viernes, 26 abril 2024

La reputación corporativa y la Innovación Social

La autora defiende que las empresas, especialmente aquellas que cuentan con proveedores en países donde se vulneran derechos básicos de los trabajadores, no solo tienen la obligación de hacer bien las cosas, sino también de garantizar la trazabilidad de la cadena de suministros. De lo contrario, se enfrentan a graves riesgos reputacionales.


Pamplona - 5 enero, 2021 - 18:05

Isabel Olloqui.

Isabel Olloqui.

¿Por qué una empresa ha de obrar con conciencia social, ha de impactar e innovar socialmente? Esta es una pregunta habitual en las conversaciones entre mis colegas. De hecho, recientemente leí en un artículo publicado en bbc.com sobre algunas malas prácticas relacionadas con trabajos “forzosos” en la industria del algodón, registradas en empresas proveedoras del sector de la moda en China. Es de público conocimiento que muchas firmas deslocalizan su producción y tienen un número de proveedores alto en países donde la regulación es distinta a la que manejamos aquí. Son lugares donde las condiciones laborales son muy duras: horario inhumano, trabajo infantil, retribución irrisoria… Todas esas cuestiones son las que hacen que -a veces- producir allí a gran escala sea más rápido y -sobre todo- más económico.

Los desafíos éticos derivados de las decisiones de deslocalización de la producción son altos. Por un lado, se puede pensar que si esas empresas locales no trabajan para multinacionales, dejarán de pagar a sus empleados y la pobreza de esas zonas -que habitualmente es grande- sería aún mayor. Por otro lado, si se deslocaliza no se aportaría riqueza a las compañías de proximidad, las de nuestro país, las de nuestra propia región. ¡Todo un dilema en cuanto al impacto social de una empresa!

He descubierto -en una investigación reciente- el alto poder que tienen las multinacionales para facilitar la Innovación Social y transformar la cadena de suministros. En la medida en la que una empresa selecciona a sus proveedores según unos requisitos mínimos, es posible que se produzcan cambios. De hecho, hay multinacionales que han conseguido que las normativas en algunos países hayan virado, mejorando así las condiciones laborales en las empresas. Esto es así porque si una multinacional o un grupo de multinacionales de un sector determinado deciden no contratar los servicios de una compañía o un grupo de empresas en un país concreto hasta que no cubran con un mínimo de condiciones, son capaces de transformar ese entorno y terminar con las inercias, las injusticias y los abusos. La cuestión ahora es verificar que realmente los proveedores sigan los criterios establecidos.

«Hay multinacionales que han conseguido que las normativas en algunos países hayan virado».

Una de las últimas innovaciones está siendo la aplicación de la tecnología blockchain a la trazabilidad de la cadena de suministro. Gracias a esta tecnología, el consumidor final se está pudiendo asegurar que todo el producto se ha realizado según un estándar marcado previamente.

Pero, más allá de esto, mi reflexión de hoy tenía que ver con el impacto reputacional derivado de lo que los proveedores hacen. Una empresa como Inditex tiene la obligación de hacer bien las cosas y “hacer hacer bien” las cosas a otros porque el riesgo de que no sea así es alto. De hecho, hemos podido descubrir varios casos en los que proveedores de corporaciones conocidas no cumplen las normativas de seguridad con sus empleados o que explotan a niños. La noticia salta a los medios, se produce una crisis, afecta a la reputación de la marca y – en última instancia- a sus ventas y al negocio.

Por tanto, ¿por qué una empresa puede llegar a hacerse la pregunta con la que he comenzado esta tribuna? Hace poco, hablando con una colega sobre un posible proyecto de Innovación Social en Navarra me decía: «¿Pero -esta multinacional- que gana con esto que tú me estás contando?». Reconozco que la pregunta me molestó un poco porque yo lo tengo muy claro. Sin embargo, entiendo que las inercias hay que cambiarlas y eso no es tan fácil. Cuando tu único medidor ha sido el impacto en la cuenta de resultados, hay acciones que no tienen sentido. Pero, si nos paramos a pensar en la sostenibilidad de los negocios en el largo plazo, no podemos obviar que “hacer las cosas bien” es más sostenible y -por tanto- más rentable para los accionistas, para los empleados, para el medio ambiente, para el cambio social y nos ofrece la posibilidad de dejar un mundo mejor a la siguiente generación.

Isabel Olloqui
Directora de Desarrollo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra

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