Veintiún conciertos, entre el 29 de agosto y el 28 de noviembre; cinco escenarios en la Comarca de Pamplona como Baluarte, Navarra Arena, sala Tótem, Zentral e Indara, gestionados en los dos primeros casos por la empresa pública Navarra de Infraestructuras de Cultura, Deporte y Ocio (NICDO); artistas y bandas como Izal, Lola Índigo, Coque Malla, Pablo López, Ara Malikian… La industria de la música en vivo lleva medio año de absoluta inactividad fruto del Covid-19. Pero, ahora, pretende recuperar una pequeña parte del ritmo perdido con una iniciativa que abandera la Asociación Navarra de la Industria Musical (Anaim), de reciente creación: el Anaim Club Fest.
El festival cuenta con apoyo público. Con motivo de su lanzamiento, la asociación explicó que había surgido en el “proceso participativo impulsado por la Dirección General de Cultura del Gobierno navarro, con la presencia de NICDO, Fundación Baluarte y las empresas navarras del sector”, durante las mesas de trabajo orientadas a la “reactivación cultural” de los escenarios. Además, la consejera de Cultura, Rebeca Esnaola, puso en valor “la colaboración entre el sector público y privado” lograda en esta iniciativa. Y el cartel anunciador de los recitales incluye tanto el logotipo del Ejecutivo foral como el de NICDO.
Hasta ahí, todo parece positivo. Pero a pesar de contar con proyectos tan consolidados como el Ribera Sound, el Holika o el Estaciones Sonoras de Cascante, entre otros, ninguno de los conciertos programados tendrá lugar en la Ribera u otros puntos de la geografía foral. Y ese “ninguneo” contraría a autoridades y agentes del sur.
EL ANÁLISIS DE ALEJANDRO TOQUERO
Antes de nada, el alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, deja claro que desea “todos los éxitos del mundo” a Anaim. Y subraya a NavarraCapital.es que él no criticaría la exclusión de la Ribera de esta iniciativa si fuera totalmente privada. Pero, al contar con la colaboración del Gobierno foral y de una sociedad pública como NICDO, considera que los conciertos deberían repartirse por toda Navarra. Además, asegura que se presentaron propuestas para incluir a la capital ribera en el festival, pero “fueron rechazadas”.
“Si existe una colaboración del Gobierno foral y de una empresa pública, la situación es diferente. Porque ahí hay dinero de todos. Por eso nos molesta. Para participar en el proyecto, el Ejecutivo navarro debería haber insistido en la necesidad de añadir conciertos por el norte, la Zona Media, el sur… ”, defiende.
Alejandro Toquero: “Para participar en el proyecto, el Ejecutivo navarro debería haber insistido en la necesidad de añadir conciertos por el norte, la Zona Media, el sur…”.
Toquero recuerda que el Gobierno foral “siempre saca pecho” de su apuesta “por la vertebración sostenible del territorio” a nivel económico, social y cultural. De hecho, es una de las prioridades estratégicas recogidas en el ‘Plan Reactivar Navarra 2020-2023’. Pero con este proyecto, según él, “se ha visto que no es así”.
“Esos conciertos generan riqueza en bares, restaurantes, alojamientos… Y en un momento en el que la oferta de ocio está mermada, los ciudadanos desean disfrutar de cosas así. Serían un éxito se hagan donde se hagan”, resalta. Por eso, hace hincapié en que el festival no debería publicitarse como un acicate “para reactivar la música en vivo en Navarra”, sino “solo en Pamplona”.
Toquero remarca que Tudela cuenta con espacios “perfectamente acondicionados” para acoger eventos de este tipo como el Teatro Gaztambide, donde este año se celebrará un recital del festival Flamenco On Fire, o la plaza de toros: “Trabajamos mucho para que el Flamenco On Fire desembarcara en Tudela. Fuimos nosotros los que, conjuntamente con la Comunidad de Bardenas Reales, estuvimos hablando con los organizadores desde agosto del año pasado. No hubo ninguna conversación con el Gobierno de Navarra”.
Y ensalza también la importancia de iniciativas de los alrededores tan afianzadas como el Estaciones Sonoras de Cascante, que “ha puesto a la localidad en el mapa” con su atractiva y amplia oferta cultural. Una propuesta que atrae a visitantes de distintos municipios y regiones: “Organizan unos conciertos de gran nivel, actividades en toda la localidad… Nosotros, por ejemplo, ponemos autobuses para facilitar los traslados de Tudela a Cascante. Porque hay que ayudarse unos a otros. Pero lo que ha hecho el Gobierno de Navarra no me parece bien”.
ESTACIONES SONORAS
Precisamente, los organizadores de Estaciones Sonoras, cuyas ediciones de agosto y septiembre se tuvieron que suspender aunque las habían adaptado al contexto provocado por el coronavirus, sienten un agravio comparativo. Y esgrimen argumentos similares a los de Toquero.
Anselmo Pinilla: “A título personal, considero que estamos potenciando siempre la marca Navarra, pero el Gobierno se ha olvidado totalmente del turismo musical en su plan de acción”.
“En la Ribera, estamos totalmente abandonados. De cara a las cuatro ediciones de 2021 (una por estación), pedimos apoyo al Gobierno de Navarra ante los gastos que tendremos que asumir en las actuales circunstancias”, incide su director, Anselmo Pinilla, quien reivindica la importancia de una iniciativa que cada año reúne a unas 12.000 personas en un municipio de apenas 3.800.
Los organizadores de Estaciones Sonoras, por cuyos escenarios han pasado artistas de la talla de Rosendo (su despedida fue en esta localidad) o Mikel Erentxun por citar un par de ejemplos, forman parte de EMAN (Escena Musical Asociada de Navarra), una asociación nacida en octubre de 2019 para integrar a entidades del ámbito cultural navarro y mejorar las condiciones del sector. Pero Pinilla cree que no están recibiendo el mismo trato por parte de las autoridades.
“Quienes optamos a las subvenciones de más de 50.000 euros nos unimos en la asociación. Fruto de la pandemia, el Gobierno foral se estaba planteando no sacar esas subvenciones. Así que nos reunimos con representantes del Ejecutivo, que desde mi punto de vista no nos dieron una respuesta tan potente como a este proyecto. Y nos toca esperar. A título personal, considero que estamos fomentando siempre el turismo musical para potenciar la marca Navarra, pero el Ejecutivo se ha olvidado totalmente del turismo musical en su plan de acción”, incide el director del festival.
DE CINTRUÉNIGO A PAMPLONA
Burcor Producciones es la única empresa afincada en la Ribera, concretamente en Cintruénigo, que forma parte de Anaim. Esta firma está detrás de festivales tan reconocidos como el Ribera Sound, que hasta ahora se celebraba en Tudela, o el Holika, que tenía lugar en Cortes aunque se ha terminado desplazando a Calahorra.
Desde la declaración del estado de alarma, la compañía no había organizado ningún evento. Ahora, al menos se está encargando del concierto de Lola Índigo, que curiosamente abrirá el Anaim Club Fest el próximo día 29 en Navarra Arena, y espera organizar otro una vez haya finalizado el primer ciclo. “Estoy orgulloso de que la asociación haya salido adelante en unos tiempos como estos. Es una solución buena para pedir derechos. No quiero sacarle faltas”, señala el director ejecutivo de la compañía, Mario Cornago.
Mario Cornago: “NICDO es la que ha prestado su apoyo primordialmente. Y como el único (recinto) que posee más al sur era el Circuito de Los Arcos, fue imposibilísimo luchar”.
En este sentido, hace hincapié en que su sector es “el único” que “no ha trabajado” desde marzo. Y recalca que el Anaim Club Fest es “el comienzo de muchos otros proyectos”, de ahí que sea prudente a la hora de explicar el origen del problema denunciado por autoridades y promotores de la Ribera. “Realmente, nace de NICDO. Prácticamente toda la financiación, en caso de que la hubiese, partía de NICDO. Lo que pedía (la sociedad pública) era que se usasen sus recintos. Ha sido la única vía para sacarlo adelante”, añade.
El secretario general de Anaim reconoce que le resultó “duro” no organizar conciertos en la Ribera, su zona de trabajo habitual, y que Tudela cuenta con espacios interesantes para recitales, como los citados por el alcalde: “NICDO es la que ha prestado su apoyo primordialmente. Y como el único (recinto) que posee más al sur era el Circuito de Los Arcos, fue imposibilísimo luchar. No se hizo por otra cosa”. Eso sí, se muestra convencido de que, en el futuro, la Ribera albergará conciertos como los incluidos en el Anaim Club Fest. “Sí, por supuesto. No me cabe ninguna duda”, sentencia al tiempo que dice comprender el malestar de Toquero o los organizadores de Estaciones Sonoras: “Es normal”.
La presidenta de Anaim, Ana Zamarbide, también entiende que, “visto desde fuera y si no sabes cómo surge el proyecto”, otros agentes pueden pensar “que no se les ha tenido en cuenta” al ver un programa con tanto “empaque” y respaldado por el Gobierno foral: “Comprendo que puede generar ciertas dudas. Yo posiblemente sería una de las personas que, al leer eso, me preguntaría por qué no incluyen a otras zonas. Pero es todo mucho más sencillo cuando se conoce el fondo de las cosas”.
Ahí, la información que proporciona sobre los orígenes del Anaim Club Fest difiere en algunos matices de la facilitada por Cornago. Ella asevera que el proyecto nació de los integrantes de la asociación en un momento en que, “ante todas las restricciones” que había, trataban de idear fórmulas para retomar su actividad: “En el marco de las conversaciones que teníamos con las autoridades navarras, NICDO y el Gobierno de Navarra nos tendieron una mano. No podían proporcionarnos ayudas, pero sí podían poner sus espacios a nuestra disposición. Y eso nos venía muy bien para empezar”.
Según la presidenta de Anaim, alcanzaron así un acuerdo con la sociedad pública, que esboza a grandes rasgos. NICDO facilita Baluarte y Navarra Arena, pero “nadie pone dinero a menos que haga falta”. Si la iniciativa genera beneficios, “todos contentos”. Es decir, las ganancias serían “principalmente para las empresas privadas y NICDO se llevaría un pequeño porcentaje en concepto de gastos, como si hubiera un alquiler de esos recintos”. Porque, en principio, la empresa pública “no cobra por este servicio, mientras que habitualmente sí lo hace”. En caso de pérdidas, por el contrario, “ellos asumirían su parte”.
Sin embargo, Zamarbide indica que los representantes de NICDO y del Gobierno “en ningún momento han puesto vetos”. “Si otros ayuntamientos nos llaman y nos facilitan esos medios, agarramos la mano, el codo… y hasta el cuello. Solo queremos trabajar e intentar hacer cosas. Los eventos ahora mismo no son rentables, pero queremos avanzar poco a poco para que la gente coja confianza”, precisa mientras hace hincapié en que la inclusión de tres salas entre las sedes del festival se debe a que todas ellas son asociadas de Anaim.
Además, pide comprensión porque tanto la conformación del colectivo como el Anaim Club Fest se han materializado en “apenas un par de semanas” y aún se encuentran “en fase embrionaria”. De modo que “una vez dado este primer paso”, si la iniciativa se consolida y se van adhiriendo otras localidades, “todo esto irá creciendo”.
“En el instante en que tomamos la decisión, éramos los que éramos. Y ha habido una premura. Igual para el año que viene podemos buscar acuerdos fuera. Con tiempo, visitando sitios… Estamos abiertos a organizar conciertos en otros lugares. Pero es materialmente imposible hacer algo así en tan poco tiempo”, analiza.
Ana Zamarbide: “Si otros ayuntamientos nos llaman y nos facilitan esos medios, agarramos la mano, el codo… y hasta el cuello. Solo queremos trabajar”.
Zamarbide contradice a Toquero al afirmar que “en ningún momento ha habido una propuesta concreta de Tudela”. Existió, según ella, “una intención” por parte de Burcor Producciones.
“La reflexión fue: ‘¿Tenemos algún socio nuestro o alguien que nos esté tendiendo la mano allí? No, ahora mismo no’. Creo que Mario Cornago estaba trabajando con el Ayuntamiento para sacar adelante algún ciclo y no le habían dado respuesta. Nos planteó hacer algo en Tudela, pero no teníamos recintos que nos pusieran todo fácil. Si los hubiera habido, encantados”, relata.
No obstante, la presidenta de Anaim remata que el acuerdo con las instituciones forales se circunscribe a este ciclo. Cuando finalice, cualquier asociado que quiera organizar eventos en Baluarte o en Navarra Arena deberá pagar por el alquiler “lo mismo de siempre, como toda la vida”. De modo que se trata de una alianza “puntual”, incluida en un plan para reactivar el sector: “En diciembre, cuando termine este ciclo, no tendremos estas ventajas. ¿Que siempre hay gente que queda fuera? Ojalá seamos más con el tiempo y podamos hacer esto más grande para que nadie tenga quejas”.
LA VISIÓN DE NICDO
El director gerente de NICDO, Javier Lacunza, evita la polémica y prefiere hacer una lectura positiva del proyecto. Y al igual que Zamarbide, abre la puerta a que iniciativas como el Anaim Club Fest se extiendan por toda Navarra más adelante, a que surjan “más proyectos e iniciativas” similares: “Esto es un arranque rápido. Confío en que otros promotores y gestores de salas se vayan integrando y la asociación gane en representatividad, abarcando la totalidad del territorio, géneros y formatos”.
Javier Lacunza: “Confío en que otros promotores y gestores de salas se vayan integrando y la asociación gane en representatividad, abarcando la totalidad del territorio”.
Para lograrlo, aboga por que la industria musical explore la posibilidad de experimentar un “proceso de clusterización” como el seguido en el sector audiovisual, cuya estructuración asociativa “se ha acelerado” debido a la actual crisis sanitaria y económica.
“Este proceso asociativo será positivo dentro de la enorme problemática que tenemos. Un clúster multinivel, con asociaciones de artistas, de gremios, de sellos, de entidades sin ánimo de lucro, de promotores y agencias, permitiría el reconocimiento y desarrollo de una industria cultural que iba ganando mucha potencia en Navarra. Potencia que esperamos preservar apoyándonos en acciones rápidas, a expensas de que la pandemia dé treguas”, analiza.
LA RESPUESTA DEL GOBIERNO
A pesar de las críticas del alcalde tudelano, Ignacio Apezteguía, director general de Cultura, sostiene que el Ejecutivo foral apuesta por la cultura como “herramienta de vertebración sostenible del territorio”. Y propugna que la programación cultural del Gobierno navarro en la Ribera, “diferenciando el ocio o las fiestas como se ha hecho desde alguna formación política”, tiene “mucha presencia en volumen y calidad”.
Para redondear su argumento, enumera una serie de proyectos culturales en los que participa el sur de la Comunidad foral: el ciclo Kultur, con ocho conciertos “en diferentes localidades como Corella, Fitero, Tudela, Arguedas…”; el ciclo de artes escénicas ‘Con los pies en las nubes’, que incluye al castillo de Cortes entre sus sedes; el programa Landarte, donde Tulebras y Barillas “son parte del proyecto”; o DNA (programa de danza contemporánea), donde Ribaforada cuenta “con una residencia artística”.
En breve, se presentarán las Jornadas Europeas de Patrimonio y el ciclo de órgano, que igualmente tendrán “presencia en la Ribera”; se retomará el Circuito de Artes Escénicas de la Red de Teatros, con financiación del Gobierno de Navarra; y el Teatro Gaztambide es “parte importante” de la temporada de la Orquesta Sinfónica de Navarra: “Sin olvidar que, en julio, fruto del impulso del departamento de Desarrollo Económico y Empresarial con el Consorcio EDER, se desarrolló el festival ‘Lo que viene’”.
Apezteguía, así mismo, rebate a Toquero sobre cómo se gestó el aterrizaje del festival Flamenco On Fire en Tudela. Lejos de admitir que se debió la labor realizada por el Consistorio ribero, dice que fue “a propuesta” del Departamento de Cultura y Deporte.
Ignacio Apezteguía: “Nos gustaría que el Anaim Club Fest sea el germen de un ‘Girando por Salas’ (proyecto del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música), adaptado al territorio navarro”.
“Nos gustaría que (el Anaim Club Fest) sea el germen de un ‘Girando por Salas’ (proyecto del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música), adaptado al territorio navarro, que abarque la música en directo por diferentes espacios e incluya a quien desee participar. En esta andadura, la participación activa de los ayuntamientos es esencial y no tanto plantear las carencias que observan, sino trabajar en proyectos conjuntos desde el origen y en colaboración”, bosqueja.
El director general de Cultura rememora que, a finales de octubre y principios de noviembre de 2019, el Ejecutivo foral acudió a BIME (Bizkaia International Music Experience) para posicionar y promover la marca ‘Navarra, Reyno de la Música en Vivo’, donde fueron presentados “todos los agentes” (festivales, grupos, sedes, infraestructuras, empresas,…) y la Ribera “tuvo gran presencia”.
“En una conversación con el alcalde de Tudela, le ofrecimos la posibilidad de impulsar una segunda etapa y trabajar específicamente Tudela, y por supuesto la Ribera, en el desarrollo de este proyecto global e integral. Estamos a la espera de su respuesta. Y, mientras tanto, total disponibilidad a atender los espacios de Tudela en esta visión global de la marca, a la par del trabajo con otras localidades de la Ribera”, puntualiza.
Por último, hace referencia a las críticas vertidas desde la organización de Estaciones Sonoras, que dice no compartir. Porque considera que con EMAN “se ha cumplido la hoja de ruta marcada”: por un lado, lanzar finalmente la convocatoria de ayudas “en la que encajan” como colectivo, “adaptada a la situación actual” eso sí, y poner “unos objetivos a corto y medio plazo”.
“Las entidades que conforman EMAN tienen la convocatoria denominada ‘Artem +50k’, en la que el rango de asignación ronda entre los 40.000 y 80.000 euros y que se resolverá en días. Estaciones Sonoras está en esta convocatoria y lógicamente debemos hablar sobre el año 2021, sobre la convocatoria y sobre la situación del sector. Pero, para ello, primero hay que cerrar las grandes y complejas realidades de este 2020”, concluye.
INTEGRANTES DEL PROYECTO
Anaim está compuesta por catorce empresas, cuya facturación conjunta anual ronda los 20 millones de euros: Black Izar, Burcor Producciones, De Miguel Producciones, El Dromedario Records, Gor Diskak, Imaginascene, In&Out Producciones, Irufest Producciones, Last Tour, Panda Artist, Taste The Floor, Indara, Sala Tótem y Zentral.
Todos los conciertos programados hasta noviembre tendrán importantes restricciones de aforo y los asistentes deberán permanecer sentados: Navarra Arena podrá albergar hasta 1.246 personas, entre pista y grada; Baluarte, 1.105; Sala Tótem, 200; Zentral, 170; e Indara, 80. Esa es la capacidad prevista en estos momentos, a expensas de posibles cambios normativos que la pandemia pueda ocasionar.
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