viernes, 26 abril 2024

La regla de las ‘tres emes’

El autor considera que poner en riesgo de contagio a los compañeros de trabajo es una de las mayores infracciones que se puede cometer contra la seguridad y la viabilidad futura de la empresa. Por este motivo, recuerda que evitar el contagio está a nuestra alcance, es responsabilidad de todos y exige importantes dosis de liderazgo y disciplina.


Pamplona - 31 agosto, 2020 - 07:00

José Manuel García.

José Manuel García.

Después de millones y millones de informes y de especulaciones acerca del coronavirus, la sociedad finalmente ha aprendido que la regla de las ‘tres emes’ es decir ‘mascarilla, metro y medio de distancia y manos desinfectadas’, resulta ser la manera más eficaz de prevenir el contagio de la enfermedad. Afortunadamente, las empresas navarras han sido las primeras que han aplicado esta regla con éxito y hoy podemos decir que los lugares de trabajo son más seguros que los espacios de ocio o de encuentro familiar.

No obstante, por desgracia, la situación está muy lejos de estar bajo control y aún nos quedan muchos meses de incertidumbre por delante. En realidad, caminamos sobre un campo de minas que, en cualquier momento, puede activarse. Una situación que durará, casi con toda probabilidad, hasta el próximo verano y en la que es muy posible que un miembro de nuestra empresa acuda al puesto de trabajo sin saber que es portador de la enfermedad y que su contagio se ha producido en un entorno de ocio o familiar.

Solo por este motivo se va a producir un goteo constante de llamadas a nuestras empresas con el mensaje “me quedo en casa porque tengo síntomas”“me quedo en casa porque mi hijo ha dado positivo en una prueba de Covid-19”.

«No queda otra que estar preparados y aplicar a rajatabla el protocolo ‘en mi empresa 0 contactos'».

No queda otra, por lo tanto, que estar preparados y para ello lo más adecuado sería aplicar en nuestro entorno laboral la siguiente directriz: “En mi empresa 0 contactos”. Es decir, establecer un protocolo de tal forma que, en el mismo momento en el que alguien nos llama desde su casa para anunciarnos que se aísla a causa del Covid-19, no necesitemos aislar a ninguno de los compañeros con los que trabaja ni hacer pruebas PCR porque ya se había previsto de antemano. Solo así podremos garantizar que el contacto entre los compañeros de la empresa haya sido nulo y, con ello, que nuestra actividad no se vea afectada en ningún caso.

Creo, en ese sentido, que ser responsables y asumir cuanto antes la realidad que nos va a tocar vivir de ahora en adelante se convertirá en el principal reto a corto y medio plazo para nuestras organizaciones y para quienes las dirigen. Es más, de ello dependerán en gran medida el éxito y la viabilidad que podamos dar a nuestro trabajo.

LIDERAZGO Y DISCIPLINA

Por tanto, para alcanzar ese objetivo de ‘0 contactos’ será imprescindible contar con grandes dosis de liderazgo y disciplina. Ahora más que nunca, la colaboración de todos resulta necesaria, ya que alcanza desde el empresario a los mandos intermedios y los sindicatos, pasando por todos y cada uno de los trabajadores.

«Necesitaremos grandes dosis de compromiso personal. De nada sirve cumplir las normas en el puesto de trabajo si luego fumamos sin mascarilla o no guardamos las distancias en la cafetería».

Ese liderazgo deberá ayudarnos, además, a dejar las cosas claras desde un primer momento y a establecer las normas de manera nítida. En cierta medida, se podría equiparar al cambio de chip que afrontamos con algo tan sencillo como lo que ya hicimos en su momento para poner cerco al tabaquismo.

Efectivamente, hoy nos escandalizamos cuando vemos a alguien fumar en la oficina. También pasa cuando vemos a alguien caminar por la fábrica sin zapatos de seguridad o sin el equipamiento adecuado. Eso no siempre fue así. Sin embargo, hoy es algo no solo interiorizado sino asumido por todos como normal. Pues bien, ahora tenemos que hacer lo mismo con la regla de las ‘tres emes’ porque nos va mucho en ello. El Covid-19 es algo que se debe tomar muy en serio.

Por eso mismo, necesitaremos grandes dosis de compromiso personal. No sirve de nada cumplir las normas en el puesto de trabajo para que, a continuación, tres compañeros salgan a fumar juntos sin mascarilla. O que no se guarden las distancias de seguridad en la cafetería o a la hora de comer. O volver juntos después del trabajo en un mismo coche y sin protección ni mantener las distancias de seguridad. Las posibilidades de contagio son numerosas.

Poner en riesgo de contagio a nuestros compañeros es una de las mayores infracciones que podemos cometer contra la seguridad de la empresa. Si logramos el objetivo de ‘0 contactos’, estaremos asegurando su éxito presente y futuro y, algo mucho más importante ahora mismo, contribuiremos a garantizar su viabilidad y los puestos de trabajo que dependen de ella. Evitar el contagio está a nuestro alcance y es responsabilidad de todos y cada uno de los trabajadores.

José Manuel García
Gerente de Gesinor

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