Isidoro Aznar enciende la radio. Aunque él es más de los Pecos, silba a gusto cuando Lovefool, de The Cardigans, suena en Los 40. La música “da alegría” a su nuevo taller, donde pasa solo la mayor parte del día. Al menos por ahora. “Tengo que colocar aún un compresor y estoy por recibir unos bidones de aceite. Por lo demás, ya instalé las luces, monté el pladur, pinté las paredes… Soy muy manitas”, explica mientras otea las tripas de un BMW con una linterna.
Su hija, de 26 años, sugirió bautizar el negocio con el mismo apodo que Aznar era conocido de pequeño en Fitero: ‘Sidi’. Su mote no guarda relación alguna con el título de la novela publicada en 2019 por Arturo Pérez-Reverte sobre Rodrigo Díaz de Vivar, ‘el Cid Campeador’. Pero no hay duda de que este ribero derrocha arrojo. Para él, ni la edad ni la pandemia ni las heridas del pasado han sido un obstáculo a la hora de volver a emprender.
El pasado mes de enero inauguró su local, ubicado en la calle de Cuesta de Loreto, número 5, de Tudela. El mecánico, de 58 años, se carcajea: “La peque es ocurrida. Al final quedamos en Sidauto porque Taller Isidoro Aznar era un poco anticuado”. En este espacio, presta servicios de electrónica, mecánica y ruedas para coches, así como de compraventa de automóviles de segunda mano.
“Para mí nunca ha sido un problema trabajar por cuenta ajena, pero he tenido que experimentar de primera mano lo difícil que es encontrar trabajo con la edad que tengo“.
En contraposición a la amplitud que derrocha la zona del taller, la oficina donde Aznar conversa con Navarra Capital es muy pequeña. Desde la esquina, una estatua de san Pancracio custodia las carpetas y documentos desperdigados sobre el escritorio. “Mi mujer y mi cuñada son muy de ir a misa y me han dicho que ese santo trae suerte para el trabajo. ¿Queréis traerlo? Pues lo traéis“, comenta entre risas. Acto seguido, confiesa que no pasa mucho tiempo entre estas cuatro paredes. Tras un año sin tener un trabajo estable, Aznar vibra con la ilusión de “tirar para adelante”, un credo que aprendió desde muy pequeño en la casa familiar.
“Mi padre fue un hombre que supo criar a cuatro hijos solo, después de que mi madre falleciera en un accidente de tráfico cuando yo tenía 8 años. Y eso que él tuvo que recuperarse de sus heridas en un hospital en Pamplona durante un par de años, mientras mis hermanos y un trabajador se dedicaban a seguir con el negocio. Fue impresionante porque lo único que le quedó del accidente fue una pequeña cojera”, rememora.
Tres de los cuatro hijos de la familia son mecánicos y se han repartido por toda la Ribera. El mayor se quedó con el taller familiar de Fitero, el segundo se fue a Corella e Isidoro aterrizó en Tudela cuando volvió de la ‘mili’ a los 21. Entonces, se dedicó a acumular experiencia en varios concesionarios de la ciudad: “Trabajé cuatro o cinco años con Ford Auzosa, y el mismo tiempo pasé en Autojara, el concesionario de Peugeot. Luego me buscaron desde Tudauto, que vende coches de Audi y Volkswagen, y ahí me quedé dieciséis años”.
El 36,4 % de las iniciativas emprendedoras consolidadas en España durante 2020 fueron impulsadas por personas mayores de 55 años, según datos del Global Entrepreneurship Monitor.
En 2006, Aznar dejó su trabajo por cuenta ajena para montar un negocio propio junto a otro socio. Este primer emprendimiento, que contaba también con un taller y una tienda de segunda mano, llegó a tener más de una década de vida, pero el final fue amargo.
“Mi socio se fue de la sociedad y me quedé solo con una empresa en la que no daba a basto por la cantidad de trabajo. Salía del taller a las 19:00 e iba corriendo a la tienda, que permanecía cerrada si yo no estaba en ella, y viceversa. Así que, poco a poco, fue dando pérdidas hasta que la tuve que cerrar”, relata.
Transcurrió un año hasta que Aznar entró de nuevo en el mercado laboral. ¿Por qué emprender otra vez tras un proyecto empresarial malogrado? “No puedo estar sentado en casa y no conozco otro oficio. Para mí nunca ha sido un problema trabajar por cuenta ajena, pero como la situación es la que es, no me pagan lo que de verdad valgo. Además, he tenido que experimentar de primera mano lo difícil que es encontrar trabajo con la edad que tengo“, lamenta.
EMPRENDER CERCA DE LOS 60
El caso de Aznar no es una excepción. El 36,4 % de las iniciativas emprendedoras consolidadas en España durante 2020 fueron impulsadas por personas mayores de 55 años, según datos del Global Entrepreneurship Monitor. Y no es de extrañar que la motivación más importante sea “ganarse la vida”. Un informe de Fundación Adecco publicado el año pasado revela que el 56 % de las personas en paro de 45 o más años son desempleadas de larga duración, frente a una media del 45,7 % en el conjunto de la población. En esa línea, la mitad de las cien empresas encuestadas en el mismo estudio admitieron que “existen frenos” a la incorporación de este grupo poblacional en sus equipos. “Preferí montar un taller a pasarlo mal buscando trabajo”, reconoce el propio Aznar.
Ahora, con un puesto creado a su medida, sube y baja en su Audi A4 desde Fitero para atender a clientes de Tudela y de otras localidades de la Ribera. “Lo que más me gusta es el trato continuo con las personas”, agrega. Y son tantas las que acuden a su negocio que, incluso, espera incorporar a algún aprendiz en breve: “Me he puesto en contacto con algunos centros de formación profesional para ofrecer una vacante en prácticas”.
Así mismo, compagina su día a día en el taller con la formación constante. “Siempre estoy al día con lo último en electrónica. Yo solo uso el ordenador para trabajar y poco más, pero no es poco. Ya no se pueden solucionar los problemas del coche sin contar con un ordenador”. ¿Y una asignatura pendiente? El coche eléctrico. “Tomo alguna clase sobre ese tema, pero lo hago más por curiosidad. Es una gran revolución para la que nuestro sector aún no está preparado, pero yo no voy a vivirla mientras trabaje. Aún falta mucho tiempo para que este tipo de automóviles esté totalmente implantado, sobre todo por su autonomía y porque hay que hacer muchas inversiones en puntos de recarga”, valora.
Al finalizar la entrevista, Aznar vuelve a sus labores. En la radio suena Sowing the Seeds of Love, de Tears for Fears, mientras él y su cuñado tratan de que la antena capte la señal de más emisoras. Cuando finalmente lo logran, el cuñado se dirige hacia la puerta de la oficina y la abre. “Ya no roza”, comenta. “¡Está arreglada!”, responde ufano el mecánico.