Imagina que te apetece tomar una Coca Cola (o quizá una botella de agua en caso de que no te vayan demasiado los refrescos). Miras a tu alrededor, pero no hay ninguna cafetería cerca, solamente divisas una máquina de snacks. Te acercas a ella y ves, reluciente, tu lata tras el cristal. “No llevo nada suelto. Se debería poder pagar con tarjeta”, lamentas mientras te sacudes los bolsillos y te alejas de allí. Por este tipo de situaciones, a las que todos nos hemos enfrentado alguna vez, nació Muxunav. Hoy aterrizamos en sus instalaciones, y su nuevo director gerente, Gorka Azpiroz, nos invita a conocer los entresijos de “la única” firma de Navarra capaz de “modernizar” maquinaria antigua con su tecnología.
Varias viejas máquinas de tabaco adornan la sala. Estos “armatostes” son el ejemplo perfecto para explicar las ingeniosas ideas que se gestan en la startup. A la hora de comprar un paquete de cigarrillos en un bar, es necesario que el camarero active la máquina pulsando un mando a distancia. Para evitar que esto ocurra, Antonio Torres, el creador de Muxunav, ideó un mecanismo que se incorpora en el interior de esta, capaz de reconocer si el comprador es mayor de edad y facilitar el pago a través del móvil o de una tarjeta bancaria. “Este aparato te dice lo que se vende, cuándo se vende, qué perfil de usuario lo compra… Y, además, puede leer un DNI y sirve para pagar. Le enseñamos a una máquina que tiene 30 años a pagar con sistemas modernos como bizum“, detallan Antonio y Gorka.
Lo cierto es que, aunque ahora se ha adentrado en el mundillo de la ingeniería y la tecnología, la profesión soñada de nuestro protagonista era otra muy distinta: “Quería ser periodista”. Sorprendida, bromeo con intercambiar nuestros papeles. Pero pronto comienza a narrar la interesante historia de un hombre que ha viajado de aquí para allá, que ha conocido mundos asombrosos y, casi sin darnos cuenta, nos sumergimos en un relato repleto de aventuras…
EL CONCEJAL MÁS JOVEN DE NAVARRA
Lekunberri le vio crecer. Junto a sus amigos, solía montar en su bicicleta y pedalear rumbo al río. Aparcaban donde podían, entre la maleza, y rápidamente agarraban las cañas de pescar. “¿Cuántas truchas cogeremos hoy?”, se preguntaban unos a otros entusiasmados. Preparados para darse un chapuzón si el calor asfixiaba demasiado, pasaban horas y horas lanzando el anzuelo al agua. El fútbol era otra de sus actividades favoritas. De hecho, su vocación como periodista surgió a raíz de su espíritu rojillo: “Con seis años ya leía la prensa deportiva. Quería ver qué decían de Osasuna. Incluso escuchaba los partidos por la radio y me gustaba pensar que algún día yo mismo cantaría un ‘¡gooool!'”. Más tarde sería presidente del Beti Kozkor, secretario de la Comisión de Control Económico de Osasuna y directivo de la Federación Navarra de Fútbol.
“Con seis años leía la prensa deportiva. Quería ver qué decían de Osasuna. Escuchaba los partidos por la radio y me gustaba pensar que algún día cantaría un ‘¡gooool!'”
A pesar de soñar con ser locutor, finalmente se decantó por heredar el oficio de sus padres. El papeleo, el contacto con los clientes, el ajetreo en las oficinas… Aquel mundillo captaba su atención. “Mi inspiración por el mundo empresarial es por ellos”, reconoce agradecido. Así, estudió Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Pública de Navarra (UPNA).
Aunque su vínculo con Lekunberri permanecía “fuerte”, fue el momento de conocer a gentes de otros lugares y descubrir otras maneras de pensar y de vivir. “Lo viví como un nuevo comienzo”, suspira. Recuerda las carpas universitarias, alguna asignatura que se le quedaba “atascada”, los campeonatos de mus en la cafetería… “Ganamos el torneo de mus y también el de fútbol”, rememora satisfecho tras definirse como una persona “inquieta”. Tanto es así que todavía no había terminado los estudios cuando comenzó a trabajar. Con apenas 19 años, relevó a su tío en el Ayuntamiento de Lekunberri, convirtiéndose en el concejal más joven de la Comunidad foral. En paralelo, trabajó en el departamento de compras de Agrozumos, ubicada también en su querido pueblo natal.
EDIMBURGO, “UN ANTES Y UN DESPUÉS”
Al finalizar su formación, se instaló en Edimburgo. Asomado a la ventanilla del avión, entre nubes esponjosas que flotaban en el infinito, su curiosidad por conocer otras culturas fue haciéndose más grande. “Desde pequeñito, me sabía de memoria todas las capitales de Europa”, rememora con ternura. Al aterrizar, se percató de que el clima no era muy diferente al de Lekunberri, y aquello le hizo sentirse “como en casa”. Durante los nueve meses que permaneció allí, se volcó en estudiar un curso de English for Business en el London Chamber of Commerce and Industry.
La decisión de regresar o no a España la dejó al azar. “Quería quedarme, pero también volver a casa. Entonces eché currículos tanto aquí como allá”, remarca tras concretar que, finalmente, Siemens Gamesa le ofreció el puesto de responsable de Aprovisionamiento de ADR en sus instalaciones de Pamplona. Allí trabajó un año y se encargó de la negociación con proveedores y el control de stocks.
Más tarde, la guipuzcoana IMP, especializada en materiales plásticos, le brindó la oportunidad de ejercer como responsable de Planificación y Supply Chain. Durante dos años, se dedicó a la dirección, coordinación y supervisión de la cadena logística, desde la compra de material hasta el contacto directo con el cliente.
Pero una propuesta de Grupo Wisco hizo que su trayectoria profesional experimentase otro giro. Ocupó el cargo de adjunto a director de Compras durante seis años hasta que, finalmente, le nombraron director. Fue una etapa de viajar y conocer mundo. Alemania, Holanda, Eslovenia, Polonia, Singapur, Malasia, Dubái, Francia… Entre vuelo y vuelo, nuestro protagonista se acordaba de aquel pequeño Gorka que estudiaba con entusiasmo las capitales europeas. “Era como cumplir un sueño. Me forjé en la negociación y descubrí sitios increíbles”, apostilla.
De todos aquellos países, el que más le asombró fue Bangladesh, donde visitó una empresa especializada en el desguace de barcos: “Las medidas de seguridad eran inexistentes, los trabajadores se jugaban la vida por cuatro duros para poder comer. Ahí conocí la miseria humana”.
Más tarde, la cooperativa Ampo, ubicada en Idiazabal, le propuso dirigir su equipo de compras en India y China como Casting Category manager. “Hacíamos válvulas para el sector energético. Yo me encargaba de que todos los pedidos llegasen a tiempo a Idiazabal para poder ensamblarlos”, explica. En los dos años que permaneció en la firma, viajó nueve veces a India y cuatro a China. Lo cierto es que la suerte de viajar la achaca a su estancia en Edimburgo, donde descubrió el placer de marcharse al extranjero: “Marcó un antes y un después”.
ALCALDE DE SU PUEBLO NATAL
A pesar de estar continuamente de aquí a allá, su vínculo con Lekunberri se mantenía “vivo”. Por eso, cuando el Ayuntamiento sugirió que se presentara a alcalde, no tardó en dar el “sí”. “Tenía 39 años, ya había crecido de manera personal y profesional, y vi que era el momento. Nos presentamos y ganamos las elecciones”, apunta satisfecho a sus 44.
“Lekunberri tiene mucho movimiento y está creciendo cada vez más. Hay buenas infraestructuras y mucho desarrollo industrial”
Hoy, Lekunberri posee alrededor de 1.700 habitantes. Pero se tiende a pensar que se trata de una localidad más grande. “Eso es porque tiene mucho movimiento y está creciendo cada vez más. Hay buenas infraestructuras, porque la autovía pasa por ahí y facilita que las empresas se instalen, y hay mucho desarrollo industrial”, sostiene Gorka con firmeza.
Estar a la cabeza de su pueblo natal durante cuatro años fue “increíble”. Muchos de sus vecinos le habían visto crecer, pescando aquellas truchas en el río y pedaleando por las calles junto a sus amigos. Aunque la pandemia “complicó un poco las cosas”, para él fue un verdadero placer ejercer como alcalde.
Cuando terminó su legislatura, fue el momento de “reinventarse”. Llegó el verano y, con él, el tiempo para pensar a qué quería dedicarse: “Tenía la cabeza en modo laboratorio, maquinando cosas. De repente, se me encendió una bombilla y pensé en crear mi propia empresa”. Entonces, fundó FreeDom Consulting, que lleva en pie desde octubre. Trabajo que compagina, también, con sus labores como asesor económico en JPI Consultores. Como consultor, garantiza que su objetivo es “acompañar” a las personas: “Cuando me preguntan ‘¿tú qué haces?’, respondo ‘lo que tú necesites'”.
DE LA CONSULTORÍA A LA INGENIERÍA
Uno de los clientes de FreeDom Consulting fue Antonio Torres, quien hoy, junto a nuestro protagonista, nos ofrece amablemente un café. “Me gustaba su filosofía, su profesionalidad y su visión de desarrollo”, concreta Gorka. Por eso, no se lo pensó demasiado cuando, hace unas cuantas semanas, le propuso ser el director gerente de Muxunav.
Ambos trabajan mano a mano. Antonio, como fundador y CEO, se centra en el “campo creativo y de desarrollo”, junto con el aspecto comercial y de cuentas y accionistas, mientras que Gorka se enfoca en la dirección y organización interna. “Así, hacemos un tándem en la dirección general, en la comunicación y en las relaciones externas con medios, entidades e instituciones”, puntualizan.
La firma, centrada en el desarrollo de sistemas de pago digitales, ha multiplicado por diez su facturación en los dos últimos años hasta alcanzar los 800.000 euros en 2023, y prevé llegar a 1,5 millones en 2024. Las cifras fueron fruto de la buena acogida en el mercado de Telmarkt, el dispositivo que, al inicio de la entrevista, Antonio y Gorka nos han mostrado en la máquina de tabaco. Se trata de un mecanismo diseñado para pagar en áreas que no cuentan con la supervisión de personal, como estaciones de servicio, lavanderías, centros recreativos o máquinas expendedoras. Similar a un datáfono, funciona con un código QR en el exterior de la maquinaria, que se escanea con el móvil para aplicar el cargo automático a través de Google Pay, Bizum, Apple Pay o una tarjeta de crédito.
Durante nuestro tour por las instalaciones, nos percatamos de un curioso detalle: hay adornos de mariquitas por todas partes. “¡Qué monada!”, exclamamos. Acto seguido, el creador de la firma sonríe: “Esa es precisamente la reacción que queríamos crear con el logo de la empresa. Nos parece un bicho simpático, agradable, pero la realidad es que tiene un potencial terrible y es uno de los mayores depredadores, se come a todo tipo de insectos. Nos gustaba esa analogía”. De pronto, caemos en que también hay varias insignias de mariquita colocadas sobre un mapa que cubre la pared. Italia, Francia… Los países donde se encuentran ubicadas tienen que ver con la expansión internacional que está planeando la empresa hacia Europa y Latinoamérica.
Además, gracias a ese gusto que nuestro protagonista tiene por lo “internacional” y a los infinitos viajes que ha realizado, está aprendiendo idiomas como el rumano. “Mi pareja, Mihaela, es de Moldavia, y estoy estudiando su lengua oficial. Su madre es alcaldesa de un pueblo”, añade sonriente recordando sus años como primer edil.
Quizá algo nostálgico por el viaje temporal que siempre supone narrar la historia de uno mismo, expande la mirada hacia el horizonte, más allá de la ventana: “Suele decirse que nadie te regala nada, pero a mí sí. Mis padres me regalaron la formación y la educación, y mis hermanas, Uxue y Maite, los trucos para ser feliz”.