodilla, perfectos para la noche parisina. Se plantean como elementos para llamar la atención, que marcan el cuerpo y dan mucha importancia a las mangas y al escote, jugando con drapeados y volúmenes artificiales que configuran una nueva silueta femenina.
Tacones, sandalias o botas, indistintamente, se pueden combinar con este look que busca una feminidad joven, fresca y muy sexy. Los accesorios perfectos para esta propuesta son también los espectaculares clutch llenos de pedrería, pensados más para ser objeto de comentario que un elemento práctico. Y no olvidemos las medias: mostrar las piernas nos ayuda a enseñar también diseños muy originales que están muy de moda.
El hombre también tiene su protagonismo, con un juego en los tejidos: puedes ser brocados o, simplemente, en seda de colores como el gris o el negro.
MADRID: FIESTA EN NEGRO
El negro fue el color de la corte de Felipe II, símbolo de lujo y gusto exquisito. Los Austrias marcaron estilo en la ciudad y todavía se siente su espíritu en las calles. Y es su color fetiche precisamente el que escogemos como protagonista de las noches de Navidad.
Si en París optamos por amarillos, azules y plata, en Madrid nos decantamos por la elegancia de un color eterno. Y esto nos vale tanto para hombre como para mujer. El primero puede optar por versiones total black, donde puede sustituir la camisa por un jersey de cuello vuelto, un toque muy chic que restará además algo de seriedad (que no de elegancia) a su estilismo. Otra propuesta interesante la encontramos por ejemplo en Zara, que apuesta por cambiar la americana por una capa.
La mujer aquí puede decidirse por un sinfín de opciones, que van desde los vestidos largos con un punto muy sexy (una apertura infinita de la falda puede ser la clave), a un toque más masculino con el traje como la elección más inteligente. Los materiales van desde gasas y sedas al terciopelo, que junto con la pana (una opción que descartamos para estas fechas) es uno de los materiales recuperados en las últimas temporadas y que está causando gran sensación. Su éxito radica en la sensualidad de este material, que amplía el juego de colores.
LISBOA: LA NAVIDAD TRANQUILA
Llegar a Lisboa es desconectar. La capital lusa mira a América en lugar de a Europa, y eso es nota. Sus calles empedradas, sus cuestas empinadas, su color y su decoración de azulejos le hacen poseedora de una personalidad única que enamora y provoca, a nuestra marcha, la famosa saudade.
Particularidades como las mencionadas cuestas y calles hacen que sea mejor dejar el tacón en casa. Lisboa se practica en plano, y la renuncia al zapato alto no quiere decir que la mujer pierda empaque en su estilo. Y aquí descubrimos cómo unos vaqueros combinados con un colorido top, como proponen en Stradivarius, puede resultar la gran sorpresa e, incluso, algo inesperado. Sorprende con esta opción y conviértete en la reina de la noche. Y si te citan de día, un maxi jersey con un pantalón alto te solucionará cualquier compromiso que pueda alargarse.
Los hombres también practican ese estilo relajado. Lo vemos por ejemplo en Massimo Dutti, donde los tradicionales negros y azules se cambian por marrones con algún estampado, ya sea de aire jaspeado o algún cuadro. Y la camisa se cambia, aquí también, por un jersey de cuello vuelto. Ya hemos dicho que la etiqueta sigue siendo elegante… pero es otra etiqueta.
MARRAKECH: DISTINTO A TODO
Es fácil comprender por qué Yves Saint Laurent se sintió cautivado por la ciudad roja. Marrakech es particular. No es bella, pero es inolvidable. Enamora en el momento mismo de poner un pie allí y es difícil olvidar un atardecer en la plaza de Yamaa el Fna o un paseo por los jardines del Majorelle.
De religión mayoritariamente musulmana, la Navidad tiene otro sabor en Marrakech, de ahí que podamos olvidarnos de los códigos habituales para optar por un estilo mucho más relajado que en las anteriores propuestas. La mujer, incluso, puede recuperar la elegancia setentera con camisas de seda con generosos escotes, pantalones de tiro alto o vestidos de ganchillo, que dan un aire muy elegante pero a la vez muy relajado y casual. Los abrigos (pese a la buena temperatura del día, por la noche refrescará) serán amplios y en pelo (ya sea natural o fake fur).
El hombre también presenta ese estilo relajado de la mujer, aunque puede jugar a complicarse un poco. Si la piel es un buen aliado para ella, también lo puede ser del hombre, y es que Marrakech anima a probar cosas nuevas, a innovar y a dejarse llevar. Es Navidad.