Primera semana de julio de 1981. Los tenistas John McEnroe y Björn Borg se enfrentan en la final de Wimbledon. ¿Quién ganará? La tensión se palpa en todos los rincones del mundo… Esta es, sin duda, una escena memorable para todo fan del tenis, y un recuerdo difícil de olvidar para nuestro protagonista. «No pude ver el partido porque no lo transmitieron en la tele. En la calle, todos los chavales comentaban que Björn Borg había perdido», rememora para acto seguido recalcar que es un gran aficionado a los deportes de raqueta o pala. Ping-pong, squash, pádel… Javier Burón, director gerente de Nasuvinsa, los ha probado todos, aunque reconoce que este último no le gusta «especialmente»…
Nació y creció en Basauri y, ya desde la etapa escolar, sintió una profunda devoción por las ciencias sociales y las humanidades. «Me planteé estudiar la carrera de Periodismo, Ciencias Políticas o Derecho», apunta. Finalmente, se decantó por formarse en esa última opción en la Universidad de Deusto, especializándose en el ámbito jurídico-económico. De pronto, se detiene a reflexionar sobre los alrededores de la institución académica. Entonces, aquella zona de la capital vizcaína era «muy diferente» a como la conocemos hoy: «Ahora ves el Guggenheim, la ría regenerada, el nuevo San Mamés… Antes era un lugar industrial, con astilleros. Ha cambiado mucho».
Lo cierto es que nuestro invitado recuerda con especial cariño su etapa universitaria. De hecho, no puede evitar sonreír cuando menciona que se lo pasó «como un enano». Con cierta picardía, hace hincapié en que nunca fue demasiado «fiestero», pero ahora, a sus 53 años, lo es «un poco más». Entonces nos revela otra de sus grandes aficiones: la creación de monólogos. «Esta noche (26 de abril) debuto en Pamplona, ¿os venís?», nos propone con ilusión.
Tras apreciar su propuesta, y con curiosidad por ver a nuestro protagonista sobre un escenario, retomamos la conversación. Después de realizar un Erasmus en Bruselas y finalizar la carrera, optó por ampliar su formación con un Máster en Asesoría Fiscal, también impartido por la Universidad de Deusto. Así, llegó el momento de dar sus primeros pasos en el mundo laboral. En concreto, inició su trayectoria en el Parlamento Vasco, donde permaneció cinco años. «Llevaba temas jurídicos y económicos. Aprendí muchísimo, fue como hacer un Máster en Derecho Autonómico», reconoce al echar la mirada atrás.
APASIONADO DE LA VIVIENDA Y EL URBANISMO
Quiso probar suerte en el Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, así que hizo las maletas y se mudó a Madrid. «Llegué hasta la última prueba de las oposiciones», admite. Pero, entonces, el grupo parlamentario de Izquierda Unida le propuso formar parte de su equipo, y aceptó la oferta. «Fue como hacer un Máster en Derecho Público Estatal», atestigua tras puntualizar que, sobre todo, se encargaba de preparar discursos, proyectos de ley y realizar el seguimiento a ciertas políticas públicas. «Ahí me empezó a picar la curiosidad sobre el urbanismo», remarca. Por eso, cuando le propusieron ser miembro del Gobierno Vasco como director general del Departamento de Vivienda, respondió con un «sí» rotundo. Tras cuatro años en el puesto, más tarde ocupó el cargo de viceconsejero. Su mirada se ilumina cuando menciona que, durante aquella época, el equipo logró grandes avances.
«Antes, el Gobierno Vasco gestionaba casi 800 viviendas de alquiler. Seis años después de nuestra entrada, gestionaba más de 21.000»
«Éramos un grupo joven y bien formado, con apenas 30 años. Apostamos en los primeros 2000 por construir un parque público permanente de vivienda social de alquiler. Cambiamos la normativa en 2003 y, desde entonces, todas las viviendas protegidas en Euskadi están calificadas de por vida», subraya.
Además, también desarrollaron el primer programa público de movilización de vivienda vacía hacia el alquiler asequible a través del proyecto Bizigune, cuyo objetivo consistía en dar uso social a domicilios deshabitados. Ojo avizor, y con la mirada puesta en el panorama europeo, estudió otros modelos mientras desarrollaba la política pública vasca de vivienda para poder «replicar» o no algunos conceptos. ¿Qué ocurre en Francia? ¿Y en Holanda? ¿Y en Alemania? Con ideas de aquí y de allá, elaboró una nueva y exitosa propuesta. «Antes, el Gobierno Vasco gestionaba casi 800 viviendas de alquiler. Seis años después de nuestra entrada, gestionaba más de 21.000. Sigue siendo una cifra insuficiente, pero fue una época de un empujón fuerte», sostiene.
En medio de aquel vaivén de iniciativas, le diagnosticaron un cáncer. Un silencio se adueña del despacho. Pero su voz no tiembla cuando asegura que «fueron años muy intensos» y, con la cabeza alta, nos mira: «Cuando eres joven, puedes con todo. La verdad es que el gestor público que soy ahora se definió entonces».
BARCELONA, LA CIUDAD DE LA «CREATIVIDAD»
Más tarde, le surgió la oportunidad de trabajar en el sector privado, un ámbito que hasta entonces no había explorado. Así, fichó como abogado por Cuatrecasas, donde se encargó de asuntos de derecho administrativo, urbanismo y vivienda. Después de tres años, la consultoría Urbania ZH Gestión le contactó para poner en marcha una nueva oficina en Bilbao y, tras gestionar la labor comercial y montar de cero el equipo, decidió mudarse a Cataluña. Este cambio de rumbo vino impulsado por una propuesta muy interesante…
Corría el año 2015 cuando, en Barcelona, Ada Colau fue elegida alcaldesa. En busca de un profesional que fuera capaz de crear un servicio público de vivienda «potente», el equipo se encontró con nuestro protagonista: «Me ofrecieron el puesto de gerente y acepté. Fue una decisión complicada desde el punto de vista familiar, porque viví a caballo entre Barcelona y Bilbao durante esos ocho años».
De aquella época, nuestro invitado destaca el «nivel de conflicto» que se gestó en el ámbito urbanístico. De hecho, muchos de los temas que hoy son objeto de debate se generaron en la capital catalana. «La lucha contra el exceso de vivienda turística, el alquiler de temporada fraudulento, la no regulación del alquiler de habitaciones… Todo eso nació de iniciativas del Ayuntamiento. Hubo críticas legítimas, pero el clima fue durísimo», lamenta.
Más allá de aquel tenso panorama, a ojos de Javier, en Barcelona brillaba, por encima de todo, la creatividad. «Es una ciudad muy cosmopolita, hay muchos estímulos», expresa alegre. Tanto es así que, en su tiempo libre, acudía como espectador a diferentes espectáculos de comedia. «Un señor con canas, sentado atrás… Mi presencia no pasaba desapercibida», asume entre risas. Fue así como el mundo del humor le comenzó a cautivar y, motivado por una profunda curiosidad, se inscribió a un cursillo para entender cómo funcionaba la comedia «desde dentro».
Poco a poco, encontró su lugar en el escenario. Con un micrófono en las manos y una simpática sonrisa, sus monólogos provocaban infinitas carcajadas en el público, entre la comunidad cómica de Barcelona. «Allí hay muchos open mics, se organizan dos o tres diarios. Ahora que he venido a Pamplona, me encuentro con que aquí solo se organiza uno al mes. ¡Esto no puede ser!», bromea para acto seguido narrar su reciente aterrizaje en Navarra.
LA VPO NAVARRA, «UNA DE LAS MEJORES DE ESPAÑA»
Javier deseaba «cambiar de aires», y por esa razón se incorporó como director gerente el pasado noviembre a Nasuvinsa, la sociedad pública de vivienda y urbanismo del Gobierno foral. «Muy contento» con su nuevo puesto, constata que su objetivo es «mantener las líneas de trabajo que ya funcionan y también crear proyectos nuevos». Por ejemplo, menciona que Navarra seguirá el ejemplo de Barcelona en la «generación de un entorno de cooperativas y fundaciones que trabajen con la Administración para la vivienda social y asequible».
«Hay que hacer VPO de alquiler social como hasta ahora, VPO asequible a un precio un poco mayor para colectivos que tienen dificultades en el mercado pero no son población en riesgo de exclusión social, y VPO que se venda en derecho de superficie»
Entusiasmado por los próximos retos de Nasuvinsa, nuestro protagonista coge un rotulador y un papel y traza unos garabatos mientras asegura que la VPO en Navarra «es una de las mejores de España». «Hasta la fecha, Nasuvinsa produce vivienda de protección oficial para alquiler social. Esto hay que hacerlo, pero si solo haces esto es muy difícil mantener el balance económico saneado. Haces un producto caro de producir y los inquilinos pagan alquileres bajos, por lo que se tarda mucho en amortizar esa inversión», explica. Por eso, como solución, propone apostar por la diversificación: «Hay que hacer VPO de alquiler social como hasta ahora, VPO asequible a un precio un poco mayor para colectivos que tienen dificultades en el mercado pero no son población en riesgo de exclusión social, y VPO que se venda en derecho de superficie».
Uno de los recientes hitos de la sociedad pública ha sido su triunfo en la categoría ‘Construcción Industrializada-Offside and Modular Construction’ en los premios The Advanced Awards. Este reconocimiento supone un gran paso para Nasuvinsa, cosechado gracias a su plan Navarra Social Housing, que se inició en 2016 para ampliar la oferta pública de alquiler asequible mediante la creación de más de 1.100 VPO. Además, recientemente finalizó la construcción de veintisiete VPO en Tudela, en las que se invirtió un total de 4,8 millones de euros.
Javier suspira. A su juicio, la Comunidad foral, aunque presenta «necesidades de vivienda» y hay «mucho margen de maniobra», alberga esperanza y se encuentra en mejor situación que otras regiones. «Dentro de un contexto de PIB, renta familiar disponible altos, precios de compra y alquiler en el mercado poco accesibles, hay datos que no son habituales en otras comunidades y que dan fe de una política pública de vivienda potente: en Navarra hay unos 30.000 alquileres, 6.000 familias reciben ayudas al alquiler, 2.400 viven en parque público de alquiler y 3.000 residen en viviendas de alquiler de promotores privados de VPO que reciben subvenciones públicas», declara.
También la Comunidad foral presenta mejores datos en cuanto a precio por metro cuadrado de viviendas ofertadas en alquiler, con una cifra por debajo de la media española. Mientras España alcanza los 11,4 euros por metro cuadrado, Navarra se sitúa en los 9,3. En vivienda nueva libre, el precio por metro cuadrado en el territorio español se sitúa en los 2.082,8 euros, mientras que la Comunidad foral se mantiene en los 1.744,4 euros, según señala la Estadística de Transacciones Inmobiliarias elaborada por el Ministerio de Fomento del Gobierno de España.
De pronto, miramos el reloj. Nosotras, por curiosidad; Javier, quizá, inquieto por el bolo de esta noche. «¿De qué va a tratar tu monólogo?», le preguntamos. Con cierto halo de misterio, confiesa que cuando aterrizó en Pamplona le llamaron la atención dos cosas: el peculiar funcionamiento de los taxis y la duración «infinita» de los semáforos. «¡Noventa segundos en rojo! ¡Y la gente espera pacientemente!», exclama entre carcajadas.