En la muga entre Navarra y Gipuzkoa, término de Berastegi, once burros pastan tranquilos esperando la llegada del berrobiarra Aritz Aierbe y la navarra Elena Irigoien, ambos vecinos de Leitza. Después de pasar dos años, entre 2014 y 2015, viajando por el mundo, con paradas en Nepal, India, Nueva Zelanda, Cuba o México, regresaron a la localidad navarra con la idea de cambiar su filosofía de vida. “Queríamos estar más en contacto con la naturaleza y los animales”, cuenta ella mientras su pareja sale para atender a los animales.
Montaron su propia huerta para producir los alimentos que consumen y compraron una mula con la idea de viajar con ella. Unos planes que ni siquiera la pandemia por el Covid-19 fue capaz de echar al traste. Así, en el verano de 2020, recorrieron durante diez días una ruta entre Leitza y Belate.
La experiencia les marcó tanto que decidieron ofrecérsela a otras personas. En septiembre de ese año, él dio el paso de crear un negocio de senderismo con burros, Astotrek, que idea rutas tanto en territorio foral como vasco. Llevaba mucho tiempo trabajando en una fábrica y pidió una excedencia para probar suerte en el mundo del turismo rural. “En realidad, aunque la idea nació de los dos, él es el emprendedor. Yo lo apoyo”, le reconoce su pareja.
En la antigüedad, los burros podían cargar hasta cien kilos de peso, pero los animales de Astotrek tienen limitada la carga a cuarenta kilos, siguiendo el modelo francés.
Se trata del primer negocio de estas características que hay en Navarra y uno de los pocos que se pueden encontrar en el país. Pero sí existen referencias similares en Francia, donde ya hay cerca de sesenta asociaciones relacionadas con la recuperación de este animal para desplazamientos por rutas. Los impulsores de Astrotek inciden en que no son animales para montar y buscan que esta experiencia sirva a la gente para cambiar la imagen que tienen del burro como animal de carga.
Aunque los ejemplares de Astotrek llevan alforjas y pueden transportar hasta 40 kilogramos, Irigoien remarca que se trata más de un acompañamiento y de un momento para conocer al animal. “En la antigüedad podían cargar hasta 100 kilos y 120 las mulas. Nosotros nos regimos por lo que dicta el modelo francés”, explica.
Justo hace ahora un año, los impulsores de Astotrek comenzaron a adquirir a los nuevos miembros de su familia: ‘Luki’, ‘Jai’, ‘Meski’, ‘Ameron’, ‘Kami’, ‘Elvis’, ‘Ron’, ‘India’, ‘Wolipa’, ‘Lola’. “Una de las hembras estaba preñada. Así que este año vimos nacer a nuestro primer burrito”, comenta Irigoien con emoción. El pequeño nació el día de San Isidro, patrón de los ganaderos. “Por eso le llamamos ‘Xani'”.
Elena Irigoien: “Nuestra idea es acercar el burro a la gente, pero no como un animal de carga sino con todas las posibilidades que permite”.
En la actualidad, de los once miembros de la familia equina, solo cinco están preparados para acompañar a los excursionistas. No obstante, Aierbe e Irigoien prevén que el año que viene entren en activo otros tres asnos más. “Nuestra idea es acercar el burro a la gente, pero no como un animal de carga, sino con todas las posibilidades que permite”, resume Irigoien el objetivo de la empresa.
Desde que Astotrek abrió sus puertas este verano, numerosas familias han paseado por el entorno acompañadas de un burro. Emplazados en el valle de Aintzerga, entre Leitza y Berastegi, sus instalaciones son el punto de partida ideal para muchas rutas idílicas. ¿Las más solicitadas? A los merenderos de Urto e Ixkibar. “El segundo itinerario es ideal para pasar el día. Incluso hay una borda de montaña y ya hemos tenido varias familias que han optado por pasar la noche allí”, comenta Irigoien.
Además, la finca está a solo veinte minutos de la Vía Verde del Plazaola. Pero las rutas pueden ser personalizadas e incluso lineales. “Tenemos un remolque con el que podemos acercar el animal hasta el punto de partida o recogerlo al final”, detalla. Y, aunque el perfil de la familia con niños es el mayoritario, no es el único que plantean. “Nos parece una experiencia muy bonita para compartir en pareja, como hicimos nosotros, o incluso solos”.
Cada día, cuando se acercan al campo para coger los burros, Aierbe e Irigoien comienzan una rutina caracterizada porque hay “muchos mimos” y que intentan trasladar a los clientes antes de cada una de las excursiones. “Son animales muy inteligentes y, si no les tratas bien, no te responden de forma correcta”, atestigua ella. Una vez finalizada, acompañan a los senderistas un tramo para asegurarse de que son capaces de manejar al animal. Y, a partir de ahí, “pueden seguir por libre o contratar el servicio de ruta guiada”.
UNA BURRA NAVARRA VIAJA A SANTIAGO
‘Meski’ es la burra que acompañará a Lim Taxi y Donghoon Lee desde Roncesvalles y hasta Santiago de Compostela. Los dos escritores surcoreanos contactaron con Burro Trek, un negocio similar al navarro y asentado en Gerona, para asesorarse sobre la posibilidad de hacer el Camino de Santiago con un burro. “Nosotros estábamos en contacto con la chica que lo gestiona y nos remitió el caso”, recuerda Irigoien sobre los comienzos de esta aventura. Los dos peregrinos llegaron a Leitza el sábado 18 de septiembre y han pasado una semana en Astotrek conociendo al animal y aprendiendo a manejarlo. Este viernes se despiden de ella para dirigirse a la localidad francesa de Saint Jean Pied de Port , desde donde comenzarán el Camino en solitario.
Ya el lunes, Aierbe e Irigoien trasladarán a la burra hasta Roncesvalles en el remolque y, desde ahí, se unirá a los escritores en la caminata. “Quieren recuperar la forma antigua de hacer esta ruta. Para ello, seguirán el ritmo que marque el animal y, de ser necesario, dormirán a la intemperie en una tienda de campaña que llevan”, relata Irigoien. Y adelanta que “uno de ellos tiene pensado escribir un libro de esta experiencia y también se han planteado hacer un documental”.